Anna Alarcón. (Foto: Difusión/ Alianza Francesa)
Anna Alarcón. (Foto: Difusión/ Alianza Francesa)
Enrique Planas

Drogas, fármacos y el poderoso influjo de la muerte. Como un meteorito sobre los escenarios británicos, durante cinco años la dramaturga Sarah Kane compartió sus obsesiones dándole voz a personajes comunes y corrientes, vacíos, desesperados y amargados, hasta que, en 1999, la radical autora se suicidó ahorcándose en su habitación de hospital con los pasadores de sus zapatos.

"Psicosis de las 4:48", su última obra, es el unipersonal a cargo de la actriz española Anna Alarcón, que se presenta en la Alianza Francesa como parte del festival . Un largo monólogo con diferentes voces narrativas que se proyecta desde y hacia la muerte. El título tiene que ver con la hora de la madrugada en que dejan de hacer efecto los ansiolíticos y los antidepresivos. Una brecha temporal hasta la dosis siguiente, cuando un paciente se enfrenta a la terrible lucidez.

—Cómo ha sido tu acercamiento a la autora británica Sarah Kane?
He leído sus textos, pero nunca he querido interpretar a Sarah Kane en esta obra. Para mí, lo más importante era acercarme a su obra desde la máxima humildad. Lo que ella hizo con este texto fue trascender a sí misma. Hay mucho sufrimiento en ella, mucho dolor, y una gran incapacidad para encontrar la paz.

— "Psicosis de las 4:48" es un texto sobre la depresión. ¿Cuánto de tus propias depresiones aportaron a tu interpretación?
Si estuviera en un mal momento de mi vida, sería imposible interpretarlo, entrar en ese infierno. Para mí, es muy fuerte lo que en la obra toca el tema de la incomprensión de los médicos, así como el tema de los fármacos. Son temas que a mí también me inquietan y tenía ganas de denunciarlos.

—¿Hablas de las tendencias médicas que busca resolverlo todo recetando fármacos?
Esa es la gran denuncia. Vivimos tiempos en que los médicos no sostienen una relación real con el paciente. No hay tiempo para ello. El sistema no nos permite darnos el tiempo para escuchar al otro. Solo nos impone estar bien, ser productivos y ganar dinero. Para sentirnos identificados con esta obra no hace falta sufrir la profunda depresión de la protagonista. Para mí, puedes conectar a muchos niveles. Su crítica social es muy clara y directa.

—Esta obra es interpretada tanto por mujeres como por hombres. ¿Crees que la depresión nos afecta de diferente forma según el género?
Sarah Kane tenía un rollo muy fuerte con el género. Ella asumía una identidad andrógina. De hecho, al empezar la obra se presenta como “el hermafrodita roto que se siente sola”. Siempre tiene esa ambigüedad. Pero es cierto que la obra está escrita por una voz femenina, y es positivo que sea una mujer quien lo encarne. Por otro lado, investigando sobre el tema del suicidio, supe que son más los suicidios de hombres que de mujeres a causa de la depresión. Sucede que las mujeres tendemos más a verbalizarla, mientras los hombres prefieren esconderla.

— En la obra de Kane se mezclan la ternura y la violencia. ¿Cómo crees que se da esta combinación?
Es una de las claves de la obra: la gran necesidad de amar y ser amada. Pero al mismo tiempo, está la incapacidad para llevarlo a cabo, lo que genera la violencia. La obra de Kane muestra un abanico muy amplio, de lo más luminoso a lo más oscuro. Nosotros comprendemos esta obra como un camino hacia la luz. La muerte es entendida como la liberación del sufrimiento. Era tal la sensibilidad e inteligencia de Kane que, juntas, generaban un coctel molotov.

​Más información

Lugar: Teatro de la Alianza Francesa. Av. Arequipa 4595, Miraflores.
Fechas: 13 y 14 de febrero, 8 p.m.
Entrada: 45 soles.

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