La Orquesta Sinfonica Nacional del Perú en 2012 durante un homenaje al maestro Leopoldo la Rosa. (Foto: El Comercio)
La Orquesta Sinfonica Nacional del Perú en 2012 durante un homenaje al maestro Leopoldo la Rosa. (Foto: El Comercio)
Enrique Planas

Eran años difíciles: en Europa, la guerra se consideraba solo cuestión
de tiempo. Y en Lima, durante el gobierno del mariscal Óscar R. Benavides, se organizaba la Octava Conferencia Internacional Americana, un preámbulo de lo que sería una década más tarde la actual Organización de Estados Americanos. Era diciembre de 1938, y entre los días 9 y 27 los representantes discutían su papel en un mundo convulsionado. Dos días después de inaugurada la cumbre, el
domingo 11, la primera orquesta oficial del país, creada por ley el pasado 11 de agosto, ejecuta un "Concierto de gala en honor de las delegaciones de la VIII Conferencia Internacional Americana", dirigida por el maestro Theo Buchwald.

La (OSN) había nacido entonces interpretando un programa que incluía, además del himno nacional, la obertura de Die Meistersinger von Nürnberg de Richard Wagner, la "Sinfonía Nº5", en do menor Op. 67 de Beethoven, parte de los nocturnos de Debussy, la danza de "La vida breve" de Manuel de Falla y, para terminar, el bolero de Maurice Ravel, compositor francés fallecido un año antes. La entrada en platea costó cinco soles de oro, y cuatro, en la galería en el Teatro Municipal.

El director de aquel concierto conocía de cerca la tragedia que se avecinaba en Europa. Nacido en un hogar judío, en Viena en 1902, Buchwald había aprendido composición y piano con los mejores maestros. Su trabajo principal lo obtuvo en la Ópera Estatal de Berlín, una de las más antiguas de Alemania, como ayudante del legendario director Erich Kleiber. Sin embargo, con el ascenso del nazismo, empezó a cernirse sobre él el cerco antisemita. En 1933 fue expulsado de la orquesta de Halberstadt y tuvo que volver a Viena, donde conoce a la pianista chilena Rosita Renard, en medio de su gira europea. Enamorados, partieron a la capital chilena en 1935.

Fue en Santiago donde conoció a intelectuales peruanos como Carlos Raigada y César Arróspide, quienes comparten con él el interés del Gobierno por organizar una orquesta sinfónica. Por entonces, el ambiente musical limeño no alcanzaba el rango profesional. No existían elencos sinfónicos estables y los músicos de nivel existentes eran convocados para algún concierto esporádico o al iniciar la temporada de ópera o de zarzuela.

Buchwald ofreció su primer concierto limeño en 1936, impresionando
al público local. Dos años después, fue convocado para hacerse cargo de la flamante OSN, tarea a la que dedicaría 20 años de su vida. Sin embargo, con el tiempo, el apoyo oficial a su trabajo fue decayendo,
y el músico fue resintiéndose por los desaires de los gobernantes de turno. Se retiró de la institución en 1957, y víctima de la depresión y el abuso del alcohol falleció en 1960.

—Recuperar la memoria—

Han pasado 80 años de aquel primer concierto, y en su moderna sala
de ensayos del Gran Teatro Nacional, los músicos de la Sinfónica Nacional tienen como solista invitado al guitarrista ayacuchano Manuelcha Prado. Días antes, los muchachos de Bareto afinaron instrumentos con ellos. Todo ello previo al concierto de mañana domingo, en el marco del programa Museos Abiertos del Ministerio de Cultura, en el anfiteatro del Parque de la Exposición.

Además de sus temporadas regulares, presentaciones como las que
la OSN hará con Manuelcha Prado y Bareto en el programa de Museos
Abiertos aportan a su interés de llegar a más público y darle un sentido social a su trabajo musical. "Nuestros programas siempre tienen algo de propuesta orgánica: siempre hay una relación entre las obras que ponemos y un programa pedagógico", explica Fernando Valcárcel, su director titular. Este año, la agenda a su cargo fuera del Gran Teatro Nacional no tiene lugar para más: el 4 de abril se presentan en el Hospital del Niño y el 22 de abril y el 20 de mayo en la
concha acústica del Campo de Marte (construida en 1939 específicamente para los conciertos de la Sinfónica). Asimismo, el 21 de junio, y dirigidos por Carmen Moral, interpretan a Tchaikovsky en el auditorio del colegio militar Leoncio Prado.

