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“La gente piensa que un antropólogo se dedica a excavar” - 2
José Silva

es uno de los antropólogos más respetados de este país y conversar con él es, inevitablemente, un momento de reflexión no solo sobre la situación de la investigación histórica sobre el Perú, sino también una oportunidad de cuestionar varios aspectos de nuestra realidad económica y social que para él tienen una explicación política.

El autor de “Historia y poder en los Andes Centrales”, “Perú colonial: De Pizarro a Túpac Amaru”, entre otros, considera fundamental que el nuevo gobierno –y los posteriores, evidentemente—incidan en un mayor presupuesto para la cultura, vista como una inmejorable oportunidad para redescubrir nuestros orígenes como país.

En esta ocasión, conversamos con Luis Millones Santa Gadea –quien es además colaborador habitual de “El Comercio”—sobre “Los mitos y sus tiempos: Creencias y narraciones de Mesoamérica y los Andes”,  libro que escribió conjuntamente con su colega mexicano Alfredo López Austin y que Ceques Editores acaba de lanzar al mercado.

La presentación de la referida obra –valiosa porque ejemplifica las semejanzas y diferencias entre las culturas de Mesoamérica  y los Andes—será el próximo jueves 9 de junio a las 4 p.m. en el marco del Coloquio Internacional “Antepasados en la América Indígena: mitos, ritos e imágenes” que se realizará en el Auditorio del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (Plaza Bolívar s/n Pueblo Libre).

-¿Es la primera edición peruana del libro?

Sí, hay una edición mexicana que publicó la editorial ERA, que es muy importante allá. Lo que sucede es que la circulación de los libros en Perú es muy mala. Si publico un libro en Lima llega por el norte hasta Huacho, por el sur hasta Ica, por el este hasta Chosica y por el oeste hasta el Callao, entonces con ese tipo de distribución estamos muy mal. Y yo, obviamente, tenía mucho interés de que este libro salga en Cusco, porque tengo muchos amigos allí, he dado conferencias y además soy profesor honorario de la Universidad del Cusco.

-¿Cómo valora usted que “Los mitos y sus tiempos” sea publicado por una editorial independiente y joven como Ceques?

A mí el esfuerzo de Karina Pacheco me parece fantástico porque ser editor en el Perú es una tarea muy difícil, y hay los editores heroicos como ella, aunque hay también los otros que simplemente vendieron su alma al diablo y publican libros solo para turistas o sino no le pagan a los autores. Y de esos hay varios pero no te diré sus nombres.

-¿Por qué es importante comparar la mitología de las culturas mesoamericana y andina?

Comparar Perú con México es importante en cualquiera de los aspectos, por ejemplo en el político. Le voy a dar un ejemplo. En México los profesores universitarios pueden elegir entre ser investigadores o ser docentes, entonces yo puedo hacer la misma carrera con los mismos salarios y con los mismos incentivos y ganar tanto como un docente universitario solo dedicándome a la investigación. Eso sería un sueño para los peruanos, y depende de una seria política del gobierno. Igual, imagínese usted, tenemos un museo antropológico, arqueológico e histórico que –en potencia—podría ser una maravilla, porque tiene espacios, pero tiene un presupuesto miserable. Todo eso podría ser diez veces mejor si al gobierno le interesara la cultura y la educación.

-¿Cómo se puede explicar que haya tanta diferencia en la cantidad de fuente e investigaciones sobre ambas culturas? México nos lleva mucha distancia.

Es una distancia inconmensurable. Pero esa es una decisión política. Ahora en tiempo de elecciones [Nota del redactor: Esta entrevista fue realizada el viernes 3 de junio] habría que exigir que así como nos prometen de todo, alguien aunque sea con el dolor de su alma diga que dará a la cultura el 1% del presupuesto nacional. ¿Usted sabe cuánto es el presupuesto nacional de cultura? Es 0.29% y eso es una vergüenza asquerosa.

-¿Usted cree que los mitos siguen rigiendo nuestras vidas, a pesar del avance de la sociedad?

Los mitos se reactualizan periódicamente. No se trata de pensar que un mito recogido por los españoles en el siglo XVI sea tan importante hoy en día. La vitalidad del mito es tal que cada cierto tiempo se reactualiza y modifica de acuerdo a los tiempos modernos. Lo que pasa es que para conocerlos hay que hacer trabajo etnográfico. Un antropólogo debe ir a las comunidades a preguntarles qué piensan del Inkarrí, o del Taki Onqoy. Y la gente dirá respuestas muy distintas a las dadas en el siglo XVI o en el XIX. Porque la gente se reactualiza y es el mito moderno sobre el que ellos basan su conducta, su moral, su concepción y su cosmovisión. El tema aquí es que si yo salgo a la calle y digo ‘soy antropólogo’, nadie sabe qué significa eso. Lo más cercano que he escuchado es ‘ah, ustedes excavan’. Y les digo que eso hacen los arqueólogos. Entonces ahora digo que soy profesor. Y la gente al verme con esta cara y vestido a mi forma piensa que soy profesor de primaria. No existe ninguna divulgación de lo que hacemos los antropólogos, la cultura en este país está atrasadísima.

