Escritor peruano Isaac Goldemberg (Foto: El Comercio)
Escritor peruano Isaac Goldemberg (Foto: El Comercio)
José Carlos Yrigoyen

A finales de los años setenta, Isaac Goldemberg (Chepén, 1945), por entonces un desconocido escritor radicado en Nueva York, publicó "La vida a plazos de don Jacobo Lerner", novela atípica en nuestro medio que explora un asunto hasta ese momento prácticamente no tratado en la literatura nacional: los orígenes de la diáspora judía en el Perú y las circunstancias de sus protagonistas en un país remoto, al que procuran integrarse sin perder sus ritos, tradiciones y espíritu comunitario. Pero no era solo la cuestión temática la que llamó la atención de los críticos autóctonos y norteamericanos, sino la impecable destreza formal y los imaginativos y dinámicos recursos con los que ensambló esta ficción, demostrando una seguridad narrativa rara en un autor debutante.

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Ahora que la editorial española Las Afueras la ha reeditado conmemorando el cuadragésimo aniversario de su aparición, es una buena oportunidad para revisitar un libro que es sin duda una de las novelas peruanas más valiosas y reconocidas internacionalmente, a pesar de no gozar de la fama de otros títulos más reconocibles por los lectores.

La relectura de "La vida a plazos…" confirma esta apreciación. Para empezar, el protagonista, un judío proveniente de un pueblo ruso que pasa buena parte de su vida entre la provinciana Chepén y la prometedora Lima durante los años veinte y treinta del siglo pasado, es un personaje de una riqueza y complejidad psicológica admirables, que se amplifican al relacionarse con los restantes actores del relato. Estos, lejos de ser meras comparsas, desgranan, mediante un formidable juego de puntos de vista, esa "vida a plazos" –fragmentaria y contradictoria– desde el entramado en el que Goldemberg ha dispuesto sus destinos coincidentes. Esas voces dispersas –la del pequeño y divagante Efraín, la de la digna y estoica Juana Paredes, la del enloquecido y melancólico León Mitrani– delinean la incapacidad de Jacobo Lerner para adaptarse a la tierra que lo ha acogido, de formar un vínculo duradero y firme con quienes lo rodean, hasta resignarse a ser como los demás judíos sin familia, esos "hombres deformados por la soledad, de efigie moldeada por sueños arraigados a las ilusiones más desmedidas" (p. 205).

La polifonía no es el único recurso del que se vale para construir esa fascinante y desarraigada personalidad: se sirve además de secciones insertas al final de cada capítulo donde se detallan las crónicas sociales y políticas que afectan a Lerner como individuo y a su colectividad, zarandeada por la convulsión de los acontecimientos nacionales y la trágica deriva europea hacia el fascismo y nazismo; asimismo echa mano de extractos del ficticio boletín "Alma Hebrea", cuyos artículos y comentarios reflejan de manera estupenda y minuciosa –no exenta de una sutil ironía– los temores y aspiraciones de la colonia judía peruana en esos años azarosos. La yuxtaposición de materiales disímiles y la ambientación de la vida pueblerina de seres solitarios y dramáticos recuerda mucho a los primeros libros de Manuel Puig, quien debió ser un referente para Goldemberg mientras diseñaba su novela. Pero hay otros autores a los que también les debe mucho, como Bernard Malamud, con el que comparte ese humor desesperanzado que apenas oculta una angustia existencial inconmovible, o Chaim Potok, cuyas historias abordan los conflictos entre culturas y tradiciones desde una perspectiva familiar e íntima.

Después del éxito de su primer libro, Isaac Goldemberg insistiría en trabajar situaciones y personajes repartidos entre la peruanidad y el judaísmo –como ocurre en su interesante "Tiempo al tiempo" (1984)–. Pero es en "La vida a plazos…" donde estas incursiones alcanzan un pico literario difícil de superar.

AL DETALLE:
​Puntaje: 4 1/2 estrellas de 5
Autor: Isaac Goldemberg.
Editorial: Las Afueras.
Año: 2018.
Páginas: 272.
Relación con el autor: ninguna.

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