Mario Vargas Llosa: La ciudad y su Nobel

Una escena de parto flota en una dimensin holografiada. La interferencia entre el lser referencial y la luz reflejada en los personajes diagraman a Dora y miss Pitzer, la parturienta y la comadrona. El dormitorio, el primer alarido del bebe, un pesebre fabricado por luz. Y circunnavegando el escenario, ediciones en todos los idiomas, fotografas inditas, preseas y todo ese aparato iconogrfico montado el 2014. De pronto, el Vargas Llosa interactivo est al lado del Vargas Llosa hiperactivo, y uno no sabe quin es quin: ambos son compuestos de ficcin pura.

►Mario Vargas Llosa visit Cusco despus de su cumpleaos

Felizmente la realidad interviene cuando una dama extremadamente bella toma la mano del Vargas Llosa real y lo conduce a travs del antiguo hogar materno transformado en guion museogrfico. Son 17 ambientes donde el arco cronolgico relampaguea, viaja por las diferentes edades del hombre, de Cochabamba a Barcelona, y luego a Londres y Pars, hasta resolverse en una rplica de la medalla del Nobel. Para que al final los tres ella, el escribidor y la noche cmplice dibujen la imagen tridimensional de un beso en HD.

CUATRO, DIJO EL JAGUAR La casa de Vargas Llosa en la avenida Vargas Llosa tiene un bello teatro donde esta noche se escenifican fragmentos de cuatro obras en honor al cumpleaero: La ciudad y los perros, Conversacin en La Catedral, El paraso en la otra esquina y Travesuras de la nia mala. Esto se llama ganarse con avemaras ajenas, todo el mrito es de este elenco arequipeo, dice el director Luis Peirano, presentando a la veintena de actores oriundos de la localidad que se mueven guionizados por Alonso Cueto, que sube al estrado con un bastn. Luego todos bajan para estrechar la mano del cerebro creador, mientras la fra noche es atemperada con calientitos sin alcohol.

A propsito, ningn acto de la jornada comprometi el uso de destilado alguno, guio a la idea de que con MVLl se clausura la imagen del plumfero borracho. Nadie como l para relativizar la hipersensibilidad, el engranaje metafsico o la mecnica de la melancola activados por una bohemia impresentable. MVLl es trabajo en estado puro. Un cerebro tocado por la radiactividad. Un creador contra viento y marea. La probable relativizacin de su genio ltimo solo demuestra que es un ser humano cuyo portento qued sellado en los primeros tiempos. Perfectamente resumidos al recibir el Rmulo Gallegos.

LA LITERATURA ES FUEGO La mejor cocina peruana arde en ollas de barro. Mario acaba de desprenderse de 15 mil volmenes de su biblioteca personal y la ciudad le agradece con su sazn. As aterriza en su mesa la flota ms selecta de platillos voladores plenamente identificados. El escritor se decanta por rocoto relleno y aj de calabaza. Y su novia? De Armani y stilettos, sentada a la izquierda de su clebre prometido, la perla de Manila (66) es asesorada por el poeta Alonso Ruiz Rosas, tratadista culinario y fundador de la Sociedad Picantera de Arequipa. Finalmente, se lleva a los labios un almendrado de pato. De postre? Picarn y queso helado.

Desdeando su arsenal de colgeno, minerales, oligoelementos y cidos grasos esenciales frmula de la eterna juventud, Preysler echa por tierra los deseos de la prensa rosa a ambos lados del charco: ser fotografiada mordiendo un roedor andino, el cuy chactado. Y si el ao pasado le obsequi a Mario un concierto en vivo de la soprano Paloma Friedhoff, esta vez un coro compuesto por mozos de picantera le canta Adelita, pampea que en la repblica independiente reemplaza al trasegado Happy Birthday. Una multitud lo cubre con besos y abrazos. Vargas Llosa sale vivo. Impecable y sin despeinarse.

EL LTIMO DANDI Si durante la entrega del tesoro libresco estuvo tan emocionado la voz quebrada, el cerquillo cayendo en rizo, en el acto de la Fundacin Internacional para la Libertad luci imponente en su defensa de la democracia y el libre mercado que, por ejemplo, hizo prspero a un pas sin recursos naturales como Singapur, y llev a la ruina a pases con dictaduras como las de Cuba y Venezuela. Mientras Mario habla, Isabel derrama su glamour en el Convento de Santa Catalina y algunas tiendas de la calle Mercaderes desprovista de la nube de paparazzis que en Espaa no la deja en paz, que la sigue ms que a Paula Echevarra, Sara Carbonero o Elsa Pataky. Todas mucho ms jvenes, claro, pero antigedad es clase.

Hasta que al tercer da llega la hora de zarpar. La aeronave privada se filtra entre aquella nube en forma de velo de novia que acaricia el crter, y el escritor de bandera se aleja de su ciudad de origen. Con un hipoptamo de sillar rosado entre las manos. Con la extraordinaria autoridad de quien lo ha ganado todo. Equilibrando entre el kiosko rosa y su inmortalidad en La Pliade de Gallimard. Con la certeza de permanecer en la cima del canon. Y luego hacemos bien los arequipeos en celebrarlo: al fin el Misti hizo boom.