José Gallo fundó Theremyn _4 hace 19 años. “Lost Moments” es la novena producción de estudio del grupo de música electrónica. (Foto: Difusión)
José Gallo fundó Theremyn _4 hace 19 años. “Lost Moments” es la novena producción de estudio del grupo de música electrónica. (Foto: Difusión)
Czar Gutiérrez

Cuando los neurólogos examinaron el cerebro del ruso Vladimir Lenin –oportunamente extraído del cráneo antes de su embalsamamiento en 1924–, advirtieron que algunas neuronas piramidales en la tercera capa de la corteza eran desmesuradamente largas. "Propio de un intelecto sinfónico", dictaminaron, relacionando la malformación con el repentino embobamiento que sufría el finado ante esa rara especie de violonchelo electromagnético que se tocaba sin cuerdas.

Tenía lógica, considerando que Lev Serguéyevich Termen, más conocido como León Theremin (1896-1993), creador y ejecutante, era su íntimo amigo. Músico experimental que pasaría a la historia por inventar aquel asombroso emisor de sonidos sin frotar un arco contra las cuerdas ni desplazar los dedos por el mástil, cedió los derechos de su invento a RCA, que lo comercializó en 1930 para generar el súbito enriquecimiento de la música en efectos, distorsiones y moduladores.

ALTO VOLTAJE
Sería esa misma necesidad revulsiva la que condujo al rockero peruano José Gallo a reemplazar la batería por un complejo arsenal electrónico. Pianista clásico hasta los 14 años y luego percusionista de las bandas de hard rock alternativo Terranova, La Banda del Maíz, Hermanos Brothers y Huelga de Hambre –con quienes grabó un disco y giró por Estados Unidos, Colombia y Ecuador–, en 1999 decide colgar definitivamente las baquetas y enchufar su vida musical a otro nombre: Theremyn_4.

Así exploraría grooves, polirritmos y tiempos inusuales en sus primeros cuatro discos –"Fluorescente verde en el patio" (2000), "Mi vida en Infrarrojo" (2001), "Lima/Tokyo/Lima" y "Peruvian remixing Co." (2004)–. Es a partir de "Spacetimebomb" (2006) cuando redirige la brújula y se lanza a domesticar formas melódicas y líneas vocales: "Inflamable" (2009), "Fiction Beats" (2011) y "The Next Wave" (2014) componen una amalgama armónica con pinceladas de jazz, acid house y simuladores de vuelo.

Cuatro años después alumbra un nuevo esférico que rompe el silencio a partir de pequeños cortes que rebotan sobre una base big beat ("Decoherence Process"), un tema pop vocalizado desde un celular –Paul Marabotto en "Walking with you"–, el bailable "Burning Streets of Sound" –que cantan Paco Holguín, de Emergency Blanket, y Diego Larrañaga, de Huelga de Hambre–, mientras la voz de la colombiana Brina Quoya flota en el soul "Oleaje de ligera intensidad".

BLOQUE DE CRISTAL
"Para que la luz viaje a su máxima velocidad, la oscuridad debe moverse más rápido haciéndole espacio", dice José Gallo antes de pulsar "The Speed of Dark", chispas de electricidad provenientes del viaje hacia el centro de Gargantúa en la película "Interstellar". Lo que viene es "Dignity of an Iceberg" –lento que licúa a Zeppelin, Rush y Vangelis– antes de un arpegio de piano que, al crecer, compone "Uchronia", un tributo a "The Man in the High Castle" de Phillip K. Dick.

Será otro escritor –Jack Kerouac pasando sus días en el Asia– quien cubra de neón, niebla y soledad la distópica "Diamond Glory", instrumental de estética noir que precede el remate final con "Gone, like a real girl", cuya música tiene tanto de Ryuichi Sakamoto como de la inteligencia artificial que modula "Blade Runner 2049". Y punto final para un disco cuyo ritmo, Hemingway dixit, marcharía "con la dignidad del movimiento de un iceberg".

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Bar Hensley (Av. Grau 982, Barranco).
Fecha: 19 de octubre.
Disco: Disponible en Spotify, iTunes, Google Play y Amazon.

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