Imagen de la portada de su último disco "Vida" (Foto: Difusión)
Redacción EC

Fue un fenómeno vertiginoso e incontenible. Con "Despacito", el puertorriqueño cantó hasta en Chipre o Vietnam. Sus detractores no lo pueden negar: ellos saben cómo silbar su melodía.

El disco anterior de Fonsi, "8", data del 2014. En enero del 2017, apareció el sencillo "Despacito" y su carrera tomó un impulso global definitivo. Ya en el 2019, se acaba de publicar "Vida", el álbum que acoge a "Despacito". El Comercio conversó por teléfono con el músico.

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— La palabra ‘vida’ puede tener muchos sentidos. A estas alturas del partido, ¿qué significados y connotaciones tiene para ti?
Lo más difícil es buscarle una sola respuesta a la palabra vida. ¿Por qué le puse “Vida” a mi noveno disco? Cada disco es como una radiografía del momento en que uno está viviendo. Me tardé cuatro años en lanzar este disco. Es un pedazo de mi vida que comparto con el mundo entero. Además, durante el proceso de hacer el disco y lanzarlo, nació una vida, nació un hijo que me llenó de amor y de ilusión, y que influyó mucho en las letras y la energía del disco.

— Ya se publicó el videoclip de la balada “Sola”. ¿En él se ve brevemente un cajón peruano? ¿Es así? ¿O te pongo en aprietos?
No, no, cuando hablamos de música no me pones en ningún aprieto. Por supuesto que es un cajón peruano. Dentro de la historia del video, yo me subo a tocar con unos músicos en una barrita de un lugar remoto. Afuera de este bar hay una tormenta y se está “acabando el mundo”. [El cajón] es parte de la historia del video –lo usamos para vestir el escenario–, pero no lo fue de la grabación de la canción. Me encanta cómo suena el cajón. En mis presentaciones acústicas siempre ando con una guitarra y un cajón, porque te dan versatilidad para llevarlos a diferentes lugares: te dan para tocar baladas, temas rítmicos, de todo.

— ¿Cómo cantarle al amor y no caer en el cliché? ¿Cuál es el truco?
El truco es que no hay truco. El truco es que uno habla desde un punto de vista muy sincero. Hay canciones de amor que son muy profundas, que tienen mucha poesía y que son un poco más rebuscadas, y hay canciones de amor que son muy simples, con un vocabulario cotidiano y que dentro de su simpleza impactan, porque son honestas y reales. Yo siempre trato de quedarme por esa línea: me gusta la poesía, me gustan las letras rebuscadas, me gusta impresionar por ese lado, pero al final del día lo que yo quiero es que la gente se identifique, que no se impresione, sino que se emocione. Y si uno lo hace con honestidad y respeto, nunca va a ser ‘clichoso’.

— Hablemos de tu tema ineludible: “Despacito”, que incluso recibió un disco de plutonio por alcanzar las cuatro mil millones de reproducciones por streaming. ¿Cómo cambió tu vida esta canción? Si es que la cambió...
Hay cosas que por supuesto cambian, ¿sabes? Si te digo que no cambian, te estaría mintiendo. Hay cosas que cambian, hay cosas que no.

— ¿Te abrumó ese éxito?
No, para nada. Llevo demasiado tiempo en esto como para que una canción cambie mi rumbo o me abrume. Creo que llegó en un momento en que, personalmente, estoy muy estable, donde ya he aprendido y me conozco, y había un nivel de madurez que definitivamente no lo tenía al comienzo de mi carrera y que la vida me lo ha dado. Ya son 20 años de mi carrera. Entonces, ¿qué cambia? Bueno, cambia que ahora he tenido la oportunidad de visitar, literalmente, el mundo entero. Antes, con mi música no había cantado en Rusia, Japón, China, Vietnam, Chipre, Australia... ¿Me entiendes? Con esa canción se abrieron las puertas de mercados en los que normalmente la música en español no suena, y aquí está un tema completamente en español que se convierte en un fenómeno en todos los rincones del mundo. Pero eso no me cambia a mí, a mi forma de trabajar, a mi respeto por el escenario y por la gente, a mi visión de lo que hago todos los días de mi vida durante estos últimos 20 años.

— En este tramo de tu carrera, ¿qué tareas pendientes o sueños te quedan por cumplir ?
Hay muchos. Imposible decirte solo uno. ¿Sabes lo que quiero? Quiero poder hablar contigo de aquí a 10 años y tener la misma emoción que tengo hoy. Ya no se trata de ganarme un premio o de vender una cantidad específica de discos. Creo que es algo más humano. Son metas más del corazón. Lo que he logrado en 20 años ha sido muy bonito, mucho más de lo que yo hubiese imaginado. Ahora lo que quiero es lograr el cariño y respeto por lo que hago, porque si eso se mantiene, la calidad de la música siempre va a ser buena. Cuando uno disfruta lo que hace, cuando uno está en un lugar de tranquilidad y de paz, y lo hace porque verdaderamente le tiene amor, el resultado siempre es mejor. Entonces, ¿qué le pido a la vida? ¿Cuál es mi meta? ¿Cuál es mi deseo? Que pueda hacer esto por mucho tiempo y que salga de un lugar muy real.

— ¿Por qué crees que los ritmos urbanos y el reguetón han conectado a este nivel en el mundo? ¿Cuáles son las claves para haber generado este furor?
Creo que el género urbano ha influenciado mucho al pop y a los diferentes géneros. Vemos cómo ha habido fusiones de artistas urbanos con músicos tropicales, del rock, etc. Ese es el impacto que ha tenido la música urbana. ¿Por qué el reguetón está donde está? Porque es un ritmo con el que hasta el que no baila, lo baila. Es un ritmo con el que no tienes que ser un bailarín profesional para moverte y contagiarte. Es un ritmo que no necesita idiomas: lo puedes poner en cualquier parte del mundo y te dan ganas de sonreír y de bailar. Eso se mezcla con melodías y letras con las que la gente se identifica, y entonces pasan cosas como “Despacito”, que cuenta con la participación del artista más importante del género urbano –como es Daddy Yankee–, quien puede hacer algo que yo no puedo, y mezclamos nuestros artes. Fue como una tormenta perfecta.

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