El elenco de "La omisión de la familia Coleman", que se puede ver en el teatro La Plaza. (Foto: Juan Diego Rodríguez Bazalar)
El elenco de "La omisión de la familia Coleman", que se puede ver en el teatro La Plaza. (Foto: Juan Diego Rodríguez Bazalar)

Todas las familias se parecen.

Parece que el secreto de “La omisión de la familia Coleman” es que sus personajes dicen mucho pero hacen poco. Esa inacción es la que termina por desbordarlos de maneras distintas, aunque siempre con un denominador en común: la consigna es tirarle la pelota al otro. En ese universo –que parece tan actual y cercano–, la responsabilidad jamás es propia, la culpa siempre es del resto. Así, cuando el recibo de la luz queda impago, se recurre a la hermana que ya no vive allí y se la convence –o, mejor dicho, se la chantajea emocionalmente– para que ayude al hogar familiar.

La obra que ya se monta en gira en torno a la casa. Venida a menos, pequeña para las necesidades de una familia tan numerosa, se sostiene gracias a la abuela. Nadie quiere vivir allí, pero se quedan. Entre buscarse un techo y trabajar, es el mal menor. Y, claro, aquel que quiere irse es sometido al escrutinio y se le acusa de traición y abandono. El hogar como refugio tóxico.

El elenco de esta versión dirigida por Lucero Medina Hú juega bien con los tiempos y ofrece una puesta en escena ágil, aunque no es un dato menor que el montaje prometa 100 minutos y dé 111. Angelita Velásquez, sin dudas, se lleva los aplausos al dar vida a una mujer dejada, interesada y dispuesta a amenazar a quien sea con tal de mantener su estilo de vida. Los acentos y la corporalidad que propone para Memé –sus hijos le dicen así porque nunca se portó como mamá– son vitales para reírse de asuntos dolorosos.

Similar caso es el de Pilar Núñez, cuya performance de la matriarca también se destaca. Si bien su personaje mantiene unida a la familia, también es víctima del olvido, sobre todo cuando se enferma y es una carga para el resto. Núñez a veces recurre a la mirada perdida o a quedarse casi inmóvil en medio de las discusiones acaloradas, contrapunto que hace más punzante presenciar el abandono. Para conseguir esa verdad, son fundamentales las precisas actuaciones de Yolanda Rojas –intensa, clave para convertirse en una chica que oculta sus emociones debajo del trabajo arduo–, Miguel Murray –caótica y desmedida como lo requiere su personaje, el más marginado de todos–, y Martín Velásquez –siempre en el punto de ebullición, pero atinado para no exteriorizar el odio y la tristeza que lleva por dentro–.

Por su lado, Stephanie Orúe interpreta a la hija que logró salir de la casa. Ella plantea un ser más acotado, sobrio, pero que finalmente es incapaz de seguir disfrazando sus penas. El reparto lo completan Miguel Álvarez y Gerald Espinoza, cuyos personajes –catalizadores de la destrucción del sistema familiar y de la liberación de algunos de sus miembros– están relegados a un segundo plano: los más cuerdos no son siempre los más atractivos.

Abandonar las certezas

Al igual que con su montaje anterior (“Aquellos dos”, con los siempre brillantes Marcello Rivera y Fernando Castro), La Plaza acierta al montar “La omisión de la familia Coleman”. Primero, porque se aleja de los mensajes evidentemente aleccionadores, de las respuestas y, al contrario, da espacio a las preguntas que no tienen solución. En este caso, ¿hasta qué punto tiene sentido y es necesario abandonar a la familia para encontrar la paz? ¿Qué sucede cuando, en esa búsqueda de la libertad, nos olvidamos u omitimos las necesidades del resto? Evitar las conclusiones refresca su cartelera.

Segundo, porque el texto del argentino Claudio Tolcachir es una obra maestra –quizás porque fue construido sin apuro desde la improvisación y no desde el papel y lápiz–. Así se entiende que la puesta en escena se haya paseado por el mundo desde que se estrenó en Buenos Aires en el 2005. Parece que tener familiares incompetentes es un asunto universal, de forma que la escena se convierte en un espejo que muestra a los espectadores un presente calamitoso o un futuro por evitar. No hay pierde con esta comedia negra. Vayan a verla.

Además…
Sepa más

“La omisión de la familia Coleman”

En: teatro La Plaza (Larcomar, Miraflores).

Duración: 111 minutos.

Dramaturgia: Claudio Tolcachir.

Dirección: Lucero Medina Hú.

Temporada: hasta el 28 de febrero.

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