Juan Carlos Fangacio Arakaki

Escritos a lo largo de más de una década, los poemas que componen “Arte-Facta”, la audaz selección de Vanessa Martínez Rivero (Lima, 1979), exploran algunos de los temas recurrentes en su obra: la carne como representación de los cuerpos, la violencia, la sexualidad, el hecho de ser mujer en un sistema opresor, etc. Pero más allá de la temática, sobresale también una fuerza rítmica notable, que invita a la lectura intensa, entre el desahogo y el alarido.

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Puede que en ello tenga que ver el hecho de que Martínez haya sido también cantante de una banda de punk y tenga además formación actoral. Un cruce de disciplinas que se nutre de diversas fuentes y motivaciones para ir construyendo una obra versátil, pero no por ello menos coherente con sus pulsiones originales. Y que además se ve expandida con las múltiples traducciones incluidas en este volumen (al inglés, italiano, esloveno, canarés), que terminan dando cuenta de la universidad de las temáticas que aborda.

Sobre el título, “Arte-Facta”, Martínez explica que fue bastante pensado para expresar varios sentidos: “En primer lugar hacer referencia a algo que ya ha sido escrito, el ‘arte-hecho’. Pero también a una enfermedad de la piel que se llama dermatitis artefacta, en la que el propio paciente se ocasiona las heridas, y yo siento que al escribir uno purga sus heridas. Y por último, alude a la idea del artefacto. Porque era una voz de mujer, hablando de lo que se daba la gana para comunicar lo que pensaba y lo que repensaba”.

— La carne es un elemento recurrente en tu poesía. ¿Cómo así se da esa suerte de obsesión?

Surge sobre todo en los primeros poemas, en los que una se puede reconocer –y que después he trabajado de forma más madura–. Son textos que nacen, más que de una aspiración intelectual, desde la incomodidad, desde la lucha, desde el momento que se nace como mujer en el Perú. Porque en cierta forma nuestro cuerpo ha sido un objeto, entonces los cuerpos son territorios de lucha en los textos, son cuerpos políticos. Por eso cuando abordo el erotismo, no es un erotismo amable o feliz, es más que nada disruptivo. Porque se escribe desde el desengaño también, frente a ese engaño del “cuerpo feliz” de la mujer en un sistema patriarcal.

— Y enunciarlo como carne lo hace más brutal…

Sí porque se necesita decir las cosas de manera más fuerte y alzar la voz porque no se nos escucha. Y la libertad de la literatura, lo maravilloso de la literatura, es la oportunidad que tienes de poder expresarte. Por eso escribo desde lo incómodo, desde la herida, desde la fractura, desde este cuerpo que ha sido prácticamente sometido a nacer, crecer, casarse, reproducirse y vivir para ello. Son años de lucha y de esfuerzo de las mujeres desde su propio campo de batalla.

Vanessa Martínez es la autora de "Arte-Facta", selección multilingüe de su obra poética. (Foto: Alessandro Currarino)
Vanessa Martínez es la autora de "Arte-Facta", selección multilingüe de su obra poética. (Foto: Alessandro Currarino)

— Además de poeta, eres actriz, cantante. Quería preguntarte por cómo es que ese rasgo multidisciplinar llega a intervenir en tu obra poética.

Me parece que sobre todo por la musicalidad. Yo creo que la poesía es música. Cuando uno lee, siente el ritmo de lo que está escribiendo, y de todo lo que lo precede. Es imposible que la poesía no sea multidisciplinaria porque es el primer arte. Y para que uno pueda considerarte algo como arte, tiene precederle toda la carga poética que tiene. Entonces que un texto de poesía no tenga musicalidad, o que no tenga imágenes como puede tener una pintura, o que no tena metáforas como puede tener el pensamiento, sería muy limitado. Por eso todo capital cultural o aprendizaje trascendental que tengamos es válido. Y hay que aprovechar eso también para destruir el lenguaje de alguna forma; pero destruirlo justificadamente, teniendo precedentes. No destruir por destruir, sino que cada palabra que se utilice esté justificada.

— El libro cierra con un largo poema, “Un tercer ojo para el tiempo de la tristeza”, que está presentado en el conjunto como aparte. Cuéntame sobre su origen y su concepción.

La mayoría de textos que trabajo comienzan como un ejercicio personal y van tomando forma, van siendo trabajados, van encontrando su cauce. Pero en el caso de “Un tercer ojo...”, lo abordé ya más adulta, con más lecturas, no hablando tanto desde la primera persona, sino también incluyendo otras voces del sujeto poético. En este caso convergen tanto la víctima como el victimario, también la crítica, todo hasta llegar a un cauce común. Y a lo que me refiero con la madurez es que vuelvo casi al inicio, a la denuncia, pero desde un espacio más formado. Hay una mayor autoridad y libertad para jugar con el lenguaje. Hay un nexo para que esto pueda ser un solo cuerpo y eso es el coro que se repite: “Roma/ Roma que es igual al amor invertido/ Se nos incendia”. Porque todo el tiempo estamos destruyendo el territorio con lo político y también el territorio personal de nuestras relaciones, de nuestras formas.

“Nuestros cuerpos son territorios de lucha en los textos, son cuerpos políticos”.

Vanessa Martínez, poeta.

— Finalmente, es llamativa la decisión de publicar edición multilingüe, en inglés, italiano, esloveno, e incluso canarés. ¿Por qué hacerlo? ¿Y cómo es tu relación con el siempre delicado tema de la traducción poética, con sus alcances y limitaciones?

Todas las traducciones han sido conversadas y explicadas. Dicen que los poemas no hay que explicarlos y yo soy una de las que afirma eso. Pero esa idea cambia cuando estás en una situación en la que tienes que explicar el significado de las palabras, y su concepto e idea. Ese es el trabajo más pesado con el que tienes que lidiar al momento de trabajar con tu traductor. Porque muchas de las palabras en un idioma tan complejo y delicioso como el castellano puede que no existan en otro idioma. Entonces en algunos casos hemos tenido que obviar la palabra para que prime su significado. En el caso del canarés, que tiene una sensibilidad más lírica, he tenido que permitir que el lenguaje sea más fuerte, he sido más permisiva con ello. Pero sí ha sido un trabajo de varias madrugadas, en plena pandemia, de encontrar el momento idóneo para la traducción y para conversar mucho con mis traductores.

"ARTE-FACTA"

Autora: Vanessa Martínez Rivero 

Editorial: Vallejo & Co.

Páginas: 148

El libro puede adquirirse en las librerías Inestable, Escena Libre, o mediante las redes sociales de Vallejo & Co.


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