Manongo Mujica alerta sobre peligro en la bahía de Paracas (Anthony Niño de Guzmán).
Manongo Mujica alerta sobre peligro en la bahía de Paracas (Anthony Niño de Guzmán).
Daniel Goya

Desde la línea telefónica, la voz de Manongo Mujica suena enérgica e indoblegable. Está indignado y molesto porque la bahía de Paracas estaría en riesgo por un proyecto que permitiría la construcción de un almacén de minerales. Una carta publicada en la versión impresa de El Comercio el día 8 de julio también da cuenta de esta situación y está firmada por personalidades como el cineasta Alberto “Chicho” Durand, la periodista Cecilia Valenzuela, la diseñadora Ester Ventura, el actor Fernando Armas, la actriz Gianella Neyra, el músico Jean Pierre Magnet, entre otros.

En la siguiente entrevista, el músico advierte de los peligros de esta iniciativa y llama a la reflexión sobre cómo algunos intereses empresariales podrían estar en contra de la preservación de una de las reservas ecológicas más importantes del Perú.

¿Cómo llega a usted la alerta sobre el riesgo que estaría corriendo la bahía de Paracas?

Tuve el privilegio de que me tomó la pandemia en medio de Paracas, estaba haciendo allí un proyecto musical y de pronto empecé a darme cuenta de que en este mar de tranquilidad había una cadena de camiones interminables que atravesaban la zona de la reserva yéndose hacia el puerto. Me pareció una imagen tan grotesca y fuera de lugar que empecé a averiguar cómo era posible que esos camiones circularan por allí. La gente de Paracas, los pescadores, la gente que vive del turismo, me dijo indignada que esta es una aberración que está ocurriendo y que nadie les hace caso. “A ver si usted puede hacer algo”, me dijeron. También me empezaron a contar que hay una propuesta de hacer un almacén de minerales en el corazón de la reserva ecológica más importante que tiene el Perú.

¿Cuáles fueron sus siguientes pasos?

Investigar sobre cómo era posible que esto estuviera ocurriendo y me di con la sorpresa de que, felizmente, a los empresarios se les había denegado el permiso justamente porque desde un punto de vista técnico no podían responder a las preguntas que el Instituto de Protección de Áreas Naturales hacía, y a pesar de la denegación de este permiso los empresarios volvieron a insistir. Y en eso estamos ahora. Entonces, es realmente alucinante, por decir lo menos, que se pretenda instalar un almacén de minerales tóxicos en el centro de una reserva de las características de Paracas. Es como que en Machu Picchu o en Caral o en Chavín alguien pretenda hacer una fábrica de cemento. Es un sinsentido que descalifica a este grupo de mineros absolutamente inescrupulosos.

¿Cuál es su sentir sobre esta situación?

Esta es una bomba, es un acto de terrorismo industrial que nos están tirando en medio de la reserva más importante que tiene el Perú. No podemos quedarnos callados, no podemos ser cómplices, no podemos hablar a media voz. Aquí hay que hablar fuerte y claro y me llama mucho la atención que el mundo académico, que los escritores, no digan nada. ¿Qué les pasa a los peruanos? Nos pisotean, nos transgreden, nos imponen un proyecto que es una monstruosidad y ¿lo aceptamos pasivamente sin decir nada?

Sin embargo, todavía no se ha dictado la autorización para la construcción del almacén. Es posible que se les vuelva a negar a los empresarios el permiso.

Efectivamente, estamos esperando que el presidente de la República, que el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Transportes realmente se pongan una mano en el corazón y digan qué representa Paracas para el Perú. Acá hay que preguntarse por qué el Perú es importante para el mundo, por qué el Perú tiene la gravitación que tiene en la cultura mundial, por qué la gente viene al Perú. No viene por sus minas ni por sus empresarios, viene por su cultura. Por eso el Perú es importante, porque hemos heredado un patrimonio extraordinario y la cultura Paracas, descubierta en 1925 por Julio C. Tello, deslumbró al mundo por sus textiles.

¿Cuáles serían las consecuencias de que se construya el almacén de minerales?

Para mí es un drama. Sería gravísimo, yo lamentaría profundamente que esto ocurra. Esto no puede ocurrir, no podemos ser tan ignorantes los peruanos y tan desconectados y desubicados, porque esto es un acto de desubicación total. O sea, que hagan su almacén, pero no en Paracas. Que busquen un lugar que corresponda con las características de un almacén tóxico. No pueden imponernos, por sus intereses personales, la destrucción de una reserva de todos los peruanos.

A nivel personal, ¿cuál es su relación con la bahía de Paracas?

Desde que llegué de Londres, donde viví toda mi adolescencia, nutriéndome de diferentes corrientes artísticas, tuve el privilegio de ser invitado por Rafael Hastings, un maravilloso pintor que nos acaba de dejar, para ir a la bahía y hacer una película. Para mí fue deslumbrante, fue descubrir el paraíso terrenal. Me conmovió el silencio, la calidad de contemplación a la que uno puede llegar allí, la unión que uno puede tener con la naturaleza, y me di cuenta por qué los antiguos Paracas hicieron sus tumbas allí, por qué escogieron la bahía como el lugar de reposo de sus antepasados. Es realmente un lugar privilegiado. Ahora, yo no quiero hablar mucho de eso porque es una cosa personal de mi arte y eso no es un juego. Yo no estoy defendiendo, como tampoco las personas de Paracas, nada personal. Acá estamos defendiendo una cosa de principios y de valores. Habría que decirles a los mineros peruanos “señores, lean acerca de la historia del Perú, infórmense qué representa Paracas, sepan que ustedes también forman parte de una cultura muy grande y muy sofisticada que ha deslumbrado al mundo y que este proyecto suyo los está desacreditando absolutamente como empresarios y como peruanos. No hagan que todo el Perú se vaya en contra de la minería”. Esto es algo que requiere de un debate nacional, de una profundización y de poner claros cuáles son los valores de la peruanidad.

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