El 'Carreta' evoca la época de oro de la música criolla
Fernando Vivas

FERNANDO VIVAS ()

Quiero volver donde el 'Carreta', porque es el mejor trovador vivo de nuestra historia musical. Bueno, de una vertiente, la criolla, pero a sus 92 años tiene derecho a sostener que es la única y que a la identidad nacional le va a dar un patatús si la jarana deja de sonar. Su memoria es prodigiosa y debo estar atento a grabar los valses que le salen del forro de sus primeros recuerdos, descripciones de la Lima que se fue, con sátira y con habla popular, a capela y a todo pulmón, porque el 'Carreta' tiene que gritar para oírse él mismo –padece de parcial sordera– y de paso para que lo oigamos todos. Sin oír mi primera pregunta, empezará a contar y a cantar la historia de su vida.

"Nací en Huaraz y a los 6 meses mis padres decidieron venir a Lima y se instalaron en un lugar barato, la calle Tumbes del Rímac", dice.
 
Calle a la que le falta canción.
Quiero hacerla. Mi callecita Tumbes es solo una cuadra. Del Rímac son Polo, Eloísa Angulo, Alejandro Sáenz y su esposa Mariquita. Mi padre nos abandonó cuando cumplí 5 años. "Me voy a buscar la América", dijo, y se fue a la sierra, recaló en Morococha y ahí fue alcalde y gobernador. Y mi pobre madre nunca nos puso un padrastro. Es el homenaje que hay que hacer a una mujer. 
 
Empezó a cantar siendo empleado bancario.

En el 42 trabajaba en el Banco de Crédito. En el 50, era tenedor de libros, hice una aventura y tuve un hijo. Me separé, vino mi hijo a mi lado. Fui dirigente bancario y compuse el himno de la federación. Fui a Chile y me hice conocido cantando. Ahí hacían una audición bancaria y decidí hacer lo mismo en el Perú. A mi regreso fundé La Hora del Bancario, los días domingos. Empecé a juntar gente. Ahí  descubrí a Lucho Garland y le dije para cantar un vals, "Teresita" [canta]. Entonces nos llamamos Los Troveros Bancarios.
 
¿Y cómo se convirtieron en Los Troveros Criollos?
Hubo un concurso y nos inscribimos pero no aceptaban el nombre, así que dije: "Pongan Los Troveros Criollos".

Hubo un gran momento en el criollismo cuando ustedes se juntan con Cavagnaro y este mete la jerga al vals.
Mario vio que en Radio América nos pagaban el triple de lo que nos pagaban en el banco y teníamos tanto éxito cantando valses antiguos [canta “Cirilo Murruchuca”]. La gente creía que éramos viejos. Mario tenía un programa de boleros y un día nos dice: "Tengo algo para ustedes". Y empezó a cantar: "No se haga de rogar, Carreta”. Y era “Yo la quería, patita”. Lo cantamos y fue la locura.

Ya en la letra del vals estaba el ‘Carreta’, su futuro mote.
De ahí, tanto ‘Carreta’, es que me identifiqué con la frase. Por eso, cuando nos separamos los Troveros y me quedé solo, Garland me hizo firmar un documento por el que yo abandonaba el título de trovero. Entonces me quedé con 'Carreta'.
 
Luis Abanto Morales me dijo que Adalberto Oré Lara (compositor) usaba la palabra ‘Carreta’.
Le gustaba y lo curioso es que Adalberto nunca me dijo 'Carreta'. Me decía López, que es mi segundo apellido. Y me daba sus valses de callejón. Era policía investigador.

Usted me dio una definición filosófica de su apodo.
Un profesor de filosofía dijo que la humanidad era nómade hasta que se creó la rueda. De ahí vino otra rueda, los ejes, la plataforma. En conclusión, las dos ruedas significan la voluntad humana, el eje significa la amistad que una a las ruedas para andar siempre paralelos por los caminos de la vida.
 
Como para cantar “Los ejes de mi carreta” con Atahualpa Yupanqui.

Lo tuve a Atahualpa en mi casa. Lo llevé a almorzar, mis hijos estaban chiquitos, Gloria (Hidalgo, su esposa) tiene buena mano para la cocina. Cada que pasaba por Lima, preguntaba: "¿Dónde está mi 'Carreta'?".
 
