El potente espectáculo de Ramos se presentará solo en dos fechas: 21 y 22 de agosto, en el marco de Sala de Parto. (Foto: Hugo Perez / El Comercio)
El potente espectáculo de Ramos se presentará solo en dos fechas: 21 y 22 de agosto, en el marco de Sala de Parto. (Foto: Hugo Perez / El Comercio)
Enrique Planas

Cuando empezó el estupendo ciclo de su espectáculo "Cuerda", denunciaba, con conocimiento de causa, todas aquellas cosas tóxicas a las que uno suele amarrarse: parejas abusivas, familiares manipuladores, empleos insufribles. Sin embargo, con el transcurso de sucesivas temporadas, ella ha aprendido que también podemos soltar cosas hermosas. Como Forrest Gump, el personaje que encarnara Tom Hanks, puede llegar el momento en que, después de cruzar un país corriendo, podemos elegir detenernos y pensar que ya es suficiente, que ya hemos hecho lo que teníamos que hacer. Sucedió con su escuela Bola Roja, por ejemplo, o justamente con "Cuerda", el aplaudido unipersonal que la ha llevado a recorrer no solo el país, sino lugares tan diversos como Barcelona, Ciudad de México, Miami o las portuguesas islas Azores. "'Cuerda' me dio la seguridad de soltar otro tipo de cosas", recuerda la actriz, abierta siempre a las nuevas posibilidades.

La posibilidad de publicar un libro, por ejemplo. Y no le ha ido mal: su "Diario de una vaca descarriada" ha sido uno de los títulos más vendidos de la Feria Internacional del Libro de Lima, que culminó ayer. Le preguntan qué se siente ser una autora de éxito y ella ríe. No se siente autora ni escritora, sino simplemente una mujer que hace lo mejor que puede para compartir historias propias, los problemas que la enrollaron y la forma en que se desenrolló. De repente, cree, su experiencia puede servirle a otros.

Ahora toca a Wendy Ramos soltar "Cuerda" en el mejor lugar: el Teatro Municipal, como parte del Festival Sala de Parto. "Me parece maravilloso hacerlo allí", dice. "Qué mejor que cerrar el ciclo en un teatro donde me he sentado tantas veces y nunca pensé que iba a presentarme".

—Una de las cosas que más sorprende en "Cuerda" es cómo con elementos tan simples y cotidianos, puedes encontrar símbolos tan potentes...
Todo salió trabajando en la escena. De hecho, el texto nunca estuvo escrito. Un día, en un ensayo, se me ocurrió decir: "¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Que encuentre lo que estoy buscando?". A veces pasa que buscas en tu cabeza una respuesta a algo y, al descubrirla, es muy fuerte. Me tiré al piso pidiendo auxilio. ¡Pedía una caja de Kleenex para las lágrimas! También había cosas en el espectáculo que podían dar mucha risa, pero que sentía que estaban allí solo para hacer reír. No me ayudaban a contar la historia, estaban solo para complacer al público. Y las quitaba. Con Nishme Súmar, la directora, hemos tratado todo el tiempo de cuidar el espectáculo, pasar por todas las emociones, ser muy sinceros.

—¿Cuántas cajas de Kleenex has necesitado para crear "Cuerda"?
¡Uf! Había ensayos que tuvimos que parar porque ya no podíamos continuar. Cuando empecé a hacer claun, se nos decía que no debíamos "asustar" al público. Evitar que llore, tenerlo entretenido todo el tiempo. Todo debía ser risa. Cualquier emoción “negativa” debía ser adornada. Así aprendí yo. Sin embargo, llegó un momento en que entendí que tenía muchas otras cosas dentro y quería mostrarlas. Después de "Pataclaun", me di cuenta de que quería hacer otras cosas que el personaje de claun que tenía no me permitía. Entonces encontré algo mucho más emocional: la generosidad del claun de abrir y permitirle a la gente llorar contigo, meterlos en esos lugares y después sacarlos de allí.

(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)

—La cuerda que te retiene puede ser la pareja, pero también los padres, los hijos o un trabajo incómodo. ¿La cuerda es una red que nos envuelve a todos?
Me ha pasado muchas veces que la gente me dice: "¡Fui a ver 'Cuerda' y gracias a ti renuncié a mi trabajo!". Una mujer me escribió para decirme que, aunque no puede renunciar porque tiene una hija y estaba sola, al día siguiente de ver el espectáculo sintió que, si ella quisiera, podría renunciar allí mismo. ¡Y eso nunca le había pasado antes por la mente! Eso la hizo sentirse poderosa.

