Alonso Almenara

Descrita hace poco por “Los Angeles Times” como “una pianista rusa excepcional con un tono exuberante”, Svetlana Smolina se ha establecido en la escena clásica internacional como una de las grandes estrellas de su generación. Con una larga lista de actuaciones y grabaciones –entre las que destacan sus registros de Chopin y su participación en una laureada performance de “Les Noces” de Stravinski bajo la batuta de Valery Gergiev–, esta virtuosa intérprete llegará a Lima por primera vez para presentarse, el 24 de setiembre, en el auditorio Santa Úrsula, acompañada por la nueva Orquesta Filarmónica Teresa Quesada, que dirige Pablo Sabat.

Desde luego, su apasionado estilo de interpretación y su nacionalidad traen a la memoria recuerdos imborrables de figuras como Richter, Gilels, Horowitz y otras leyendas de la escuela rusa de piano. Para Smolina, sin embargo, esta lectura debe ser matizada: “Me parece que hoy los pianistas rusos estamos en una situación distinta, en la que ya no es un tabú buscar inspiración en tendencias que provienen de otros países. Hoy todo está un poco más mezclado y eso es lo que hace que la música se sienta excitante y viva. Uno no se puede quedar quieto en su propia esquina como sucedía hace cincuenta años. Todos estamos buscando nuevos enfoques y estilos”. 

Smolina reconoce, sin embargo, que los músicos rusos aún son reconocidos por la expresividad de sus interpretaciones y por su especial conexión con las audiencias. Introspectiva, añade: “Quizá esto es así porque existe la noción de que vivimos totalmente inmersos en la música y que intentamos canalizar de algún modo el alma de los compositores. Y creo que es verdad. Más allá de nuestras influencias o temperamentos, creemos en la absoluta fidelidad a la partitura. Si nuestras interpretaciones son enérgicas y excitantes, es porque nos permitimos ser extremadamente receptivos al contenido emocional de las obras. Creo que es un asunto de sinceridad. Y ese es un rasgo que aún no han desaparecido de la psicología de los pianistas rusos”.

SECRETOS AMOROSOS
Smolina interpretará en Lima un programa romántico compuesto de obras de Tchaikovski, Schumann, Chopin, Liszt y Rachmáninov. “Quería abrir y cerrar el concierto con música de mi país –sostiene la pianista–: en la segunda parte interpretaré el concierto para piano N° 2 de Rachmáninov, una de mis obras preferidas, y me pareció que sería una buena idea iniciar la velada con una pieza de Tchaikovski que todos conocen”. “Pero si te fijas –añade–, todas las piezas tienen un tema en común: el amor. En el caso de los Scherzos de Chopin es evidente, y lo mismo sucede con el ‘Liebestraum N° 3’, una famosa canción de amor de Liszt. Incluso en ‘El cascanueces’ el mensaje final es que el amor se impone ante las fuerzas oscuras”. 

En el caso del famoso concierto de Rachmáninov, considerado una de las obras más exigentes y emblemáticas del repertorio, también hay detrás una historia amorosa, pero que muy poca gente conoce. “Rachmáninov lo escribió luego de un largo período de depresión y se suele creer que fue dedicado al doctor que lo ayudó a superar su enfermedad –afirma– pero yo tuve la ocasión de conocer al nieto del compositor durante una gira, y él me contó una versión muy distinta: la verdad es que Rachmáninov se enamoró de la hija del doctor que lo atendía, y fue el nacimiento de ese romance lo que le permitió volver a escribir y crear esta música increíblemente hermosa”. Dejarse seducir por esta idea y por el talento de Smolina no parece una mala idea para una cita de jueves por la noche.

Mira a Svetlana Smolina demostrando su talento. Video: YouTube.

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