ENRIQUE PLANAS

Preside la orquesta de referencia en el mundo y es responsable de su modernización: Clemens Hellsberg ha entregado su vida a la Orquesta Filarmónica de Viena desde 1980, cuando ingresó como violinista y archivista. En su primera visita al Perú, en los salones de la casa del embajador de Austria, firmó con Juan Diego Flórez un convenio para la formación técnica de los jóvenes miembros de la orquesta de la fundación Sinfonía en el Perú. Para él, apoyar el sistema de jóvenes orquestas es apostar en el futuro, no solo de nuestros niños, sino el de su propia institución, obligada por la historia a sacudirse de su rancia tradición y abrirse al mundo.

Por su parte, Juan Diego Flórez se siente muy ligado a Viena. Fue uno de los primeros lugares donde cantó. Fue allí donde conoció a Julia Trappe, su esposa, y donde se casaron por civil. Austria le concedió en el 2006 la nacionalidad honorífica, y el año pasado lo reconoció con el título de Kammersänger. Por todo ello, cuando diseñó el proyecto de Sinfonía por el Perú, el tenor pensó que el mejor aliado para sus sueños sería la Filarmónica de Viena. Era una idea loca, pero sabía que lo iba a lograr, nos dice.

¿Cómo se convierte la fundación presidida por Juan Diego en un socio estratégico para la Filarmónica de Viena? Clemens Hellsberg: Es un honor tenerlo como socio. Es uno de los máximos artistas de esta época. Cuando alguien de su rango viene con una idea que, a primera vista, sabes maravillosa, es una gran alegría, una emoción que nace de adentro.

Usted le dio un vuelco a la política de la orquesta, criticada antes por su conservadurismo y su reserva para aceptar músicos mujeres o de otras razas. ¿El apoyo a Sinfonía por el Perú se instala en aquellos cambios en su política? Clemens Hellsberg: Como orquesta tenemos una historia de 171 años. En este tiempo, Austria ha vivido (o sufrido) cinco sistemas políticos diferentes. La orquesta ha mantenido sus principios pero también estuvo involucrada en esos cambios políticos. Siempre hay discusiones sobre su rol en el nacionalsocialismo (el régimen nazi). No podemos decir que fuimos nosotros los primeros que tocamos la segunda y tercera Sinfonía de Brahms en el siglo XIX y callar lo que sucedió de 1938 hasta 1945. Hay que afrontar la historia de la organización tanto en sus buenos tiempos como en los malos. Un proyecto como Sinfonía por el Perú es una forma de mirar al futuro. Nadie puede cambiar el pasado, pero sí podemos cambiar el presente y el futuro. Y si podemos hacer esto en el Perú, estaremos orgullosos.

¿Cómo ha sido el encuentro entre músicos austriacos y los jóvenes peruanos? Juan Diego Flórez: ¡Están supererentusiasmados! Los profesores no se esperaban lo que están viviendo. Ellos han trabajado con los músicos de la Orquesta Juvenil de Sinfonía por el Perú, pero también han hecho clases maestras en el Conservatorio Nacional de Música, así que se están beneficiando todos. Sinfonía por el Perú no excluye, al contrario, concerta. Que los jóvenes toquen en la orquesta con ellos, es algo que les marca la vida para siempre.

Clemens Hellsberg: La música es un lenguaje universal. Logra una relación que ni la política ni la ciencia pueden lograr. El arte no conoce límites.

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