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Temporada Alta: un festival que une Girona y Lima - 3
Enrique Planas

Lima siempre debe tener un festival de teatro. Y si las autoridades municipales no tienen la sensibilidad suficiente para entenderlo, otros actores tomarán esa responsabilidad. Es lo que sucede, felizmente, con la iniciativa de la Alianza Francesa de Lima, que decidió trasplantar la experiencia de Temporada Alta, festival surgido hace 24 años en la ciudad de Girona, en nuestra capital. Considerado uno de los centros neurálgicos de la actividad teatral en Europa, este festival catalán llega para poner en contacto la escena contemporánea del Viejo Continente con la febril actividad local.

Para Narcis Puig, el director y programador de Temporada Alta, esta primera edición limeña comenzará en pequeño para luego verla crecer junto con el público. “Es lo que pasó con nuestro festival en 1992, cuando empezamos con cuatro espectáculos para un fin de semana, mientras que ahora presentamos 105, a lo largo de 10 semanas de programación”, señala el teatrero español.     

¿Cómo un festival como Temporada Alta puede convertirse en un animador de la ciudad?
La ciudad y el público han crecido con el festival. Nuestro crecimiento es fruto de la relación con la ciudad. Girona es muy pequeña, que no llega a los cien mil habitantes. Desde el principio, el festival tenía el objetivo de convertirse en un espacio de referencia, donde pudieran verse los grandes nombres de la escena internacional, los valores reconocidos de la escena catalana, y las nuevas generaciones de creadores españoles. Esas son las tres patas sobre las que se apoya su programación. El camino se ha recorrido sin prisa, pero sin pausa, avanzando un poco cada año. Y si haces las cosas bien y ordenadas, y no cambias todo de un año para el otro, el público se va apuntando. Probará descubrir nombres que no conoce, confiando en que si los propone el festival será una experiencia interesante. Hoy, Girona es un polo de influencia teatral muy grande, uno de los focos más importantes en España. 

Antes de llegar a Lima, han desarrollado festivales con el mismo nombre en Buenos Aires y en Montevideo. ¿Por qué una fiesta tan ligada a una ciudad decide internacionalizarse? 
El festival ocurre en Girona y en su entorno. Sin embargo, desde hace bastante tiempo, nuestro objetivo no solo fue ser un festival de la ciudad, sino un espacio donde dar a conocer lo que pasa en el teatro catalán. Convertirnos en un lugar de encuentro entre compañías de afuera con artistas locales. Pensamos que, como festival de Cataluña, necesitábamos ayudar a las compañías catalanas no solo a presentarse en nuestra casa, sino también a ser conocidas más allá de nuestras fronteras. Empezamos con una iniciativa que llamamos Semana de Programadores Internacionales, donde invitábamos a un grupo de programadores teatrales de fuera a ver, durante una semana, las propuestas del festival. Luego pensamos que si queríamos enseñar nuestro teatro fuera, debíamos organizarlo directamente. Así, empezamos en el 2013 en Buenos Aires, en la sala Timbre 4, el teatro de Claudio Tolcachir, un viejo conocido del festival. A partir de allí, vimos que trabajando con rigor se pueden lograr excelentes resultados. Es el mismo caso de Lima, al trabajar junto con la Alianza Francesa. ¡Estamos con muchas ganas de ver qué pasa con el público de Lima! 

Más allá del idioma, ¿hay algo que caracterice o diferencie el teatro catalán del resto del que produce la península?
El teatro, en general, está mucho más relacionado con ciudades  que con países. En el caso de España, el teatro catalán es distinto del teatro castellano porque ha tenido otra historia. En los años setenta, al final del franquismo, hubo una renovación total del teatro en Cataluña, algo que no pasó en Madrid, por ejemplo. La dictadura, además de lo que supuso para toda España, en Barcelona cortó la tradición de la creación de textos teatrales en catalán. Estaba prohibido representar obras en catalán en los grandes teatros. Así, tras años vacíos en lo teatral, acabado ese período el teatro tuvo que reinventarse. Hubo una explosión de compañías catalanas en los setenta y ochenta. 

¿Como cuáles por ejemplo?
Pienso en grupos tan conocidos como Els Comediants o La Fura dels Baus. Otro factor que la diferencia es que, Cataluña, por su ubicación geográfica, por años estuvo mejor comunicada con Francia que con el resto de España. Hasta hace 20 años, desde Barcelona podías ir a todas las capitales europeas por autopistas, excepto a Madrid y a Lisboa. Y eso determinó que la profesión teatral en Cataluña haya mirado más lo que pasaba hacia el norte. Todo eso ha creado dos situaciones distintas entre el teatro castellano y el catalán que, por supuesto, siempre estarán relacionados.

¿Cuáles crees que son las preocupaciones del dramaturgo catalán actual? 
Ahora mismo, en el teatro catalán hay fenómenos variados. Pero lo que ha pasado es un ‘boom’ creativo gracias al trabajo de espacios dedicados específicamente a la creación textual. 

¿Hablas del trabajo de talleres de dramaturgia experimental que inició un autor como José Sanchis Sinisterra? 
Su Sala Beckett, claro, es el primer referente. Pero ahora hay más sitios, que han producido un estallido en la escritura teatral catalana. Puedo decirte que en los teatros oficiales se han estrenado más autores catalanes en los últimos 5 años que en los 25 anteriores. Asimismo, se están traduciendo textos y presentándose en muchos países. Hay un cambio en el modelo, digamos.  

¿Y qué podríamos decir de los otros tipos de teatro?
Al lado del teatro de texto, en Cataluña hay un polo de desarrollo de lo que podríamos llamar nuevos lenguajes o creación contemporánea. Hay una gran fuerza de grupos que están investigando en el campo del lenguaje teatral. Por ejemplo, está el trabajo de David Espinosa, que presentará en Lima, dentro del festival, “Mi gran obra”. Él trabaja en el Teatro de Objetos, con unos muñecos muy pequeños, propiciando que el público esté muy cerca para poder ver bien el espectáculo. Su trabajo tiene mucha investigación formal en los mecanismos de acercamiento al público. Hoy, en Cataluña destacan estas dos tendencias: el teatro de texto por un lado, y también muchas compañías dedicadas a la investigación del lenguaje teatral. 

MÁS INFORMACIÓN
Temporada: 
Del  8 al 18 de febrero.
Lugar: Teatro de la Alianza Francesa, Av. Arequipa 4595,  Miraflores.

Venta de boletos: Tu Entrada.

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