El doctor Stockmann se enfrenta al alcalde, al director del periódico y al líder del sindicato. Lo que quiere es que la verdad sobre el balneario se haga conocida. (Foto: Difusión)
El doctor Stockmann se enfrenta al alcalde, al director del periódico y al líder del sindicato. Lo que quiere es que la verdad sobre el balneario se haga conocida. (Foto: Difusión)
/ SYSTEM
Juan Diego Rodriguez Bazalar

Si esta noche espera toparse en el con el clásico “Enemigo del pueblo” de Henrik Ibsen, se equivoca. Por el contrario, verá una versión que se distancia de la obra del dramaturgo noruego. Es verdad que la anécdota es la misma, pero hay una diferencia crucial que altera el panorama original: el doctor Stockmann, en vez de ser un hombre querido por la comunidad y de trato agradable, será un misántropo, casi un ermitaño que vive de gozar y molestar a todos sus vecinos.

El recurso planteado por David Gaitán para la Compañía Nacional de Teatro de México apunta a complejizar la relación del público con el protagonista. En el original no hay mayores problemas para que los espectadores empaticen con el doctor: él acaba de descubrir que el balneario que dinamiza la economía del pueblo está contaminado y, con pruebas en mano, empieza una campaña para limpiarlo; sabe que está en lo correcto y, por eso, se enfrenta a todos los que se oponen y priorizan el no aumentar el gasto público e hinchar sus bolsillos con el negocio del balneario. Incluso, está dispuesto a ser repudiado por sus vecinos con tal de ser fiel a su postura. Él morirá en su ley.

El mensaje de la obra de Ibsen, a más de 130 años de su publicación, se asemeja a una fábula de Esopo (hay que ser justos y respetar nuestros propios ideales) y, quizás por ello, requiera de una nueva mirada. Gaitán y la Compañía proponen, en esa línea, que el protagonista no sea un ser superior, sino un hombre como cualquier otro. "Este personaje es moralmente reprobable por el trato que le da a sus prójimos, pero es indudable que en esta situación la ética está de su lado –señala Gaitán, director de la puesta en escena–. Puede ser alguien violento, agresivo, misógino, pero tiene la razón. Al final del día, además de todo lo que la obra pone sobre la mesa, que es reflexionar sobre la democracia, criticar a los sistemas de mayorías, también se problematiza nuestra relación con el otro y sus faltas morales".

BURBUJAS AL AIRE

El "Enemigo del pueblo" de la Compañía Nacional de Teatro de México –que se verá esta noche y la de mañana en el Gran Teatro Nacional– también propone otro recurso. "Hay un dispositivo con el que jugamos en el montaje: a un sector importante de espectadores se les da una pistola de burbujas y se les pide, al inicio de la función, que siempre que la conducta del doctor Stockmann les parezca reprobable, ya sea por acción, palabra u omisión, disparen al aire", dice Gaitán.

Sin importar si la dinámica planteada es un acierto o si peca de hacer evidente el punto de vista de la compañía, lo cierto es que parece coherente con el mensaje que se desprende de la obra de Ibsen. Tal como lo resume el mismo protagonista en una de sus frases más icónicas, de las que quizás Gaitán haya querido hacer una metáfora con la inocuidad de las burbujas: "¿De qué sirve tener la razón si no se tiene el poder?".

"Enemigo del pueblo", en la versión del elenco mexicano, promete entregar el mismo mensaje que Ibsen dejó hace tanto tiempo: todos están de acuerdo en hacer lo correcto hasta que les tocan el bolsillo. Esa comunidad, como tantas otras, resuelve ignorando los problemas y acusando de enemigos a quienes van en contra del bien común.

MÁS INFORMACIÓN

Lugar: Gran Teatro Nacional. Dirección: Av. Javier Prado Este 2225, San Borja. Funciones: hoy y mañana, 8 p.m. Entradas: Teleticket.


Contenido sugerido

Contenido GEC