Litzen venció a Jaze y se convirtió en el campeón nacional de la competición (Foto: Difusión)
Litzen venció a Jaze y se convirtió en el campeón nacional de la competición (Foto: Difusión)
Juan Diego Rodriguez Bazalar

Saltaba a cada rato, bailaba y le exigía el máximo a su garganta. En una noche en la que nadie llegó a brillar, Litzen destacó entre sus compañeros y se convirtió en el campeón nacional de la Red Bull Batalla de los Gallos. Él demostró tener más actitud, descargando toda su energía sobre el escenario, y sorpresivamente se llevó el título a Trujillo.

Al frente tuvo a un timorato Jaze, campeón de la edición pasada y actual rostro de varias compañas publicitarias. Entre ambos no se llegó a ver un pico a pico, sino, más bien, a un favorito agazapado recibiendo ataques y esperando el error del rival para dar el zarpazo. La estrategia le había dado buenos resultados durante la competencia –cuyas etapas superó sin despeinarse–, pero la falta de ‘punch lines’ más contundentes le dieron a Litzen una réplica. Allí fue que perdió. Su segundo puesto es justo.

Que no se entienda que la victoria de Litzen fue más por demérito del rival que por la propia pericia. Sí, es verdad que Jaze confundió a Karina Calmet con Raffaella Camet, a la ciencia ficción con la mitología, y que aprovechó su turno para promocionar su nueva canción. Pero también es cierto que el trujillano jugó bien con las temáticas, pegó cuando debió hacerlo, y, sobre todo, dejó todo en la cancha.

Si bien Litzen fue el mejor de la noche –sin sacarle gran ventaja al resto– y está haciendo crecer su buena fama en la comunidad rapera –su historia es la del muchacho que se hace un camino en la capital–, valdría preguntarse si está a la altura de los mejores MC’s que estarán en la final internacional. ¿Podrá sacar un buen resultado contra Aczino y Wos?

–Al detalle–

En las páginas de este Diario ya se había adelantado que la final nacional iba a ser muy equilibrada. En efecto, lo fue, aunque no para el bien del espectáculo. Muletillas recurrentes (como “ramera”), la poca destreza para improvisar con temáticas (y a veces ni rimar), y la poca variedad de recursos fueron celebrados por un público que se gana a pulso la fama de ser demasiado benigno.

El cuestionable nivel sorprende, pues los MC’s presentes han demostrado tener mejores capacidades. Tal vez el gran escenario no sea para todos.

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