—Normalmente, las personas solemos tomar decisiones de forma inconsciente, seguimos rutinas sin cuestionarnos demasiado. ¿Los actores son los mejores para ayudar a los otros a encontrar su lugar en el escenario?
En mi caso no trabajo tanto como actriz, no tengo personajes que desenmarañar. Como vengo del claun, lo que hago es jugar a ser la señora de "Toc*Toc" o la vieja borracha de "Apagón". Estoy jugando todo el tiempo a que soy esa persona. No tengo el trabajo actoral que hacen mis compañeros. Sin embargo, el payaso me hace preguntar un montón de cosas para conocerme más a mí misma. Antes me asustaba verme tan cerca, ver cosas que no me gustaban de mí. Pero de pronto comienzas a entender que no necesitas definirte de una sola manera. ¡Puedes ser un montón de cosas! Y además puedes hacer cosas que ni se te habrían ocurrido antes. ¡Una vez me caí en la ducha y me enderecé un dedo roto! Pensaba que no podría hacer jamás algo así.

—Solemos desconfiar de los libros de autoayuda...
¡Ahhh! ¡Hoy me enteré que en la feria pusieron mi libro en la sección de autoayuda! ¡De terror!

—¿Cuál es la diferencia entre un libro de autoayuda y tu libro que recoge mucho de lo que dices en "Cuerda"?
Qué se yo. La autoayuda es un género bien desprestigiado, suena a Paulo Coelho. No es mi intención dar ninguna respuesta. Solo cuento historias que me han servido para darme cuenta de otras cosas. ¡Y quizás el próximo año ya no piense lo mismo! No es que me haya dedicado a construir la filosofía Wendy Ramos. A veces me escriben para pedirme ayuda y yo no sé responder. No soy psicóloga, no soy terapeuta, no soy coach. Solo puedo decir lo que me pasó a mí y qué cosa hice. De repente eso puede servirle a otro.

—En "Cuerda", compartes los recuerdos que marcan a tu generación, desde canciones hasta telenovelas. ¿Qué caracteriza a tu generación?
Una cosa que me gusta pensar es que tenemos facilidad para ver los distintos ángulos de las cosas, que buscamos distintas maneras de hacer las cosas para encontrar la solución. Tenemos más paciencia que los jóvenes para esperar que las cosas sucedan. ¡Nosotros hemos tenido todo difícil!

(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)

—"Cuerda" habla del miedo a la libertad. De cómo queremos soltar nuestras ataduras y a la vez no podemos vivir sin ellas. ¿Todas las ataduras son malas?
Creo en lo que me haga feliz y no en lo que nos hace daño. Por ejemplo, tengo las cenizas de Valkiria, mi perrita, que murió junto a mi cama. ¡No me da la gana de separarme de ellas! Me hacen feliz y triste a la vez. Me siento atada a ese objeto, pero no me hace daño. Cuando me mudo, es la primera cosa que me llevo. Sé que es una tontería, ¿pero es necesario que me deshaga de eso para sentirme más libre? Me trae el recuerdo de su cariño, y no quiero separarme de él.

—Última pregunta: ¿Qué hay al final de la cuerda? ¿En qué proyecto estás?
Se llama "Por las ramas" y lo estreno en noviembre, con dirección de Nishme Súmar nuevamente. Ya estamos ensayando. Siempre me voy por las ramas, me olvido mucho las cosas. Mi gran terror cuando hago teatro es olvidarme la letra. Y lo curioso es que nunca me olvido, recuerdo incluso los textos de los demás. Pero siempre tengo miedo. Y quería hacer una obra en que utilizara papeles que me hicieran recordar lo que sigue. De alguna manera, quiero protegerme del miedo al vacío, al olvido, de todos los miedos al vacío. Y a la vez hablar de ellos.

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Teatro Municipal.
Dirección: jirón Ica 377, Lima.
Fechas: martes 21 y miércoles 22 de agosto, 8:30 p.m.
Entradas: general, S/65. En Teleticket.

SALA DE PARTO: UNA APUESTA POR LA INTERNACIONALIZACIÓN
Del 19 de agosto al 5 de setiembre se realizará una nueva temporada del festival Sala de Parto. Se trata de una oportunidad imperdible para reencontrarnos con memorables montajes locales como "Cuerda", "El sistema solar", "Astronautas" o "Savia", junto con los espectáculos internacionales "Remote Lima", "Tijuana" o "Un poyo rojo" (en la foto), presentados por las compañías internacionales Rimini Rotokoll (Alemania), Lagartijas tiradas al sol (México) y la dupla argentina formada por Alfonso Barón y Luciano Rosso.

Este año, los organizadores se han enfocado en la internacionalización, algo que no solo se desprende de su potente cartel de invitados extranjeros, sino también porque en esta edición se incorpora la Semana de Programadores, donde productores teatrales de otros países podrán apreciar las obras de teatro peruano con el objetivo de hacerlas circular por los diversos festivales de la región.
Asimismo, el festival suma nuevas salas, además del teatro La Plaza: Campo Abierto, Teatro Municipal y el Pirandello. Las entradas ya están disponibles en Teleticket de Wong y Metro.

Contenido sugerido

Contenido GEC