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Lady Gaga

ya no es más esa quimera pop que lograba estilismos imposibles. Tampoco la joven que hacía temblar el reinado de Madonna, ni el eslabón perdido entre Britney Spears y Christina Aguilera. Lady Gaga ya no es la diva que no se tomaba tan en serio la industria y jugaba a ser la versión femenina de Andy Warhol, en su debut "The Fame" (2008).

La cantante estadounidense llegó un poco tarde a la repartición del reinado pop, o se quiso ir demasiado pronto. Con dos discos en su haber, se atrevió a experimentar con nuevos sonidos y se empezó a tomar demasiado en serio su rol en la industria con el lanzamiento de "ARTPOP", su primer fracaso comercial.

"ARTPOP" pecó de ser un artefacto pretencioso y logró fragmentar su futuro en la música. El disco es el peor punteado de Lady Gaga en Metacritic, web encargada de promediar la puntuación de los críticos en varios medios especializados. Además fue el disco menos vendido de la artista: su debut The Fame logró 15 millones de copias, mientras que "ARTPOP" no llegó ni a la cuarta parte.

No es difícil adivinar el por qué Lady Gaga en los meses siguientes se esmeró en dar un giro menos comercial y más artístico a su carrera. Tuvo una colaboración con el señor del jazz, Tony Bennett, un año después, y su presentación en los premios Oscar del 2015 con el popurrí de "The Sound of Music" la puso nuevamente en un altar del que había caído estrepitosamente.

Con cada vez menos maquillaje, Lady Gaga iba acercándose a lo que sería su trabajo discográfico más personal hasta el momento: "Joanne" (2016), un álbum donde la artista sucumbía al country pop, un escenario arriesgado para una artista de su talla, pero que luego se volvió parte de una tendencia entre sus congéneres: Kesha, Kylie Minogue y Miley Cyrus lanzaron poco después sus discos country para convencer a la crítica que debajo de toda esa indumentaria hay estrellas con credibilidad musical.

Por supuesto, "Joanne" convenció a la crítica, pero no hizo lo mismo con sus fanáticos que se acercaron a ella por ese divertido y descarado pop que relucía en "The Fame" y luego en "Born This Way" (2011). Que incluyera una sola canción de este disco ("Million Reasons") en su aplaudido show en el Super Bowl es prueba de ello.

Ahora que anuncia una residencia en Las Vegas para diciembre de este año, la crítica se pregunta si ayudará a revitalizar su carrera o será un retiro simbólico. Hace solo algunos años, la sola intención de hacer un show permanente en "La Ciudad del Pecado" era sinónimo de "jubilación", pero tras el éxito de Britney Spears (quien fue residente durante cuatro años), artistas como Jennifer López y Gwen Stefani han dado una dosis de vitalidad y glamour a los espectáculos en esa parte del mundo. La prueba de la longevidad artística parece estar entre casinos y letreros luminosos.

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