MARÍA PÍA BARRIENTOS (@Pia_Barrientos) Redacción Online

Para Lima fue un trance dulce, una terapia que nos hizo vibrar, saltar, alocar y no parar de bailar al ritmo de más de 20 bandas power de la movida local y extranjera. Aquí lo que fue el inusual Festival de los 7 Mares 2013.

PREPARACIÓN Lima estaba lista. Se había preparado mentalmente para lo que vendría. Llegó corriendo. No sabía que detrás de las puertas que cercan el Parque de Exposición se escondía una faenón que se intuyó perpetuo, incansable e inacabable. Eterno.

La farra comenzó temprano, con los peruanos Batuke Changó. Batucada que parecía una premonición. El calentamiento que nuestro cuerpo necesitaba para empezar con el ejercicio, con la locura, con la terapia de choque. Manu Da Banda, un proyecto itinerante que nació para hacer y llevar música que mezcla algo de lo más atractivo de los sonidos del mundo, mandó su ráfaga desconcertante luego. Un poco de reggae, bastante de cumbia, entre otras varias cremas. Lima ya estaba en On.

ELECTROCHOQUE Eran las 2 de la tarde y el sol amenazaba con continuar pleno por varias horas más. Colectivo Circo Band nos inoculó fuerte dosis de jaranera sabrosura. Bailamos. Nos paramos. Nos dejamos fundir por el sol sin parar de movernos. Grupos como Andrés Prado y Pepe Chiriboga, el maravilloso Ray Callao y la potente Olaya Sound System soltaron sus propuestas contundentes más tarde.

Lima gozaba y mostraba sus mil caras. Igual de vez en cuando ella decía ‘chepi’. Tomaba aire, se sentaba, compartía con los amigos. Luego, continuaba la terapia de choque. La música seguía pegándole duro, dándole fuerte. Ella se mostraba recia. Dispuesta a seguir.

Ya había llegado más gente. Quizás la primera gran contracción de placer que Lima vivió ayer fue ejecutada por Systema Solar, un colectivo que mezcla ritmo y arte visual en una explosiva propuesta. Un monumental coctel molotov de sonidos caribeños, champeta, cumbia, fandango y hip hop, tecno, break beats y más, mucho más.

Con ellos Lima bailó. Más que eso. Se contorsionó. El sonido la dominaba y el sol no se iba. Rondaban las 5 de la tarde. Lima continuaba y gozaba. No paraba. Estaba cansada, pero contenta. Se le veía bien junta, diversa, una Lima más abierta, menos compungida, más divertida. Menores de edad, eclécticas y posmodernistas señoritas, llegaron luego.

CONVULSIÓN Uchpa. Rock pesado en quechua. Propuesta inusual. Gráficos excelentes. Puesta en escena que es un golpe monumental a la mente, pero también a la conciencia y al cuerpo. Casi todo lo dicen en “el idioma de los incas”, como dice Fredy Ortiz, su vocalista cuando por fin opa por hablar en castellano.

La noche ya se impuso. Lima está vibrando. Impresionantes solos de guitarras hacen que sus pies se contraigan, locos. Ellos dicen que hacen música para que quienes vienen de la sierra no olviden su idioma, que los que saben hablar quechua no dejen de hacerlo por vergüenza, rock en su idioma y al ritmo que le gusta. Lima no da más y aplaude eufórica.

Chaqueta Piaggio aterriza después para llevarnos a otro pasaje de este viaje. A otra época. Es elegante, los sonidos endulzan, seducen. Algunos bailan. Otros solo escuchan. Otros aprovechan para descansar. Tomar aire.

La segunda gran descarga nos la regala Sargento García, francés de padre español que habla nuestro idioma a la perfección. Reggae, cumbia y más muchísimo más. Él rapea, canta, inusual. El indeterminable número de gente que allí se encontraba baila junta, rozándose. Ellos descargan sus temas más conocidos. En francés, en español. Lima se contrae y explota. Canciones como “Jumpi” nos hacen movernos sensuales, mostrar el ritmo la sazón.

Bruno García, nuestro Sargento, nos cuenta que es su primera vez aquí. Que esperó por mucho tiempo llegar. Lo aplaudimos. Lo merece. Luego, Mr. Zebré nos da un medicamento para el cansancio. La poción surte efecto. Estamos listos para la bomba.

EXPLOTA Su nombre nos revela de su misión: explotar. Hacer boom. Bomba Estéreo llegó para tirarnos una ráfaga esquizoide de pasión musical. Liliana Saumet trepa al escenario forrada en un vestido negro de algo parecido al cuero y unos flecos naranja neón en la ropa y la cabeza. Así se proclamó la diosa de la noche, la mujer que llevaba en escena la maquinaria de su bomba de tiempo.

Se hace imposible no bailar. La chiquita, pero poderosísima cantante, que se pone frente nuestro nos canta al oído, nos grita desaforada, nos suaviza, nos empuja, nos hace volver por más. “Cosita rica”, nos atrae, “La cumbia Sicodélica” nos hace ebullir. Con “Fuego”, himno al sabor, de la chambeta, reggae music, cumbia folclore, explotamos. Es una bomba atómica de música electrónica. Nos hace terminar en buen puerto con “El alma y el cuerpo”. Liliana nos dice que para su Bomba Estéreo Lima es muy especial. Se va agradeciendo.

Lima toma una bocanada de aire la necesita. Estamos calientes, hervimos. Café Tacvba nos da más de lo que esperábamos, como siempre. Lima está junta. Muchos corren adelante. Unos pocos se rinden sentados, echados, tirados porque ya no dan más. La mayoría vibra con las letras y música que comandan Rubén Isaac Albarrán Ortega y Emmanuel del Real Díaz.

Con “Ingrata” Lima arma unos pogos descontrolados, pero divertidos, con buena vibra. Ella se vacila. Ellos nos hablan, nos coquetean, proclaman la no violen llamado a la no violencia. Entra Liliana Saumet, le cantan, ella baila al ritmo de “La chica de la banda”. “Eres” nos dicen casi al oído. Lima vocifera. Entonan “Olita de altamar”, tema que grabaron en Paracas y que mezcla ritmos andinos y hacen una divertida coreografía en “Déjate caer”. Acabamos contentos.

Algunos se van. Otros se quedan para más. Otros terminan madrugadores a una hora que hoy ya no recuerdo.

Vibraron, alocaron, se juntaron y disfrutaron algo más solidarios, más desprejuiciados en un festival que a diferencia del que vimos el año pasado no centro su foco en solo un artista. La vez pasada la mayoría fue por Manu Chao. Esta vez se trataba del evento en sí. De los continuos electroshocks que nos lanzaros, por las repetidas contracciones de placer que nos hicieron sentir constantemente entre el mediodía y el amanecer.