Bailarines cuentan cómo decidieron convertirse en profesionales del ballet (Foto: Alessandro Currarino / El Comercio)

A Jesús Luzuriaga siempre le gustó bailar, así que cuando sus padres le preguntaron qué quería hacer, él les contestó que quería aprender ballet. Pero las mallas tuvieron que esperar: en el colegio le dijeron que el curso era solo para niñas.

"Me hubiera gustado de más chico poder haber dicho: 'Yo quiero hacer ballet', y plantarme y decir por qué no me dejan hacerlo. La sociedad te hace sentir como si eso estuviera mal y a veces te cuesta madurar y darte cuenta que es lo más natural del mundo", dice el bailarín de 27 años.

Tuvo que esperar terminar el colegio para integrarse a un elenco. A los 16 ingresó a la Escuela Nacional Superior de Ballet, y en el tercer año le dieron permiso para entrar a bailar en el Ballet Municipal. Ha recibido formación en Cuba y Uruguay, y desde hace dos años es una de las promesas masculinas del elenco del Ballet Nacional del Perú. Sin embargo, eso no lo ha librado de los prejuicios machistas.

"Cuando conozco a alguien y les digo que hago ballet, lo primero que me preguntan es: '¿Eres gay?'. Siempre está esa idea. Es lo primero que se le pasa a la gente por la cabeza, lo asocia inmediatamente. Creo que inconscientemente siempre trato de decirles que tengo enamorada. Es una forma de autodefensa. Yo creo que sigue chocando un poco. Ya lo sobrellevas, ya lo ves normal, pero es la sociedad quien te pone esa etiqueta", confiesa.

ÚNANSE AL BAILE A los hombres se nos enseña a elogiar a los futbolistas prácticamente desde nuestro nacimiento. Se nos rodea de imágenes de deportistas exitosos, nos ponen sus nombres, nos hacen usar sus camisetas. En nuestra cultura, un niño que no juega fútbol es un niño que tendrá problemas para encajar.

Ser bailarín de ballet no está lejos de la imagen que proyecta un futbolista de élite. Los niños que quieran bailar correrán siempre contra su reloj biológico: mientras más adultos, es más difícil. La disciplina y el sacrificio estará presente en sus carreras. Su peso será controlado semanalmente, practicarán cientos de horas para ser elegidos en un elenco, se lastimarán, se caerán, se harán lesiones y se harán viejos. La carrera de un bailarín termina a los 36 años, y solo hay casos excepcionales de grandes estrellas que siguen calzando zapatillas de ballet pasada esa edad.

"Yo me he puesto a estudiar, soy bachiller en Educación, he trabajado en la Escuela de ballet dictando, así que me iré por eso. Seguramente a los 35 o 36 dejaré de bailar", comenta Luzuriaga con determinación.

Frederick Ayllón, otro de los bailarines más prometedores de su generación, a sus 26 años prefiere no pensar en que el ballet tiene fecha de caducidad. "Ahora estoy enfocado en bailar, después de haber sufrido una lesión muy fuerte, y de haber sido operado de la rodilla, que me impidió dos años bailar. Fue frustrante, pero lo estoy superando. Estoy pensando en bailar y mantenerme en la danza, produciendo, dirigiendo, o enseñando. El ballet tiene muchas ramas", cuenta.

Caerse, levantarse, romperse una pierna… ¿qué de diferente tiene el ballet con cualquier deporte extremo? Ninguna, señala Ayllón, aunque asegura que es indescriptible cuando pisa un salón y comienza a saltar.

"Es incluso más riesgoso y trabajoso que en los deportes de alto riesgo, porque aquí no usas protección. En el ballet solo tienes el piso, tu control, tu cuerpo, un par de zapatillas, medias, y tu ropa de trabajo. Estamos muy propensos a tener lesiones, golpes y torcedura", señala el joven que baila ballet desde los 15 años.

Pero nada puede doler más que la desaprobación de los padres. Como en la historia de Billy Elliot, el niño bailarín tiene que lidiar con el deseo de su padre de que este se convierta en minero como él y su hermano. "Yo le diría a los padres, que cualquier disciplina o profesión que sus hijos elijan, siempre los incentiven y los apoyen. Por ahí sale una gran estrella y los están frenando", finaliza Frederick. Si lo sublime está en hacer las cosas que te hacen feliz, vale la pena saltar y tocar el cielo.

DATO El Ballet Nacional del Perú se estará presentando en el 11 Festival Internacional de Ballet de Cali - FINBA 2018 (Colombia) del 9 al 16 de junio próximo. Ofrecerán tres obras del director actual, Jimmy Gamonet: “Purple Bend II”, “Sueño de una noche de verano” y “Recitaciones”. El elenco actual está compuesto de 50 bailarines: 25 mujeres y 25 hombres. Cada año, el Ballet Nacional convoca a bailarines de todas partes del Perú para integrarse a su elenco. Al ser elegidos, empiezan a trabajar por contrato para el Estado.

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