Hay más: la orquesta parte de gira internacional a EE.UU del 8 al 14
de octubre, y a Chile, para participar en la Feria Internacional del Libro de Santiago, el 29 de octubre. En el interior del país, recorrerá próximamente las ciudades de Puno, Piura, Chiclayo y Trujillo.

Valcárcel, miembro de una familia de ilustres compositores y escritores peruanos, es el responsable del febril ritmo de las celebraciones por este aniversario redondo. Desde la creación del Ministerio de Cultura, el mayor apoyo oficial a este elenco es evidente. Hay un mayor presupuesto y un mejor acercamiento al gran público. Gracias a las condiciones acústicas que el Gran Teatro Nacional les brinda, hoy pueden producir temporadas de gran nivel, con solistas y directores de primer nivel, repertorios novedosos y en muchos casos de estreno.

Sin embargo, Valcárcel sabe que todo ello aún no es suficiente. Persiste el prejuicio popular de que la música clásica es un espectáculo elitista y caro, aunque la entrada para sus conciertos subsidiados por el Estado llega a costar 8 soles. "El ideal es que la Sinfónica sea un referente de la cultura peruana", afirma.

Pero más allá de la difusión musical, uno de los grandes retos en los
que se enfoca este director, compositor y pianista limeño es la recuperación de la memoria de su propia institución: con miras a la celebración del bicentenario de nuestra independencia, la OSN quiere hacer un esfuerzo editorial que perennice toda su historia. Este proyecto comienza con la recuperación de su archivo documental, cuya preservación, para el director de la OSN, alcanza la categoría de milagro. "Una de las cosas de las que careció la Sinfónica fue de un local. Por años fuimos trashumantes, y eso no ha ayudado a la conservación de nuestros archivos históricos. Recién ahora estamos
tratando de ponerlo en valor", explica Valcárcel. En efecto, la Sinfónica cuenta ahora con un repositorio digital donde se puede acceder tanto a sus joyas bibliográficas como a su archivo gráfico.

Como el país, la larga historia de la Orquesta Sinfónica Nacional (interrumpida solo dos años en la década de los 60, cuando entró en
reorganización) conoce de épocas doradas y profundas crisis, como la
sufrida en los años 70 con la dictadura militar, luego la inflación de los años ochenta y la violencia terrorista. Pero milagrosamente, gracias al espíritu de sus directores y músicos, la institución ha sobrevivido a estos vaivenes.

Más allá de los documentos sobrevivientes de su archivo, pocos
se ha escrito sobre la historia de la Sinfónica. Valcárcel cita el ensayo
del recordado músico y periodista Luis Antonio Meza "La Sinfónica
en tres movimientos", que atendía desde los orígenes hasta la década del 80. También Armando Sánchez Málaga ha escrito un volumen de reciente publicación por el Congreso de la República. Tal escasez de textos motiva a que incluso los propios miembros de la OSN desconozcan la historia de su orquesta. "Hay un divorcio no pretendido, pero real entre los músicos y su memoria", reconoce el director. Para paliar esta carencia, además de un libro que recoja parte de ese octogenario patrimonio, la institución espera publicar el primer volumen de la antología orquestal, que incluye obras de José Sosaya y José Carlos Campos. 

—Una historia por grabar—

A lo largo de sus 80 años de actividad, la razón de ser de la OSN sigue siendo la difusión y defensa del repertorio musical nacional. Y a ese reto se suma el plan de grabaciones con el que la Sinfónica quiere recuperar el tiempo perdido. "Entiendo que por razones de presupuesto, la orquesta en sus 80 años ha grabado muy poco, tan solo 10 discos, y muchos de ellos de pobre factura. Todo ello conduce a que los mismos músicos no conozcamos las obras de nuestros compositores fundamentales. Es algo que recién estamos poniendo en valor", adelanta. En efecto, la OSN tiene previsto para este año una agresiva política de edición discográfica de música peruana. Entre esas grabaciones destacan "Enrique Iturriaga: retrospectiva", que incluye sus composiciones "De la lírica campesina", "Homenaje a Stravinski", "Canción y muerte de Rolando" y "Tres canciones corales"; "El cóndor pasa", versión original de la zarzuela de Daniel A. Robles; "Tinkuy", interpretado por el Coro Nacional de Niños, que reúne los cantos aimaras, amazónicos y quechuas de Sadiel Cuentas; además de "Antología orquestal peruana, siglo XIX", con composiciones de José Bernardo Alcedo, José María Valle Riestra, Pedro Jiménez Abril Tirado y Claudio Rebagliati.

