ALFREDO ESPINOZA @alfred_espinoza Redacción online

Los años pasan en tiempo, pero no en espíritu. El físico lo evidencia. Ya no puedes poguear igual que cuando eras adolescente, y ‘Noodles’ no es el de los videoclips que tanto veías en los 90’, sino algo así como el Keith Richards del punk rock. Pero nada de eso importa. Es más, esa onda de nostalgia le agrega el ‘feeling’ preciso para olvidarse de eso y empezar a repartir empujones por todos lados, cantar, gritar, saltar… vivir y morir en una hora y diez minutos. Es The Offspring-. Están en Lima.

¡YA YA YA YA YA! El ambiente ya se había calentado con la presentación de los teloneros peruanos Inyectores, condimento previo perfecto para una noche de punk. Aplaudidos hasta por quienes poco los conocían, Gonzalo Farfán y compañía dejaron la valla alta, pero lo que se venía era un tsunami. Imparable.

Un verso de “All I Want” fue suficiente para desatar la locura. Para ese momento, la zona del show en el Parque de la Exposición lucía abarrotada de gente. Dexter Holland, con varios kilos de más que hace 15 años, apareció calmado pero entusiasmado. Tenía esa expresión de “Lo sé, ha pasado mucho tiempo, pero ya estamos aquí”. “Lima, Peru. We finally made it!”, diría luego ‘Noodles’. Leave me alone/Im not asking a lot/I just dont want to be controlled/Thats all I want.

ODA A LA NOSTALGIA El show fue un repaso por sus canciones emblemáticas, hits de MTV y un par del último disco. Es verdad que duró poco, que casi todos los conciertos de bandas extranjeras duran mínimo dos horas, pero romper la regla tiene su gusto especial: lo veloz es vertiginoso, fulminante.

“Bad Habit”, la pedida “Come out and play”, “Walla walla”, “Have you ever”, la nueva “Days go by” y “Pretty Fly”, entre otras, formaron parte de la primera parte del espectáculo.

La segunda continuó siendo una seguidilla de éxitos muy coreados del disco Americana: “Why don’t you get a job?” y The kids aren’t alright” y “Staring at the sun”. De hecho, el show estuvo marcado por el emblemático “Smash” y el álbum antes mencionado.

Fue inevitable tener flashes de videoclips que grababa en casettes de VHS, sentirse adolescente de nuevo, recordar pasajes de tu vida cuando cantabas tal o cual canción con tus amigos soñando que algún día verías a The Offspring en vivo. Fue reconfortante vivirlo años después con tus mismos patas, o ver a quienes se aparecen con sus hijos adolescentes o niños y cantan y saltan juntos.

The more you suffer/The more it shows you really care/Right?/ Yeah-eh-eh. El cierre no podía ser mejor. “Self steem” despide el concierto entre gente abrazada coreando, cuerpos sudorosos y caras felices. “Mientras más cansado estés, más se nota que la pasaste bien”, podríamos parafrasear. Mucho podríamos de la noche de ayer. Yo me quedo con un solo grito: ¡YA YA YA YA YA!.