Pese a nuestras tragedias, creo que este país tiene buena raíz
José Silva

Probablemente  es una de las cinco mejores escritoras peruanas menores de 50 años. Su formación como antropóloga hizo que perfeccione su redacción escribiendo ensayos y artículos académicos, sin embargo, hubo un momento en el que la literatura tocó su puerta, para suerte de muchos.

Y el destino hizo que poco tiempo después de desechar una novela de 500 páginas, Karina escriba “La voluntad del molle”. Era el año 2006 y la autora creía, como es habitual en muchos al inicio, “que lanzabas un libro y se movía solo”. No fue así. Pese a su gran calidad, la publicación no trascendió como merecía. Sin embargo, habría oportunidad de resarcir esta injusticia.

Diez años después de aquella humilde primera edición, el Fondo de Cultura Económica (FCE) acaba de lanzar la edición conmemorativa de “La voluntad del molle”.

Pero, ¿de qué trata esta historia?

Elena y Elisa sufren por la muerte de su madre y mientras empiezan a acomodarse en su nueva vida hallan el baúl que su progenitora guardó por años. Tras dudarlo brevemente, deciden abrirlo y revisar las pertenencias de su mamá. Decenas de cartas ordenadas en su mayoría cronológicamente cambiarían la forma en que las hermanas conciben su pasado.

“La voluntad del molle” es por ratos un thriller adictivo, en el que las protagonistas permitirán al lector conocer que incluso quién te trajo al mundo es capaz de ocultar cosas que podrían afectarte el presente y, lamentablemente, alterar tu futuro.

-La etapa final de publicación de esta novela, en su primera edición, coincidió con tu postulación al Congreso. ¿Fue ‘debut y despedida’ o podrías incursionar nuevamente en una campaña?

Fue debut y despedida. La política me apasiona pero una cosa es ser activista y otra estar dentro de una campaña. Admiro a la gente limpia, honesta, que de corazón y con inteligencia se mete en esto, porque es la gente que limpia la política y que hace que no todo sea una alcantarilla. Porque pasar por una campaña, con todo lo que eso implica en tiempo, en sacrificar hasta tu propia reputación, porque hay demasiadas campañas sucias, y encima el estrés de estar corriendo de un lado a otro y dejar mucho tu vida privada.

-Y pese a eso fue posible lanzar “La voluntad del molle”…

Sí. Cuando a fines de 2005 me invitaron a postular por el Partido Socialista que lideraba Javier Diez Canseco pensé ‘me he jugado muchas cosas al dejar la vida que tenía en España para volver al Perú y entonces debo quemar hasta el último cartucho, pase lo que pase’. Creía en la propuesta de Javier, que es un personaje al que admiré mucho, y me pareció importante poner la carne en el asador. Más que criticar desde afuera, había que apoyar. Y bueno, me quedaban pendientes solo revisiones finales de la novela, la mandé a Editorial San Marcos y mientras la corrigieron vino la campaña. Y la presentación se dio cuatro días antes de las elecciones de abril de 2006. Fue todo como un carrusel.

-Nueve años antes de “La voluntad del molle” habías escrito otra novela mucho más grande que finalmente dejaste de lado. ¿Qué temores hicieron que tomes esa decisión?

En un año y medio escribí una saga familiar de casi 500 páginas. En ciertos puntos la vi valiosa, pero la di a leer a varios amigos y un par me dijo que notaba el peso de diferentes influencias, como que había algo que no termina de fluir. La volví a revisar y sentí que no era toda mi voz. Además, el temor mismo de alguien que pasa de las ciencias sociales a la literatura, pensé que quizás no era lo mío. Me gustaba escribir pero sentí que debía dejarla reposar y encontrar otra voz.

-¿Por qué titulaste tu novela “La voluntad del molle”?

La novela no tuvo título hasta el final. Le puse inicialmente “Imprecisa”, porque el personaje de la madre dejaba muchas pistas, había imprecisiones y estas les habían sugerido a las hermanas que había algo que su mamá no les había dicho. Pero al final me di cuenta que el molle que aparece en el jardín de una mujer en Calca, y que es lo que estaba ahí erguido, y que no había desaparecido y que había sido un espacio particular de otro personaje importante de la trama, era fundamental. Y también pensé que el Perú es como un molle. Los molles son árboles muy resistentes pero que no brotan en cualquier lugar. Pese a todas las tragedias que nuestro país ha vivido, creo que tenemos una buena raíz y quizás por esa buena raíz, como las que suele tener el molle, que es algo que a pesar de todo no deja de dar frutos aromáticos que dejan y sugieren muchas cosas. Me pareció que la voluntad del molle, esa de permanecer o no decir, o simplemente quedarse insinuando algo, era importante como título para esta novela.

La novela "La voluntad del molle" está a la venta en las librerías del FCE en Miraflores.

-Siendo tu primera novela, ¿hay algo de autoficción? ¿Tomaste detalles de tu vida o quizás de tus familiares?