El 'Carreta' me hace una consulta. Estuvo leyendo “Martín Fierro”, el poema gaucho, y quiere escribir su biografía en verso. No sabe si usar redondillas de pocas sílabas o alejandrinos. Le digo que la escriba como le salga, y si es en prosa, mejor, que es bueno que personajes como él dejen testimonio de su vida.

Hay otro momento único del criollismo, cuando Serafina Quinteras le da a usted sus valses satíricos.
Es bonito, irónico, crítico y con elegancia. "Y las corvinas, sobre las olas, nadarán fritas con su limón". A propósito de ese vals, “Parlamanías”, Serafina trabajaba en el Congreso y era amiga de Luis Alberto Sánchez, pero, carajo, por ese vals la sacaron.
 
Cuando cumplió 100 años, la homenajearon en el Congreso. Hay otro vals satírico de Quinteras con un verso terrible,"terroristas nadando en el menestrón".
[Canta] Con Polo Campos hice un microprograma en la TV,  "La noticia en fa", donde cantábamos la coyuntura. Con él hice “Al fondo hay sitio”, el mismo nombre de la serie [muestra la portada del CD, con un dibujo de un microbús atestado]. Pero hay otro de Polo que canté delante de un alcalde de Surco: “Vamos al concejo/ a reventar cohetes/una vaca nueva vamos a ordeñar/cantemos promesas, pero con falsete/que si el pueblo atraca, vamos a ganar”. Ya no me volvieron a contratar.
 
Estamos en víspera de Fiestas Patrias. ¿Qué se siente ser uno de los últimos representantes de una generación de criollos?
Éramos como cuatro 'noventones' históricos. Ahora quedamos dos, Luis Abanto y yo. Panchito Jiménez se ha muerto, Garland está retirado hace tiempo. Manuel Acosta Ojeda es un literato, escribe poesía de izquierda.
 
¿Chabuca?
Me quería mucho, pero no me daba canciones porque no eran para mi estilo. Soy el único que canta la música jaranera. Muy poco cantaba "que me engañaste, que te odio". No soy un embajador criollo, que digamos.
 
Los valses dramáticos no eran para usted.
No eran para mí, pero románticos sí. Y filosóficos. [Canta un viejo vals] “Es triste envejecer, pero es más triste/cuando la sed de la ilusión ya muere/ ningún recuerdo del pasado existe/ es por eso que en el tiempo en que he vivido/más que el sepulcro abierto que me espera/tengo un temor  terrible al olvido”.
 
¿Cómo se siente respecto al 'boom' de la cumbia?
Es el decaimiento de la identidad. La vamos destruyendo y no por culpa de los viejos. Son las nuevas generaciones influidas por el pop, el check, el taztaz. La cumbia la han agarrado porque tiene ciertas raicitas de la canción andina y como hay tanto andino o descendiente de andino, casi la mayoría, se ha adoptado.

La música criolla también recibió influencias negras.
Vino de España pero se enraizó y se perpetuó y nadie la sacó. Antes que viniera la cumbia entró la música negra, pero ya no se impone ya.
 
La música negra se metió al criollismo con el cajón.
El cajón es exacto para llevar el compás. Los Troveros cantábamos sin cajón. Pero cuando se grababa en las disqueras, había que usar cajón. [Canta la jarana “El zambo Cucalón”].

¿De los cantantes vigentes, a quiénes oye?
Eva Ayllón es más negroide que jaranera. Lucía de la Cruz es la mejor, es muy expresiva, le mete alma, vida y corazón. Cecilia Bracamonte hizo todo lo posible por querer imponerse. Cecilia Barraza es buena con valsecitos bien escogidos. No me invitó a su programa, me hubiera gustado ir y que me llamaran mis hijos que están en Estados Unidos.

Vio la restauración del cortometraje “Yo la quería patita”.
Fue una aventura, cuando el cine peruano había quedado enterrado. Ahí Enrique Victoria toma pisco porque auspiciaba el Sol de Ica.
 
¿Qué tomaban los criollos?
En esa época éramos más pisqueros que cerveceros, porque el buen pisco era barato y tomábamos en vaso, nada de copita, y hacíamos colecta.[Canta seguido tres jaranas de peruanidad, no se le puede interrumpir ni queremos hacerlo] Ya nadie canta esto.

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