Pedro Llosa Vélez: "Las parejas y las sociedades no siempre son democráticas"
Pedro Llosa Vélez: "Las parejas y las sociedades no siempre son democráticas"
Juan Carlos Fangacio

Parecen contradictorias la economía y la literatura, pero las apariencias engañan. Pedro Llosa Vélez es autor de tres libros de cuentos, entre ellos “Las visitaciones” (2015), que le permitió ganar el premio José Watanabe Varas de la Asociación Peruano Japonesa y, hace tan solo unas semanas, una mención honrosa en el Premio Nacional de Literatura. Pero junto a su actividad de escritor ejerce la economía, la docencia y se inclina hacia varios otros intereses como la política, la filosofía y las ciencias sociales. “En ese campo de la multidisciplina siempre me he sentido cómodo”, dice.

Su nueva obra, “La medida de todas las cosas”, está compuesta por seis cuentos en los que conviven las teorías del libre mercado y las relaciones amorosas. Sobre esos encuentros conversamos con él.

—En el libro hay varios personajes ligados a entornos académicos. ¿Es por un reflejo de tu propia formación? ¿Qué te atrae de ellos?
Sí, de hecho me atrae, es mi oficio de vida. Llevo más de 15 años siendo profesor en diferentes espacios y es un tema sobre el que me gusta reflexionar. Al igual que con la literatura, a veces pienso que la docencia es una forma de vivir muchas vidas. Encuentro mucha pasión en la educación e inevitablemente se me escapa por los poros a la hora de escribir.

—Y aunque son personajes, por su formación, pensantes y con buen manejo de la razón, terminan sucumbiendo en su fuero más íntimo...
Claro, la idea de humanizarlos. Dentro de todo, la labor académica es una puesta en escena, y muchos de los cuentos tratan de mostrar al ser humano que está detrás de esa puesta en escena.

—¿Y qué diferencias encuentras entre el círculo académico europeo y el limeño, por ejemplo?
Bueno, allá en Europa yo fui profesor en un colegio internacional, donde todos mis alumnos eran de una nacionalidad diferente. Esa es una experiencia muy diferente a la del Perú, donde el 99% de mis alumnos son peruanos. Aparte de eso está el tema de enfrentarte a perspectivas completamente opuestas a las que siempre has tenido, un mundo completamente nuevo. Por eso en uno de los relatos aparece este catedrático occidental que, cuando mira tu país y algo que le presentas, lo observa con unos ojos ya predeterminados, construidos con ciertas particularidades, que le impiden entender lo que tratas de mostrarle. Y eso es, en muchos niveles, lo que vivimos todos los días: el diálogo de sordos entre dos posturas completamente distintas.

—También hay algunas alusiones al lado más perverso del libre mercado, que logra calar en la vida diaria de las personas hasta un punto muy íntimo. ¿Es así o me equivoco?
Sí, algo de eso he intentado. Puede que se lea como una crítica velada, pero eso ya depende de cada lector. Por lo menos hay un intento por cuestionar, más que por atacar de manera unilateral. Y tratar de revivir un debate que es infinito: ¿qué cosa nos legitima si no son los otros? Y los otros son el mercado, el mundo en el que vivimos. Por eso no se trata de criticar de manera ciega ni de decir que todo lo ligado con el mercado es malo.

Pedro Llosa Vélez: "Las parejas y las sociedades no siempre son democráticas"
Pedro Llosa Vélez: "Las parejas y las sociedades no siempre son democráticas"

—La política también aparece, pero de otras maneras: en la complejidad de llegar a acuerdos, de transar. ¿Tendemos a entramparnos en eso, verdad?
Así es. Ese es un punto común en todos los cuentos. Si bien en muchos de ellos hay un tema político explícito –un profesor que enseña un curso de política o el editor de la sección política de un diario–, más bien he tratado de que su presencia sea mucho más contundente en las relaciones humanas, en nuestra incapacidad de ponerse de acuerdo, en la necesidad de tener que construir nuestras propias verdades. Porque el mundo en el que vives es, básicamente, una construcción en la que aceptas lo que te viene dado, o tratas de cambiarlo hasta donde llegas. Eso es la política para mí.

—Eso se relaciona con el tema de las parejas que no se entienden y chocan por cuestiones muy cotidianas, que rozan el absurdo: discusiones por la hora en que suena el despertador o por quien se baña primero en la mañana.
Efectivamente. En ese cuento al que aludes [“Alboradas”] traté de construir un personaje que simbolizara autoridad y una relación amorosa construida claramente con verticalidad, con todo lo que eso implica. Porque la forma en que se unen las parejas y las sociedades no siempre son las más democráticas o armoniosas. Así como hay países y sociedades que se sienten mas cómodas con cierto autoritarismo que les marque el paso, también sucede lo mismo con algunas parejas.

—Hay un cuento que me interesa, que está basado en un hecho real: la columna de opinión de un economista que aseguraba que César Vallejo y Julio Ramón Ribeyro fueron escritores que dejaron un influjo nefasto en los peruanos por su tristeza y ánimo derrotista.
Es que ese artículo despertó en mucha gente una serie de pasiones y reacciones. Cuando yo lo leí, sentí que estaban confluyendo mis dos mundos [la economía y la literatura] de la manera más dramática. Un economista que se sentía con el poder de no ponerle límites a sus palabras, quizá producto de sus logros en un mundo de tecnócratas. Y eso llegó a traerse abajo, sin ningún reparo, a dos de nuestros dioses literarios. En ese momento me di cuenta de que había una historia y se me ocurrió pensar en un editor que, por haber dado pie a este artículo, se le comenzara a caer el mundo en pedacitos, poco a poco. Luego incluí como parte del cuento otros artículos en respuesta a esa columna, y por supuesto que los refraseé para alejarme del mundo real y de lo anecdótico, e intentar que quede algo que sobreviva con el tiempo.

MÁS INFORMACIÓN
​Lugar: Feria del Libro Ricardo Palma.
Dirección: parque Salazar, Miraflores.
Presentación del libro: jueves 7 de diciembre, 8 p.m.
Ingreso: libre.

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