ALFREDO ESPINOZA FLORES @alfred_espinoza Redacción online

¿Qué pasa cuando cuatro jóvenes se juntan sin otra pretensión más que hacer buena música y divertirse? The Vaccines dejó una sorprendente respuesta a su paso por Lima. Sin ninguna parafernalia, solo con sus instrumentos en manos, lo justo y necesario, hizo saltar y bailar de principio a fin a todos los presentes.

La empiladora “No Hope” abrió el show alrededor de las 10 p.m.. Una sola canción anunciaba cómo sería el resto de la presentación: sin paradas y un calco fiel a su producción en estudio, con el desbordante plus de Freddie Cowan, un eléctrico imparable en la primera guitarra.

Un solo disco también lo había anunciado. El “What did you expect from The Vaccines?” (2011) se dejó oír en el Scencia con varios de sus temas representativos, como “If you wanna”, la canción más coreada y bailada de la noche; y “Post break-up sex”, otra de las más aplaudidas. En ese 2011, el lanzamiento alcanzó el #4 en las listas británicas. Indie rock para algunos, pop para ellos, lo cierto era que estábamos ante una banda diferente. Y Justin Young, su vocalista, marca la pauta con su influencia indie folk.

La noche continuó con momentos de relax con baladas como “Weirdo” o “I always knew”. Pero luego volvía la energía con temas como “Bad mood” y “Teenage Icon” todas estas del “Come of age”, su segunda producción lanzada un año después, en el 2012.

Entonces le pregunté a un desubicado metalero qué le había parecido el show: “Nunca los había escuchado, pero suenan bien”. No era para menos. Estábamos frente a los próximos teloneros de nada más y nada menos que los Rolling Stones, en julio de este año en el Hyde Park, escogidos por los mismos reverenciados artistas. “Es una mezcla de felicidad e incredulidad”, dijo hace poco Cowan a la Rolling Stone, donde también se confesó un ‘alcoholic’ musical.

El concierto llegaba a su fin, pero esos ritmos de batería en los que predominaban los tones y la tarola, y esos rasgueos y riffs frenéticos, nos sumergían en un viaje que parecía infinito. Las influencias de Franz Ferdinand y también de punk y el garage rock saltaban a la vista. Imposible no pensar en The Hives, que en ese mismo escenario había dado rienda suelta a sus endemoniados acordes. Con conciertos íntimos como estos, quién necesita de shows grandes rellenos de gente que solo escucha hits radiales.

“¿Qué esperabas de The Vaccines?”, preguntaba la banda como nombre de su primer disco hace dos años. Seguramente nadie esperaba de nada, pero en tres años ha dejado boquiabiertos a miles. Como viene demostrando en su gira, en Lima tampoco fue lo que esperábamos. Fue mucho más.