La portada de "Los mitos y sus tiempos: Creencias y narraciones de Mesoamérica y los Andes" (Ceques Editores, 2016)

-Usted no es el único intelectual peruano vinculado profundamente a México. También estuvo José Matos Mar, Julio Cotler y otros más. ¿Por qué hay esta cercanía con dicho país y su cultura?

El asunto es que vemos en México un modelo que quisiéramos repetir. Imagínese usted una investigación pagada para alguien de humanidades que está desaparecido (enseñando) en primaria y, además, (aquí) las universidades nuevas no quieren ni siquiera saber nada del tema (de las investigaciones). Ciencias humanas y sociales han casi desaparecido del currículo escolar y a las universidades privadas no les interesa. Quieren diferenciarse del lucro y del no lucro pero son empresas para hacer dinero.

-¿Esto último indicaría que se viene buscando más resultados pragmáticos?

El resultado pragmático es tener a la población ignorante para que cualquier idiota sea presidente.

-Usted menciona en el libro a los ‘gentiles’. ¿Qué representan ellos y cuál fue su importancia?

El nombre viene de la persecución religiosa. Son los españoles quienes toman una palabra que existe en la biblia, referida a los no cristianos en sentido despectivo, y entonces la repitieron tanto a la población indígena que esta la adoptó para separar a los indígenas que estaban viviendo de los muertos. Los indígenas muertos en el lenguaje popular se llaman ‘gentiles’. Entonces, ‘gentiles’ son los que nos antecedieron. Hoy los vemos en formas de huesos dentro de las pocas ruinas que van sobreviviendo ante el descuido del gobierno.

-¿Cree que en algún momento el avance de la tecnología terminará enterrando la tradición de los relatos orales? Muchos de los relatos que aparecen en su libro serían imposibles de imaginar fuera del ámbito oral…

No creo eso. Considero que la tradición oral se reinventa todo el tiempo. ¿Y qué es la tradición oral? Es lo que encierra la visión del mundo. Cómo percibe la población marginada al mundo. Yo me crié en un callejón, no tenía ni agua. No tenía idea de lo que era la universidad. Tiempo después lo descubrí. Nosotros vivimos en un Perú donde, según dicen los economistas, existen las clases A y D. Después hay un hueco profundo hasta la Z donde está el resto de la población que es ignorante, en el sentido de conocer las cosas modernas, y a las que no se les está educando. Ocurre que recién se les educa cuando llegan a la universidad –que hoy eso es muy fácil porque hay como 120 universidades—pero como allí no se enseña humanidades y ciencias sociales, quiere decir que no se les enseña a pensar. Se prioriza la parte metodológica. Todos saben manejar una computadora o un celular, el problema es que además de eso debe haber una capacidad de reflexión.

-Tuvo muy buena difusión “Los mitos y sus tiempos” en México.

Es que allá se sabe qué es un antropólogo. Mire, Alfredo López Austin celebró hace menos de un mes sus 80 años. Además de las actividades culturales que hubo durante una semana, apareció en la primera página de diarios como El Excelsior o La Jornada. Creo que h ay una diferencia abismal en el tratamiento político del tema entre un país y otro.

-Finalmente, ¿por qué es importante el Coloquio Internacional “Antepasados en la América Indígena: mitos, ritos e imágenes” que se realizará esta semana en Lima?

El Coloquio es del Instituto de Investigaciones Estéticas, que reúne a expertos de distintas especialidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que tratan el tema de lo que aquí llamaríamos Historia del Arte. Entonces, vendrán desde artistas hasta arqueólogos. Y es importante porque van a dialogar con nosotros. Dentro de los estudios mexicanos impulsados por personas como Alfredo López Austin, Marie Ruiz Gallut, y otros más, se viene impulsando los trabajos comparativos. Con la enorme desventaja de que aquí en Perú si le pides a un alumno que te dibuje el mapa de México no sabe ni siquiera dónde está ubicado dicho país. Así que en el Coloquio vamos a presentar libros que en México sí se venden y que son en parte subsidiados por el gobierno. 

SOBRE EL LIBRO
Los interesados en comprar “Los mitos y sus tiempos: Creencias y narraciones de Mesoamérica y los Andes” pueden hacerlo en las librerías del Fondo de Cultura Económica ubicadas en el distrito de Miraflores.

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