Marie Fredriksson visitó Perú en dos oportunidades, la primera en 1995 para un concierto con, aproximadamente, 5000 asistentes. Foto: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
Marie Fredriksson visitó Perú en dos oportunidades, la primera en 1995 para un concierto con, aproximadamente, 5000 asistentes. Foto: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
Redacción Luces

La muerte de a los 61 años ha dejado un vacío en el mundo de la música y en el corazón de sus fanáticos. La vocalista visitó nuestro país en dos ocasiones, aunque es muy posible que fue la primera visita de el miércoles 5 de abril de 1995, en pleno apogeo de la banda, la que causó más impacto en el público peruano; una presentación que pasó por complicaciones técnicas en un tiempo igual de complicado, con las elecciones a la vuelta de la esquina y el recuerdo de la Guerra del Cenepa aún presente. Recordamos aquel 5 de abril de 1995 a través de una crónica y, también, una entrevista:

“El concierto de Roxette causó furor en sus fans”

Por Patricia Castro Obando (7 de abril de 1995)

Noche de miércoles que dejó en los fanáticos todo tipo de emociones. Especialmente aquellos que pagaron 25 dólares por la entrada para ver y escuchar al dúo sueco y a su banda. Muy lejos del escenario, ubicados en el gramado, los que compraron `stand up', transformaron la conjunción `y', en una disyuntiva. Entonces se dedicaron a ver `o’ escuchar el concierto.

Inútilmente buscaron la pantalla gigante, obligatoria en estas ocasiones, cuando el público supera los miles de espectadores. Pero no llegó, como tampoco llegó el sonido hacia los últimos sectores. Fue urgente utilizar la imaginación, recordar los hits de Roxette, asociarlos con las lucecitas que se movían en el escenario y `suponer' que el show había comenzado.

Marie Fredriksson de Roxette, durante la primera visita de la banda al Perú (1995). Foto: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
Marie Fredriksson de Roxette, durante la primera visita de la banda al Perú (1995). Foto: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
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La organización había calculado fríamente el concierto para aquellos que habían adquirido entradas preferenciales. Pero olvidó que también había expedido otros boletos, a los que optaron por una entrada, a un disco compacto. Pésima inversión.

"Crash!, Boom!, Bang!" hizo Roxette en el escenario. Marie y Per desplegaron el mismo show preparado para la gira sudamericana iniciada el 21 de marzo en Costa Rica. Y tan sonoro como el nombre del disco respondió el público sobre las sillas o tribunas.

Como suelen acostumbrar, ambos de negro, cómplices con la oscuridad, acapararon todo el estrado, buscando a ese público que adquiere sus discos.

Jugaron con la escenografía, las luces y los efectos sonoros. De paso también jugaron con la preferencia musical, combinando esos temas que alcanzaron rápidamente el primer lugar en distintos países, con las nuevas canciones de la última producción discográfica.

"The look", "Dressed for success", "It must have been love", "Spending my time", "Almost unreal", sonaron con la fuerza de la batería, la pandereta de Marie y las cuerdas de la guitarra de Per. El dúo sueco transmitió energía positiva en el idioma del rock y el público le respondió, cada quien a su manera.

Algunos con rosas, otros con aplausos. Marie no permaneció lejana y entregó más que música para bailar, (Aquí se quedó su pandereta). Solos en el escenario, el dúo interpretó "Listen your heart" y más de uno escuchó, por fin, su corazón.

“I said hello!” cantaron un poco antes de retirarse. Pero no les quedó más remedio que regresar. Antes que el público hiciera realidad la metáfora de su sonoro álbum.

Marie Fredriksson y su compañero musical, Per Gessle. Foto: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
Marie Fredriksson y su compañero musical, Per Gessle. Foto: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
/ CECILIA DURAND

“Siempre rock y pop”

Por Eduardo Lavado (10 de abril de 1995)

El recuerdo sigue latente. Y es que no todos los días (mejor dicho, nunca hasta ahora) una estrella vigente aterriza en Lima. Roxette desbordó las instalaciones del Colegio Roosevelt en un impresionante concierto. Pero antes se dieron tiempo para conversar en exclusiva con TV+.

La expectativa era grande. Nerviosa y hasta preocupante pues los fantasmas del pasado (léase y Bon Jovi) empezaban a rondar. Sin embargo una llamada dos días antes de que llegaran despejó cualquier duda. Al otro lado del teléfono, desde Santiago, Per y Marie nos adelantaban su arribo: “Nunca hemos puesto en duda nuestra visita al Perú. ¿Por qué no íbamos a ir? Sí, están próximas las elecciones y nos han llegado noticias de una guerra. Pero si hemos estado en Sudáfrica, China, Japón, por qué no Perú. Es el único país que nos faltó en la pasada gira por América.”

¿Cómo así logra abrirse paso un grupo sueco en el mercado americano?

