En el Perú, aún resonaban los aplausos por el triunfo de Sofía Mulanovich como campeona mundial de surf, cuando el 4 de diciembre del 2004, el país celebró otro momento histórico. Desde la isla de Sanya, en China, la trujillana María Julia Mantilla García fue coronada como Miss Mundo, superando a 106 candidatas de todo el planeta.
Después de anunciar a Miss Estados Unidos como segunda finalista, Julia Morley, presidenta del certamen, proclamó a la peruana de 20 años como la nueva soberana de la belleza mundial. “Cuando escuché Miss Perú, me emocioné demasiado”, recuerda Maju, quien llegó a la última etapa de la competencia con República Dominicana. Entre lágrimas de alegría y abrazos de sus compañeras, recibió la banda y la corona, símbolos de una meta cumplida. Luego, caminó por primera vez por la pasarela como Miss Mundo, sonriente y agradecida, mientras Lionel Richie, desde el centro del escenario, interpretaba “Dancing On The Ceiling”.
Maju se convirtió así en la segunda reina peruana en obtener esta prestigiosa distinción, 40 años después de la coronación de Madeleine Hartog.
“En ese momento, pensaba en todo lo que había vivido para llegar hasta allí. Solo quería contarles a mis padres que había ganado, abrazarlos y agradecer a quienes me apoyaron y creyeron en mí”, narra Mantilla con emoción.
Llegar a ese momento no fue fácil; Maju enfrentó numerosos desafíos desde el inicio de su participación. No dominaba el inglés, lo que dificultó su comunicación. Además, estar lejos de su familia y no contar con celulares para mantenerse en contacto hizo la experiencia aún más dura.
“En la entrevista personal, me puse nerviosa y mi inglés no era fluido, lo que jugó en mi contra. Al salir de la entrevista, lloré, pensando que lo había hecho mal”, admite. “Estando sola, me hacía falta algún mensaje de aliento de alguien cercano, pero en ese tiempo no había la tecnología para comunicarnos que hay ahora”, añade.
Su vestido, diseñado por Isa Torres, llegó a China apenas dos días antes de la final, enviado desde Perú gracias al ex director del Miss Perú Mundo, Tito Paz. Cada detalle de la participación de Maju fue un reflejo de trabajo en equipo, desde los zapatos confeccionados por un empresario trujillano hasta las semanas de preparación en la academia de su amiga Marina Mora.
“El jurado evalúa tu desenvolvimiento y comportamiento desde el momento en que llegas a la competencia. Una de las pruebas que más disfruté fue la deportiva, que incluía salto largo, velocidad, natación y un circuito con taburete. Quedé en tercer lugar. Desde niña, me ha apasionado el deporte; competí en atletismo representando a Trujillo y participé en varios campeonatos nacionales, aunque dejé de competir debido a una lesión”, comenta Maju.
Nacida para ser reina
Tras ganar los campeonatos nacionales de triatlón y pentatlón en el 2001, la conductora de “Arriba mi gente” se preparaba para regresar a los estadios de atletismo cuando una grave lesión en la rodilla izquierda la dejó fuera de la competencia. Al no poder practicar lo que más amaba, se refugió en los certámenes de belleza, que antes miraba con indiferencia. Las coronas comenzaron a llegar: primero, Miss Trujillo; luego, Miss Perú, y finalmente, en el 2004, fue elegida la mujer más bella del mundo.
“En cada competencia di mi 100%; siempre apuesto a ganar. En Miss Mundo, creí y confié en mis capacidades, y al final, lo logré. Tuve un año maravilloso de reinado. En julio del 2005, escalé durante tres días una montaña de 6,210 metros sobre el nivel del mar en Tíbet. Me preparé en Pastoruri y escalé con un grupo de artistas chinos muy reconocidos, ya que todo lo recaudado se destinó a una asociación que ayuda a niños con problemas de ceguera en China”, detalla.
Al obtener la corona del Miss Mundo, Maju ganó un premio en efectivo, además de un contrato exclusivo con una marca de ropa europea y una gira mundial trabajando por los más necesitados. “El dinero que recibí lo invertí en mi primer departamento; tenía 20 años, era un paso hacia mi independencia y en tener algo propio”, cuenta con satisfacción.
Regreso triunfal
La llegada de Maju al Perú tras su coronación fue apoteósica. “Cuando salí del aeropuerto en Lima, escuché a la gente gritar mi nombre. Fue abrumador y emocionante”, relata. “En Trujillo ocurrió lo mismo. Desde el aeropuerto hasta la Plaza de Armas, me hicieron sentir amada. Abracé cada saludo y muestra de afecto; me sentí llena y muy feliz”, confiesa.
El contraste entre la joven que partió y la reina que regresó fue notable. De repente, Maju se convirtió en una figura pública. Aprendió a enfrentar críticas y a desarrollar autoconfianza, lo que le permitió valorar su voz para visibilizar temas importantes en la sociedad.
“Explorar esto fue difícil al principio; las críticas duelen, pero luego te das cuenta de que no son tan graves. Aprendes a reírte de tus errores. Este proceso me ayudó a enfrentar cambios, desarrollar mis habilidades y fortalecer mi autoconfianza”, subraya.
Legado de Inspiración
A 20 años de aquel histórico momento, Maju sigue siendo la trujillana de siempre, pero ahora más madura y con nuevas experiencias.
“Lo que más valoro de ese instante no es solo la corona, sino la oportunidad de representar a mi país y demostrar que las metas, con esfuerzo y perseverancia, se cumplen”, remarca.