Chela de Ferrari. (Foto: El Comercio/ Elias Alfageme)
Chela de Ferrari. (Foto: El Comercio/ Elias Alfageme)
Juan Diego Rodriguez Bazalar

En cada estreno, después de que los actores gritan “¡mierda!” tras bambalinas, Chela De Ferrari camina detrás del escenario para evitar que el público –que ya está sentado en las butacas– la vea dirigirse a la cabina. Ese breve tránsito ha cobrado, con los años, un gran valor: a sus pies, por escasos diez metros, todavía se conservan las huellas de las manos del equipo que trabajó en el primer montaje de La Plaza.

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