La exoneración a los impuestos a los libros vence el próximo 12 de octubre. Se espera que el Congreso aprueba una prórroga. (USI)
La exoneración a los impuestos a los libros vence el próximo 12 de octubre. Se espera que el Congreso aprueba una prórroga. (USI)

La información se puede encontrar en una pegatina sobre la tapa del libro o en la página web de cualquier librería o de su editorial. “La llamada de la tribu” de Mario Vargas Llosa: S/69. S/39 en su versión de bolsillo.

Hace unos días, sin embargo, se hizo público un documento del Ministerio de Economía (MEF) donde se indicaba que la misma obra se vendía en el Perú a US$42. Es decir, más del doble de su precio real. El dato aparece en un informe que el MEF envió al Congreso, donde actualmente se debate la nueva Ley del Libro. Su propósito sería demostrar que las exoneraciones tributarias a los libros no han impedido que, supuestamente, estos sean más caros en el Perú que en otros países de la región como Chile, Argentina o Colombia.

Sin embargo, dicha información es engañosa, por decir lo menos: el precio que consigna el informe del MEF fue medido con el método de la paridad del poder adquisitivo (PPP). “Esa es una metodología que corrige las diferencias entre dólares corrientes y dólares reales –explica el economista Farid Matuk–. Lo que hace es comparar los precios de determinado producto con una canasta común en varios países”. Esa es la razón por la que el libro de Vargas Llosa aparece con un precio de US$42. El problema es que, enunciado como está en el informe, genera una imagen distorsionada de nuestro mercado editorial, justo en momentos en que urge que se prorroguen sus beneficios tributarios, que vencen el próximo 12 de octubre.

LECTURAS DIVERSAS
La discusión sobre si la venta de libros debe estar exonerada del IGV parecía superada. De hecho, hay más de 60 países en el mundo que otorgan beneficios a esta actividad, y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina (Cerlarc) promueve la publicación de libros sin impuestos. Sin embargo, el tema ha vuelto a ponerse en cuestionamiento en nuestro país en los últimos meses, con particular presión desde las oficinas del MEF.

Jerónimo Pimentel, director de Penguin Random House Perú (que publicó “La llamada de la tribu”), expresó su sorpresa por el informe en cuestión: “En el MEF dicen que los libros en el Perú son muy caros, ¿y quieren añadirles impuestos? ¿Quieren hacerlos más caros? Eso es un absurdo”.

Pedro Villa, director de contenidos de la Cámara Peruana del Libro (CPL), señala que esta no es la primera vez que desde la cartera de Economía se ofrecen datos inexactos o engañosos. “En agosto del año pasado, ellos hicieron un cálculo del costo fiscal de los beneficios tributarios, y lo estimaron en US$458 millones. Pero cuando en la CPL le pedimos a la Sunat que nos diera información al respecto, nos ofreció una cifra mucho más baja, de US$120 millones. No sabemos qué metodología están usando para ofrecer cifras tan diferentes”, explica.

Pimentel agrega que el cálculo realizado en el informe (usando métricas como el PPP) no es aplicable a un producto como el libro. “El MEF no entiende la dinámica de la industria cultural –afirma–. Hace unos años, un estudio del INEI arrojó que solo el 7% de los peruanos asegura que el precio es un limitante al momento de acceder a la lectura. Y eso se debe a que no tienen hábito lector, entonces el precio les es irrelevante”.

“El problema está mal enfocado: las exoneraciones son una política de promoción industrial, no de fomento de la lectura –escribió en su cuenta de Twitter el sociólogo Santiago Alfaro–. El MEF le pide a la industria editorial un rendimiento que no podrá tener si es que no se amplía el hábito lector, [lo cual es] tarea del mismo Estado. Quitar las exoneraciones y no promover el libro y la lectura es la fórmula para más elitismo y desigualdad”.

PANORAMA AMPLIADO
En esa línea, Jerónimo Pimentel agrega que la verdadera preocupación del Estado (y del MEF, por extensión) debería pasar por desarrollar un mayor sistema de bibliotecas públicas, una población con escolaridad de calidad, un acceso al libro amplio y competitivo. “Una ley de fomento de la industria no puede corregir un vacío estatal de dos siglos como es el fomento a la lectura. Son dos cosas diferentes”, remata.

Y justamente el otro gran problema es que, a menos de un mes de que caduque la mencionada exoneración tributaria (una batalla por la prórroga que se repite año a año), todo el debate sobre la Ley del Libro parece girar solo en torno a precios de venta. “Ha pasado un año y hay tres proyectos presentados por congresistas más el del Ejecutivo, que sigue en revisión en la PCM –agrega Villa, de la CPL–. Estamos nuevamente contra el reloj, e ignorando que la tan ansiada ley debe contemplar muchos otros componentes del ecosistema del libro: el acceso a la lectura, los fondos y estímulos, la encuesta de lectura, la red de bibliotecas, la creación de librerías, y más”.

En la inauguración de la última Feria del Libro de Lima (otra muestra del sano crecimiento del sector), el presidente Martín Vizcarra y el ministro de Cultura Luis Jaime Castillo manifestaron su respaldo a la Ley del Libro y a las exoneraciones tributarias frente al entusiasmo de los miembros del gremio editorial y el público lector. Las trabas para dicho objetivo, sin embargo, parecen provenir de las mismas entrañas del Ejecutivo. Y el precio a pagar podría ser muchísimo más alto de lo imaginado.

EL DATO:
​La Universidad del Pacífico realizó una evaluación de los efectos de la Ley N° 28086, Ley de democratización del libro y de fomento de la lectura, y analizó la situación de la industria cultural del libro y los planteamientos de una nueva ley. Se puede leer en:

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