Fue un proceso muy especial que se inició en 1989. En ese momento los ojos y oídos de todos estaban puestos en EE.UU. e Inglaterra. Sin embargo de pronto aparecimos nosotros y logramos colocar cuatro canciones en el número uno de las listas. Fue divertido pues en un principio nadie quería firmar contrato con nosotros. Pensaban que tendríamos un sonido muy europeo. Pero pronto nos apoderamos de las radios y nos convertimos en los niños mimados de los charts.

Fredriksson y Gessle durante su conferencia de prensa previa al concierto en Perú de abril de 1995. Foto: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
Fredriksson y Gessle durante su conferencia de prensa previa al concierto en Perú de abril de 1995. Foto: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
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De Suecia últimamente sólo nos llegaban noticias de grupos techno tipo Ace of Base o Twenty 4 Seven. ¿Qué opinan de ellos y por qué ustedes optaron por el pop?

Quizás porque nosotros somos de otra época, unos diez años mayores que los Ace of Base. La música tiene etapas. Si no recuerden que antes de nosotros lo único que había producido Suecia era Abba. El boom del techno es algo propio de los 90. Nuestras raíces son diferentes. Tenemos 19 años de carrera, crecimos con el rock de los 70 y nos gusta tocar siempre en vivo pues esa es la esencia del rock and roll. No nos gusta esa música de discoteca donde no se canta sino sólo se hace un voice over. Es algo extraño, pero a la gente de 20 años le gusta esa música computarizada.

Si bien esos son grupos “arreglados” a ustedes muchos los consideran una banda comercial.

Grabamos para vender, sí, pero para que una canción forme parte de uno de nuestros discos tiene que gustarnos antes que nada. Por qué entonces nos va a molestar que la gente compre lo que hacemos. Que algo sea comercial no es negativo. Los Beatles son los que más han vendido en la historia. El problema no es que vendas, es que no seas original.

“Crash! Boom! Bang!”, su último disco, es el título de una canción romántica. ¿Con cuáles se quedan, con los temas movidos o las baladas?.

No es la intención del grupo hacer de un disco mitad baladas y mitad temas bailables; es algo natural que va fluyendo. Por ejemplo en Crash!... si bien el título es el de una balada, el single “Sleeping in my car” es muy movido. En “Joyride”, por ejemplo, las grabaciones fueron casi como si fuera en vivo. Las canciones y los discos se dan en su momento, no es algo planeado.

Cuando recién conocimos a Roxette cantaba Per, pero ahora la mayoría de temas los interpreta Marie. ¿A qué responde esto?

Quizás hayan tenido esa impresión pues el primer éxito internacional fue “The Look”, que efectivamente la cantaba Per. Pero en ese entonces ya era Marie la que cantaba la mayoría de temas. Más bien ahora la proporción es de un 50/50.

Fotos: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.
Fotos: Cecilia Durand/ Archivo El Comercio.

***

Miércoles 9:20 p.m. Un impresionante pero ordenado gentío se apresuraba a entrar al inmenso escenario del Colegio Roosevelt (que demostró ser un buen local para estos eventos). La prisa mantuvo a todos absortos contemplando el escenario donde Per y Marie, y cinco músicos más, entonaban sus primeras canciones. De pronto, al sonar los acordes de “Dangerous”, los cañones de luz enfocaron a las tribunas. El impacto fue majestuoso. Una masa compacta de cerca de cinco mil personas (en cada una de las tribunas y sin contar los que se apretujaban al ras del suelo) saltaba al unísono. Era como estar de viendo uno de esos conciertos que nos habíamos resignado a contemplar en la TV. Pero no, estábamos en Lima.

En este bullicioso ambiente trascurría el concierto que dedicó su primera parte a revisar los éxitos del “Crash! Boom! Bang!”, con dos honrosas excepciones: “Listen to your heart” y “It must have been love”.

Luego de la clásica presentación de los músicos llegó el momento cumbre. Roxette se dedicó a tocar sus principales éxitos bailables mientras el auditorio sorprendía a propios y extraños coreando todos los temas en perfecto inglés. “Fading like a flower”, “Dressed for Sucess”, “Joyride” y “Big Love” hacían bailar a todos mientras que sobre el escenario se intercambiaban telones de distintos colores y figuras. Luego de una primera despedida llegó el esperado “The Look” para cerrar el concierto de manera significativa con “Before you go to sleep”.

Hubieron detalles que pudieron mejorarse (el sonido, con sólo dos parlantes, o las ubicaciones con innecesarias sillas que impedían la visión de quienes habían pagado 25 dólares), pero por ahora lo más saltante es que al fin hemos podido contar con un evento de gran nivel. Phil Collins puede permitirnos que toquemos nuevamente el cielo.

Foto: Cecilia Durand/ Archivo el Comercio.
Foto: Cecilia Durand/ Archivo el Comercio.
/ CECILIA DURAND

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