Tulio Mora (Foto: El Comercio)
Tulio Mora (Foto: El Comercio)

El movimiento Hora Zero no habría sido el mismo sin . Porque todo colectivo artístico necesita una suerte de curador, alguien que ponga en orden el desborde creativo que a veces se enerva como caballo desbocado. Y en el agitado y belicoso grupo horazeriano, Mora cumplió ese papel. Tenía temple de sobra para hacerlo y lo demostró hasta los últimos meses cuando, por ejemplo, cerró la publicación de un poemario más, "Oncecielos", y concluyó el rescate de los inéditos de su fallecido amigo y colega Manuel Morales, en el imprescindible volumen "Trapos líricos". Tenía 70 años cumplidos y una complicación respiratoria que, sin embargo, no le apagaba la voz. Mora carraspeaba y seguía adelante como si tuviese adelante un infinito mañana.

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Murió pasadas las 4 de la mañana del domingo y dejó cerrados varios otros proyectos: acababa de presentarse hace un par de semanas una reedición en España de su fundamental "Cementerio general" (un homenaje por los 30 años del libro, el próximo 13 de febrero en la Casa de la Literatura, ya no podrá contar con su presencia, pero sigue en pie); y dentro de poco saldrán a luz nuevas ediciones de "Oración frente a un plato de col" (Lustra) y su antología "Hora Zero. Los broches mayores del sonido" (Fondo de Cultura Económica). Todas las mencionadas son obras claves para entender su particular universo.

LOS GRITOS FÚNEBRES
En "Cementerio general", considerado el mejor de sus libros, Mora construyó un desgarrador coro de voces del más allá. Allí juntó a decenas de muertos de toda la historia del Perú –de un guerrero huari a Guamán Poma de Ayala, de Juan Santos Atahualpa a Lucha Reyes– y canalizó sus gritos y lamentos a través de siglos y siglos. Y lo hace como un reclamo a la infamia que en tantos casos los hizo sucumbir, similar a las palabras que pone en boca de Flora Tristán: "Matar a la víctima es menos criminal/ que prepararle un porvenir de calamidades".

Esa fascinación por la muerte y por los desposeídos también responde al trabajo que realizó Mora a lo largo del Perú. A la par de su cosecha poética, y prácticamente desde que comenzó sus estudios en la Universidad San Marcos, trabajó durante largo tiempo como periodista y en organizaciones de derechos humanos. Según él mismo contaba, dejaron una huella muy grande en él los múltiples testimonios recogidos entre poblaciones empobrecidas y golpeadas por la violencia.

En una entrevista de agosto del año pasado con este Diario, Mora evocaba la partida de varios de sus compañeros horazerianos como Enrique Verástegui, Juan Ramírez Ruiz, el propio Morales. "Siempre los tienes presente. Tienes su imagen y sus memorias que han permanecido por tantos años –decía–. Es como un alejamiento de ellos, pero que te gratifica porque han dejado sus libros y sus recuerdos. No siento tristeza porque la muerte es una cosa absolutamente natural. Y ellos han dejado una obra maravillosa". Una verdad que ahora se ajusta a su caso, y que sobrevive en su palabra. Lo dijo en otros versos que hoy resuenan más que nunca: "Más presagios preñará el río,/ pero aquí estaremos todos/ escribiendo el poema de la vida".

REACCIONES
Eloy Jáuregui
Poeta

Desde 1970 recitábamos los poemas imaginistas de William Carlos Williams, los versos de Charles Olson y de Robert Frost. Ese año conocí a Tulio y parecía que lo vivía desde que nací. Fue mi hermano y me llevó a México tiempo después, y luego regresamos y reforzamos el tercer tiempo de Hora Zero. Cuánta vida, hermano, y ya no estás aquí. El día que se casó con la poeta Tatiana Berger bailamos salsa desde que dijo el sí y sin arrepentimientos.

Hace solo unos meses presentamos en la Feria del Libro sus dos trabajos últimos y ya Tulio tenía que utilizar oxígeno y nosotros lo cuidábamos hasta de su sombra. Cuánta energía, hermano, y ya no estás aquí. Su obra mayor, "Cementerio general", fue ese registro de los muertos nacionales que se hizo como un canto general, donde las sílabas austeras aluden al aullido trágico y ventral de nuestro país. Allí él consolidó su poesía. Murió Tulio Mora y su ternura es un poema que nos salvará de la muerte.

José Carlos Yrigoyen
Escritor y crítico literario

Los signos de la memoria y de la premonición son los que marcaron la obra de ese destacable poeta que fue (que es) Tulio Mora. Sus dos mejores libros, "Oración frente a un plato de col" (1985) y "Cementerio general" (1989) indagan –con vocación crítica y tramos sobresalientes– en la historia del Perú, su actualidad convulsa y su destino donde confluyen incertidumbre y esperanza.

Mora fue también un competente ensayista y ardoroso defensor del legado de Hora Zero, movimiento en el que militó durante cuarenta años y sobre el que elaboró una bibliografía imprescindible para entender la poesía de sus compañeros generacionales, como ocurre con "Trapos líricos", la obra completa de Manuel Morales, el último libro que publicó.

DATO
Tulio Mora será velado por su familia y amistades cercanas en una ceremonia privada. Posteriormente, su cuerpo será cremado, tal como fue su voluntad.

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