De situaciones que en general he visto. Por ejemplo, hasta hace muy pocos años, y aún temo pasa en ciertos sectores de la población cusqueña y en general en todo el Perú, está el maltrato hacia la servidumbre doméstica. El desprecio, un trato de sub-alternidad bastante radical y ofensivo que nos toca a todos como sociedad. Ese es un elemento que siempre ha estado ahí, digamos desde una perspectiva crítica. Y además mis intereses a raíz de mis estudios de antropología: los temas de violencia política, racismo y discriminación que he trabajado en algunos ensayos y artículos. Todo eso se fue volcando en una novela que toma el estilo de un thriller en el cual se van encontrando cada vez más cosas, que no son tanto secretos aunque los mantengamos bajo la alfombra: la doble moral, la normalización de una serie elementos que en determinado momento pueden generar hecatombes.

-Me has hecho recordar a la abuela de las protagonistas de la novela. ¿Ella representa lo peor de la sociedad cusqueña?

De la cusqueña y de la peruana. Estos sectores con un relativo poder que le da una posición para creerse que vale más que la gente que viene del campo, o que los más pobres, con el añadido de que (la abuela) es un personaje tremendamente manipulador y sabe cómo manejar a los que tiene por debajo, no solo en términos sociales sino parentales también. A través del afecto genera una serie de manipulaciones sobre toda su familia y es capaz de cosas atroces.

-¿Fue este el personaje que más te costó en la historia?

No. Creo que el personaje que me sigue interpelando es el que está desaparecido: Javier. Me costó porque estamos cargados de una serie de estereotipos y es difícil lidiar con ellos. Creo que la abuela es uno de los personajes más complejos, pero salió muy natural porque he visto muchas personas de ese tipo. Hay cierta ternura y el ejercicio del poder y la manipulación que es bastante fuerte en ella.

-Cuando las hermanas están frente al baúl que dejó su madre al morir, se miran y una de ellas dice ‘Aún tenemos chance de botarlo en el río’. ¿Por qué deciden finalmente abrirlo y revisar su contenido?

Creo que la verdad, sobre todo cuando está escondida durante mucho tiempo y permanece sin querer ser percibida y develada, va acumulando una serie de fuerzas y de tensiones que tarde o temprano estallan. Es como si ambas (las hermanas) hubieran encontrado el hilo de la madeja que las puede llevar a algo tremendo y existe cierto temor. Sobre todo porque la verdad tampoco es fácil, más aún si esta nos llevará a descubrir que el mundo en el que hemos vivido ha sido construido sobre una serie de falsedades, violencias y tragedias que atañen como perpetradores, como víctimas, y como víctimas y perpetradores al mismo tiempo, a la gente que más nos ama o amamos.

-Siendo tu primera novela, llama la atención el lenguaje tan cristalino y comprensible que has logrado. ¿Fueron tus lecturas previas las que te formaron y ayudaron a lograrlo?

Creo que ayudó el haber tenido esa primera novela que se quedó sin publicar. De pronto ahí volqué una serie de taras que podrían haber aparecido y marcar lo que hubiera podido escribir después. Cuando escribí “La voluntad del molle”, de algún modo, me sentía un poco más empoderada en lo que es el ejercicio de la escritura. Como antropóloga había escrito algunos libros antes, pero otra cosa es escribir literatura. Esa primera novela sin publicar me liberó, me permitió sacar una voz propia.

-Has dicho que tu novela es política, sin embargo, en la primera mitad hay un tono más social y temas más que todo familiares, mientras que recién en la segunda parte aparecen la violencia o el terrorismo. ¿Por qué recién surge esa temática a la mitad del libro?

Lo político es aquello que nos impulsa, nos hace reflexionar o nos cuestiona respecto a una cantidad de patrones en la vida social que generan una serie de traumas, que alimentan el abuso de poder como una práctica cotidiana, no solo en la vida externa de diferentes segmentos de la sociedad, sino también en lo ‘micropolítico’, en los espacios domésticos. Cuando esa normalización es bastante extendida --como suele ocurrir en el Perú con el racismo, la discriminación, la doble moral, el abuso del poder—sus reflejos están claramente expresados en lo macro.

-¿Por qué crees que los lectores de “El Comercio” deberían leer tu novela?

Porque creo que es una  novela, desde el punto de vista literario, que genera muchas preguntas, tensión, y creo que no deja al lector con la idea de ‘terminé esta novela y que venga otra’. Me parece que la historia te deja inquietudes. Y al mismo tiempo está la emoción propia de la lectura. Modestia aparte, la novela logra cierta tensión y al mismo tiempo mueve emociones. Diez años después de haber sido escrita, “La voluntad del molle” mantiene una vigencia sobre lo que seguimos siendo como sociedad y como un país que está a medio camino entre caer en el abismo o salir de ahí. Además, y si bien tuvo poca difusión cuando salió, logró buena acogida de los críticos que la leyeron en su momento y eso me dio cierta seguridad para mantenerme en el camino de la literatura hasta hoy.

-¿Finamlente, qué proyectos literarios vienes trabajando?

Tengo una nueva novela terminada, que sería la sexta. Ya le di varias revisiones, quizás le falta alguna más. Por ahora está reposando y espero que para fines de este año quizás para inicios del próximo pueda salir a la luz. Es una novela donde los elementos de la memoria, las relaciones familiares, y el marco externo pero influyente de historias de país, intervienen en los movimientos de los diferentes protagonistas.

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