Elenco de la obra "San Bartolo". (Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio))
Elenco de la obra "San Bartolo". (Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio))
Eduardo Lores

El teatro la Plaza a través de su Sala de Parto sigue dando a luz piezas "para denunciar y hacer memoria", al decir de su directora Chela de Ferrari. A lo que añade: "Pero también para soñar con un país en el que nadie se sienta excluido". "San Bartolo", basada en testimonios de víctimas del , es una obra de teatro documental escrita y dirigida por Alejandro Clavier y Claudia Tangoa, él homosexual y ella mujer que, por lo mismo, se sienten marginados por la Iglesia Católica, a la que le imputan admitir estructuras institucionales que promueven y encubren abusos como los que trata la puesta.

El programa de mano ofrece importantes testimonios como el de Rocío Figueroa Alvear (ex miembro de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, rama femenina del Sodalicio), que enfrentó a Figari, al que considera, junto con sus secuaces, "homicidas del alma, por quebrar las ilusiones de jóvenes que lo único que buscaban era hacer un mundo mejor". Paola Ugaz (coautora con Pedro Salinas del libro "Mitad monjes, mitad soldados") transmite el testimonio de 'Santiago', sodomizado por Figari. Pedro Salinas (ex miembro del Sodalicio) se pregunta por los mecanismos que logran hacer que alguien someta su voluntad a la de otro. El texto de Jorge Bruce da en el blanco: "Como en todas las instituciones jerárquicas y autoritarias, sean religiosas, políticas o militares, hay una figura esencial para la estructura del sistema de dominación. Es lo que los españoles llaman con pertinente procacidad, 'el puto amo'. En este caso es Luis Fernando Figari Rodrigo".

Un retrato del fundador de Sodalitium Christianae Vitae permanecerá colgado en el fondo del escenario donde con pocos recursos se reconstruye lo que fue la vida en comunidad de los jóvenes prosélitos de la pomposa institución que, entre otras propiedades donadas por familias ricas y "blancas" con el objeto de seguir ostentando las jerarquías eclesiásticas (también), tenían un local en el balneario de San Bartolo. La pieza muestra lo que se ha venido descubriendo sobre lo que entre ellos sucedía, lo hace mediante desnudos y sexo explícito, en un contexto de cantos religiosos y espíritu de camaradería que da paso a 'bullyings' programados que preparan el sometimiento, o pruebas de confianza que llevan al abuso.

"¿Qué es el amor?" es el 'leitmotiv' que se repetirá a lo largo de la puesta. Ofrecer la respuesta fue el perfecto señuelo del Sodalicio para pescar a incautos (del sector A) problematizados por temas familiares y escolares como Álvaro Urbina. Él, a pesar de haber sido manipulado y engañado, sigue creyendo que "el amor es lo único que queda para salvarnos como sociedad". Álvaro es el personaje que será interpretado intermitentemente por el elenco actoral y coreográfico de consistentes jóvenes actores.

Se entiende la urgencia de la denuncia, la pertinencia de ilustrar lo que se viene develando; la representación es un medio eficaz para ayudar a que se tome conciencia y se haga justicia.

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