"Permiso para retirarme" - Alfredo Bryce Echenique
"Permiso para retirarme" - Alfredo Bryce Echenique
José Carlos Yrigoyen

(Lima, 1939) ha emulado lo que hace unos años optó por hacer Philip Roth: anunciar su retiro como escritor y al mismo tiempo publicar el último libro de su carrera. El tercer tomo de sus antimemorias, "Permiso para retirarme", clausura una obra cuyo primer período –de "Huerto cerrado" (1968) hasta "La vida exagerada de Martín Romaña" (1981)– debe contarse entre los más destacables hitos de la narrativa peruana contemporánea. Después publicó varios títulos: algunos buenos, otros regulares y deficientes. Pero, asimismo, nos ha legado trabajos que están a la altura de su etapa inicial, como "Permiso para vivir" (1993) o "No me esperen en abril" (1995). Como vemos, no es poco. ha decidido retirarse con la convicción del deber cumplido y recapitulando, con más ironía que calidez, los asuntos, personajes e historias que lo obsesionaron desde su infancia.

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Esta entrega no es solo la más breve de las antimemorias, sino también la más dispersa y desigual. ha confeccionado una suerte de libro-resumen de los episodios autobiográficos que han sido el germen de sus novelas y cuentos, acompañados de sentidas semblanzas de amigos a toda prueba (otro de sus 'leitmotivs' literarios y vitales). Aunque no siempre estos textos consigan el efecto deseado y en algunos casos nos sepan a anécdota ya demasiado sabida, también encontramos un puñado de confesiones, divertidas infidencias y retratos francamente conmovedores que refrendan la impresión de que ha podido ofrecer la mejor versión de sí mismo hasta en su hora final como narrador.

Esto puede corroborarse en "Sucedió en París", donde junto con Julio Ramón Ribeyro y la esposa del dictador Velasco protagoniza una historia inolvidable sobre la amistad y los absurdos dictámenes del destino durante aquellos lejanos y emocionantes años setenta en Europa. O en "Poeta y astrólogo", brillante perfil sobre Rodolfo Hinostroza y sus amores imborrables, turbulenta existencia e indomable voracidad. Pero lo más interesante de "Permiso para retirarme" son las páginas surcadas por aquella sombra que ha planeado de refilón por los libros de : su difícil relación con el poder. Si hay exageración en el relato de sus encuentros y desencuentros con dirigentes y presidentes peruanos, esta no es más que el fiel reflejo de su crítica animosidad contra la clase política nativa.

Así, en un despiadado y delicioso texto sobre Alfonso Barrantes, líder histórico de la izquierda, relata las andanzas del ex alcalde de Lima por las calles en pos de un baño de popularidad que la indiferencia de los ciudadanos se niega a concederle. En otro se evoca una noche fatal para su relación personal con Alan García, en ese entonces un joven estudiante que cantaba y tocaba la guitarra en los bares de París por unas monedas. Tampoco se salva el general Velasco, ducho en ardides para soportar una larga y devastadora borrachera con nuestro novelista. Sin embargo, el peor parado en estas remembranzas es Alberto Fujimori. no solo desprecia la Orden El Sol que su gobierno le propone ("No soy de condecoraciones", le replica a su ujier), sino que reitera los indicios de persecución política contra él, amago de secuestro incluido.

"Permiso para retirarme" es la digna conclusión de una obra que está llamada a perdurar. Creo que uno de los mayores elogios que se le pueden hacer a es que sus libros desde hace décadas son parte ineludible de la educación sentimental de multitud de lectores. Para alguien que ha logrado eso, lo del retiro es una cosa puramente nominal.

DATO
​3.5/5
Autor: .
Editorial: Peisa.
Año: 2019.
Páginas: 218.
Relación con el autor: ninguna.

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