Asimismo, se tiene proyectada una "Antología de la música puneña",
con temas tradicionales y composiciones de Castor Vera Solano,
Víctor Echave, Víctor Cuentas Ampuero, Theodoro Valcárcel, Édgar
Valcárcel, Augusto Portugal, Julián Palacios, Jorge Huirse y Rosendo
Huirse. Mientras que en proceso de posproducción esperan las "Antimemorias" de Edgar Valcárcel, "El movimiento y el sueño" de Celso Garrido- Lecca y el primer volumen de las sinfonías de Francisco Pulgar Vidal.

"Una de las principales misiones de la Sinfónica es expandir la oferta
musical de la población y darle no solamente goce estético y sonoro,
sino motivar su espíritu y sentido crítico. Porque al darle una mayor
oferta musical, el oyente empieza a discernir, a entender la evolución
misma de la música, y desarrolla una apreciación mayor de la música.
¡Nosotros tratamos de remover conciencias musicales!", afirma Valcárcel. "Desde siempre, uno de los rasgos de la Sinfónica es querer retar a nuestros oyentes", añade.

—Programación Todo un año con la Sinfónica—

El 1 de abril, en el marco del programa Museos Abiertos del Ministerio de Cultura, la Orquesta Sinfónica Nacional ofrecerá un memorable concierto teniendo como invitados a la banda Bareto y al guitarrista ayacuchano Manuelcha Prado. Anfiteatro del Parque de la Exposición, 4 p.m. Ingreso libre.

El 20 de abril, la OSN inicia su Temporada de Otoño en el Gran Teatro Nacional con el ciclo Música y Cine. Para cinéfilos melómanos:
el tema principal de "Forrest Gump" (Alan Silvestri), "La pantera rosa" (Henry Mancini), "Mambo", de "West Side Story" (Leonard
Bernstein) y del maestro John Williams, cintas tan populares como
"Harry Potter", "Jurassic Park" y "Star Wars".

El 27 de abril, con la soprano Josefina Brivio como invitada, se presentará un repertorio del compositor peruano Enrique Iturriaga.

La temporada continuará con un especial de música peruana (18 de mayo), "El triple concierto de Beethoven" (8 de junio) y "Todo Tchaikovsky" (22 de junio). 

En su Temporada de Invierno, siempre en el Gran Teatro Nacional,
la Sinfónica empieza el jueves 12 de julio con el programa "Colores",
de Arnold Schoenberg, teniendo como invitado al guitarrista Kazuhito Yamashita (Japón) y al Coro Nacional.

El martes 31 de julio se ofrecerá la Gala de Fiestas Patrias con Khatia
Buniatishvili al piano (Georgia- Francia). Posteriormente, el 10 de
agosto, "John Powell y su réquiem por la Primera Guerra Mundial",
dirigido por José Serebrier (Uruguay–EE.UU.). El viernes 17 de agosto se estrena en nuestro país una serie de piezas del compositor
chino Xiaogang Ye.

La Temporada de Primavera se inicia en el Gran Teatro Nacional con "Una noche de ópera: El castillo de Barbazul y Peleas y Melisande" el 27 de setiembre. El 5 de octubre, "Música de primavera" trae a Lima al director alemán Christoph Poppen. Incluye de Schumann sinfonía N°1 "Primavera" y de Beethoven la sinfonía N°6 "Pastoral".

El 26 de octubre, FernandoValcárcel dirige la sinfonía N°6 de Gustav Mahler, mientras que el 23 de noviembre se presentan "Dos testimonios musicales" con el inglés Stefan Asbury en la batuta: de
Brahms, concierto para piano N°1 y de Shostakovich sinfonía N°5.

Finalmente, el año se cierra con el "Cascanueces", el 21 de diciembre,
con la pianista serbia Tamara Stefanovich.

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