Savages y Sleater-Kinney: el lado salvaje del rock [CRÍTICA]
Savages y Sleater-Kinney: el lado salvaje del rock [CRÍTICA]
Luis Jaime Cisneros

Se llama , ‘Salvajes’ en español. El nombre brinda ya suficientes indicios del tipo de sonido y de actitud que se debe esperar de esta aún incipiente banda inglesa. 
Creada en el 2013 en Londres, y conformada por cuatro mujeres (Ayse Hassan en el bajo, Fay Milton en la batería, Gemma Thompson en la guitarra y Jehnny Beth como voz principal), Savages acaba de lanzar al mercado discográfico un nuevo álbum: “Adore Life”, bajo el sello neoyorquino Matador Records, uno de los consagrados nichos de difusión del indie rock.

Se trata de su segundo disco en tres años, después de “Silence Yourself” (2013), el referente álbum debut que las puso en todos los buscadores de Internet y que las convirtió en una de las agrupaciones emergentes a seguir en la galaxia musical rocanrolera. 

“Adore Life” ofrece una gran dosis de energía pura, de rabia revestida bajo letras concisas y directas con un sonido crudo de guitarras distorsionadas por momentos, acompañadas por un bajo sincopado y por una batería que hacen olvidar las baladas por un buen tiempo. Feminismo pospunk en la segunda década del siglo XXI. Diez canciones trepidantes que no te dejan inmóvil, y donde el amor es el hilo conductor de todas las emociones que puede provocar la vida, en las buenas y en las malas. 

“Adore”, uno de los temas que circula en Internet, habla de lo “humano que resulta adorar la vida” en un contexto donde predominan la tristeza y el hambre.

La propuesta de Savages, que recurre a una estética de videos y fotos en blanco y negro para presentar sus discos, consiste, según sus propias palabras, “en un intento de revelar y volver a conectar el cuerpo con las emociones que percibimos y en darle el impulso necesario a la experiencia de cada uno para sentir de manera diferente tanto las relaciones con amigas, maridos y trabajo como el erotismo y el lugar que la música ocupa en la vida. En enseñarnos a nosotros mismos nuevas formas de manipulación positiva en nuestras vidas, donde la música y las palabras son tan poderosas y luminosas como un rayo, como un puñetazo en la cara que procura la determinación para entender la voluntad y los deseos”. Puede que “Adore Life” sea el primer álbum indispensable de este 2016.

Para entender mejor la propuesta de Savages hay que aludir a otra banda femenina: . Este trío estadounidense, integrado por Corin Tucker, Carrie Brownstein y Janet Weiss, publicó en enero del 2015 “No Cities To Love”. Ese disco, considerado por la crítica uno de los mejores discos de ese año, marcó el retorno al mercado –luego de una sequía de diez años– de una de las bandas más representativas y caletas de la escena punk-rock. Formado el grupo en 1994 en el estado de Washington –la cuna del grunge– y cuando Bill Clinton gobernaba Estados Unidos, “No Cities To Love” es su octavo álbum. Está provisto de un potente sonido crudo a base de guitarras, batería y bajo, que dejó callados a quienes las daban por desaparecidas. En total, 10 temas con una duración menor a 35 minutos para recuperar una década y colocarse a la vanguardia.

Savages y Sleater-Kinney comparten, cada una a su manera, la misma visión de un universo musical que se mantiene fiel a las raíces esenciales del sonido del rock and roll, como una suerte de puente entre el siglo XX y el XXI, ajenas a los experimentos electrónicos y comerciales de estos tiempos. Hasta qué punto influye en esta terca apuesta artística –que de conservadora no tiene un pelo– la sensibilidad femenina de sus integrantes es una incógnita. Una incógnita que no por ser menos relevante asoma como un ejercicio de sociología y política en estos tiempos de crisis (moral) del capitalismo.

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