Karl Ove Knausgård - "Fin". (Foto: Difusión)
Karl Ove Knausgård - "Fin". (Foto: Difusión)
José Carlos Yrigoyen

A Karl Ove Knausgard (Oslo, 1968) le ha ocurrido una de las mejores cosas que le pueden pasar a un escritor: gozar de una nutrida legión de rendidos admiradores y al mismo tiempo haberse hecho de una apreciable tribu de detractores que lo repudian hasta el ensañamiento. No han faltado críticos que lo comparan con Dostoievski y lo consideran el autor más importante entre los surgidos en este siglo; por otro lado, es la piñata favorita de los enemigos de la autoficción, quienes señalan sus libros como insoportables y tediosas verborragias narcisistas enunciadas por un noruego de clase media al que nunca le ha sucedido nada demasiado importante. Sea como fuere, tirios y troyanos han contribuido de diferentes maneras en convertir a "Mi lucha" –su magno proyecto autobiográfico conformado por seis volúmenes y 3.500 páginas que narran hasta los más mínimos y banales detalles de su existencia– en uno de los grandes acontecimientos literarios de los últimos 20 años.

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Como suele pasar, tanto sus defensores como sus adversarios esgrimen argumentos a tomar en cuenta. No se puede negar que "Mi lucha" es una saga excesiva, desbordada, herida por una grafomanía exasperante y con centenares de páginas que contienen hechos y divagaciones prescindibles y ripiosas. Pero también es verdad que todos sus volúmenes –salvo el acartonado "La isla de la infancia"– están poblados de momentos notables y conmovedores cuyo concentrado hiperrealismo los dota de una dimensión humana y espiritual difíciles de hallar en otras novelas contemporáneas. Y no es menos cierto que tildar a estos libros como un mero regodeo egotista es por lo menos mezquino. Knausgard ha conseguido echar por tierra aquellos prejuicios en torno a la autoficción, que la describen como una ensimismada y autoindulgente visión del mundo. En realidad, los trechos más sublimes de sus novelas son los que se centran en los descarnados conflictos con sus semejantes, quienes terminan siendo los verdaderos protagonistas y mucho mejores personajes que él, como su padre alcohólico y violento que muere inmovilizado en el suelo de una casa abandonada, o su esposa, una poeta bipolar con tendencia a la autolesión y al suicidio.

"Fin", el último tomo de este ciclo caudaloso, reafirma lo anterior. Esta vez Knausgard repasa las consecuencias de la publicación de los volúmenes precedentes en sus relaciones personales y familiares. Cuando está a punto de publicar "La muerte del padre", el primer libro de la serie, uno de sus parientes, el temible tío Gunnar, lo acusa ante la prensa más inescrupulosa de hacer una "literatura de Judas" y amenaza con demandarlo judicialmente por injuriarlo y falsear los detalles del fallecimiento de su hermano. Lo que podría haberse reducido a una anécdota chismográfica y victimista da pie a una lúcida y singular meditación sobre los límites de la verdad y lo ficcionado, las implicancias éticas de trasgredir sus nebulosas fronteras y los costos que el autor asume por sacar adelante su monumental desafío artístico, aunque eso implique la destrucción de su vínculo matrimonial y violentar la salud mental de su mujer.

Incluso va más allá: aprovechando una disquisición sobre las identidades y nombres reales y falsos que pueblan sus libros, emprende un dilatado excurso acerca de Hitler, el Holocausto y "Mi lucha" (el original), símbolos del horror absoluto que son contrastados con la luminosa figura de Stefan Zweig y su esperanzada perspectiva de la humanidad. Aunque la amplia digresión es irregular en su desarrollo, es también una nueva y vigorosa demostración de la libertad de Knausgard para hacer suyos nuevos terrenos forjados a través de la interpelación entre el arte y la vida, entre la razón y el impulso, entre lo irrecuperable y lo que está por engendrarse y florecer.

Puede que "Fin" no sea el mejor de los libros de "Mi lucha" –honor que en mi opinión les corresponde a los dos primeros tomos–, pero sí es el más arriesgado y desconcertante como concepto y artefacto. Y un dignísimo final para una gran aventura.

DATO
​3.5/5
​Autor: Karl Ove Knausgard.
Editorial: Anagrama.
Año: 2019.
Páginas: 1022.
Relación con el autor: ninguna.

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