Freddie Mercury, fallecido líder de Queen (Foto: AFP)
Redacción EC

En pleno auge de su carrera, la banda británica decidió dar un salto arriesgado con una canción convertida ahora en un éxito sin precedentes, y en la más icónica de la agrupación liderada por Freddie Mercury.

Corría el año 1975, y el cantante trabajaba en su cuarto álbum "A Night at the Opera". Freddie Mercury tenía en mente este tema desde 1968, en varias composiciones, que luego se unieron en el demo de . "Quería que fueran diferentes, y no podía teminarlas. Así que pensé, al demonio, las pondré todas juntas. Y entonces hizo erupción el llamado volcán", dijo en una entrevista. A lo que se refería Mercury es a lo compleja de su estructura, que para algunos críticos puede dividirse en seis partes: introducción, balada, solo de guitarra, ópera, rock y coda.

Freddie tenía un piano que usaba como cabecera para su cama y cuando se despertó en medio de la noche, saltó al piano y comenzó a escribir. Fue con este piano que escribió "Bohemian Rhapsody".

Sin embargo, la disquera EMI estaba aterrada. No podían creer que Queen se tomara estas licencias en medio de un boom comercial. Claramente, para ellos, "Bohemian Rhapsody" era un despropósito. Y no solo fue la disquera: Elton John le preguntó a John Reid, manager de él y de Queen, si acaso habían perdido la cabeza. Y sí, la locura no siempre trae cosas malas.

EL MITO
Freddie Mercury se negó miles de veces a explicar de qué trataba la canción que dura exactamente 5:55. Según se dice, al cantante le gustaba la astrología y el número 555 está relacionado a lo divino.

La primera parte de la canción, la introducción, inicia con un canto a capela donde se pregunta si "esto es real o es fantasía". El narrador se presenta como un pobre chico abandonado que pide compasión para no ser juzgado por el secreto que guarda: "Mamá, acabo de matar a un hombre con una pistola puesta en su cabeza".

Hasta el momento no se sabe a qué realmente se refiere Mercury. "Nunca explicó las letras, pero creo que se metió mucho en esa canción", dijo el guitarrista de Queen, Brian May.

El mismo año del lanzamiento, el fallecido artista estaba en una relación con Mary Austin, su gran amor y que luego heredaría su fortuna. Él la había engañado con alguien que trabajaba en una disquera y le reveló el asunto al año siguiente. Algunos han especulado que esto puede haber sido la inspiración para la pista "Bohemian Rhapsody", otros han ido más allá, y han sugerido que se trataría de una revelación sobre su sexualidad.

La biógrafa Lesley Ann-Jones ha sugerido previamente que las letras, incluida la línea "Mamá, acabo de matar a un hombre…", fueron una metáfora de la muerte de la heterosexualidad de Freddie.

Sin embargo, May, amigo íntimo de Mercury, ha negado esto. '¿De que se trata? Ninguno de nosotros lo sabe. Freddie nunca lo mencionó y no quería hacerlo, y así es como debería ser", dijo Brian a la BBC. El músico también sugirió que no tiene sentido que alguien intente "desenredar" el significado detrás de la letra: "Nunca lo lograrán porque nunca sabrán lo que sucedió en esas letras".

El piano que suena en la grabación original es el mismo instrumento con el que Paul McCartney grabó "Hey Jude"

ÓPERA MALDITA
La parte de la ópera se trata de una parodia del género en clave rock, donde aparecen personajes como Scaramouche, Galileo y Fígaro.

Scaramouche es un personaje bufonesco en la commedia dell’arte, un género teatral italiano nacido en el siglo XVI. Galileo Galilei era un astrónomo italiano que fue condenado por herejía por parte de la Inquisición, mientras que Fígaro, es el personaje principal de la ópera "El barbero de Sevilla" (1816). ¿Por qué los menciona Mercury? Parece que a todos ellos y a Mercury los une la tragedia, y un supuesto pacto con el diablo.

Curiosamente, las partes operísticas de la canción tardaron alrededor de tres semanas en grabarse y Queen nunca las interpretó en vivo, ya que eran demasiado difíciles de hacer. En su lugar, las reemplazaron con una grabación que llevaban de gira.

El icónico videoclip se filmó en los estudios Elstree, donde Queen practicaba para las giras. Lo dirigió Bruce Gowers y costó entre cuatro mil y cuatro mil quinientas libras. En cuatro horas se grabó, en cinco se editó, y una vez listo se estrenó en el programa Top of the Pops en noviembre de 1975. El resto es historia.

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