Pisapapeles. Esta semana comentamos los libros "Diccionario de las religiones" y "Juanito Tragapelas".
Pisapapeles. Esta semana comentamos los libros "Diccionario de las religiones" y "Juanito Tragapelas".

“Diccionario de las religiones”

Autores: Mircea Eliade e Ioan Couliano.

Páginas : 454

Editorial: Paidós Orientalia

No puede sino ser fascinante un libro que consiga juntar a Cristo, Buda y Mahoma, pero también a Odín y Thor con el dios Viracocha. El abismal reto de concebir este diccionario de religiones se lo debemos al filósofo e historiador rumano Mircea Eliade (1907-1986), una de las más grandes eminencias en tan complejo tema, quien durante los años 70 y 80 comenzó a planificar la obra.

A su muerte, en 1986, el “Diccionario de las religiones” aún no estaba terminado. Pero fue su compatriota, alumno y colega Ioan Couliano quien acometió la tarea de completar el trabajo, siguiendo estrictamente sus directivas y estructurando el libro a la manera alfabética (no cronológica). Y siempre tratando de equilibrar la búsqueda del rigor científico (que lo tiene), con el ánimo de que sea también una obra “para el lector no especialista”, como lo quiso desde un inicio Eliade.

El resultado fue publicado en 1981 y hoy se reedita en una pulcra entrega que debería ser un libro de cabecera para cualquier persona mínimamente interesada en el asunto. Un texto de consulta que nos ayuda a entender la complejidad de las creencias universales, con información objetiva, pero además con un análisis estructural e incluso bellas narraciones sobre los mitos, los dogmas y la fe.

“Juanito Tragapelas”

Autor: Pablo Ignacio Chacón.

Páginas : 98.

Editorial: independiente.

El relato que sirve como introducción al volumen ya es de por sí irreverentemente atractivo: “A los ocho años Juanito empezó a chupar los negativos de las fotos familiares. A los diez, se arriesgó a tragárselos. [...] A los dieciséis, asaltó su primer cineclub”. La historia de este (literal) devorador de películas sirve como oportuno préambulo para medio centenar de microrrelatos que tienen a la afición por el cine como su núcleo conceptual.

El primer grupo de cuentos breves, por ejemplo, restringe sus tonos y temáticas a los principales géneros cinematográficos (“Un thriller”, “Una de horror”, “Una de superhéroes”), con los típicos recursos y fórmulas, pero dándoles una vuelta interesante por la vía textual.

Luego aparecen otros relatos diversos, entre sinopsis de filmes imaginarios o simplemente historias de alguna manera relacionadas a la gran pantalla. Los más destacables son aquellos que apelan a una mordaz ironía, como “Cine de autor”, “Precoz (coming-of-age film)” o “Melodrama escolar”.

El remate llega con un conjunto que rinde desenfadado tributo a célebres cineastas (“Monólogo tarantinesco”, “Kurosawada”, etc.) para redondear un libro muy disfrutable y, además, completamente autogestionado por su autor. Una grata y refrescante sorpresa.


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