Nobel de la Paz Tahar Galai se presenta hoy en el Hay Festival
Nobel de la Paz Tahar Galai se presenta hoy en el Hay Festival
Laura Urbina

Ahmed Ben Tahar Galai, ganador del Premio Nobel de la Paz 2015, ha viajado más de 14 años para compartir con los peruanos su experiencia en la lucha por alcanzar la democracia y la paz en Túnez, país norafricano, que vivió dos dictaduras hace más de 46 años.

Aun cansado por el largo vuelo, el vicepresidente de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos y también periodista nos recibió en el lobby del hotel El Libertador para conceder una entrevista a El Comercio, una hora antes de ofrecer una conferencia a jóvenes en la V Feria Internacional del Libro de Trujillo, en la región La Libertad.

¿Cómo practicar la paz cuando hay viviendas que son bombardeadas y cuando el sicariato se convierte en nuestro pan de cada día?

La guerra siempre ha existido en el mundo y el hombre nunca se dio por vencido. Siempre intento buscar la paz. Siempre hay buenos hombres que buscan hacer la paz a pesar de los problemas. Para eso se necesita herramientas y mecanismos para lograr la paz. Primero tener un grupo político fuerte que pueda hacer presión. Además, siempre hay que intentar descubrir las razones de la guerra, por qué se dio la guerra, para poder combatirlas más adecuadamente. En comunidad hay que ir hacia una justicia social y hacia la felicidad en el mundo. Hay que denunciar los que venden las armas, los que alimentan la guerra. El periodismo tiene un rol importante en eso.

¿En ese mundo es más fácil hacer la guerra que la paz?

Para mí es más fácil hacer la paz porque soy un hombre de paz, un hombre de democracia. Pero somos conscientes que existe la guerra. Sabemos que existen problemas por eso siempre tratamos de incrementar nuestro circulo de paz a todo el pueblo, buscamos a los que le gustan la paz entre los jóvenes, los artistas, los periodistas, etc. Creo que las fuerzas de la paz siempre son más fuertes, la prueba es que la humanidad aún existe. Si la guerra fuera más fuerte ya hubiéramos desaparecido hace tiempo.

En ese sentido, ¿cómo cultivar la paz?

Es un largo proceso que debe empezar con la educación. Insisto sobre el rol del periodismo audiovisual, no hay que usar imágenes de la guerra porque la volvemos más trivial, algo normal. Las escuelas también pueden inculcar a los niños un espíritu de solidaridad y tolerancia. Es el rol de la escuela y de la familia; estos son medios para cultivar la paz, la educación y la concientización. También hay que actuar para una mejor justicia en el mundo, para que las diferencias entre los países disminuyan. Ya no deben existir personas excesivamente ricos y personas muy pobres, personas que trabajen y otras no.

Creo que hay dos maneras de alcanzar la paz, una que se logra mediante la educación, la cultura y hasta la filosofía. Cultivar la paz en el espíritu, lo que me hace recordar una linda frase que inicia la Carta de las Naciones Unidas: “Es en la mente de los hombres que la guerra nace, por eso hay que construir las fortalezas de la paz en la mente de los hombres”.

El Perú tiene más de 200 conflictos sociales, la mayoría vinculados a la minería y a los hidrocarburos. ¿Qué le recomendaría al gobierno peruano para que puedan resolverlos?

Primero no tengo que dar lecciones a nadie. Pero si tenemos puntos de vista. Primero la negociación, hay que reconocer el problema. El gobierno tiene que reconocer los problemas, en derechos humanos llamamos esto los deudores de obligación, aquellos que tienen la obligación.

Según las Naciones Unidas y los Derechos Humanos, el Estado tiene 3 obligaciones, deben respetar los derechos en general, protegerlos y establecer políticas para poner en práctica esos derechos. Entonces hay que empezar en respetar esos derechos. Si existe un conflicto hay que privilegiar las negociaciones y no la represión, buscando la paz social. Los dos protagonistas deben tener en mente a la negociación que les llevará a la solución. Hay que tener madera para la negociación y llegar a un diálogo social. También hay que tener una política para disminuir las diferencias y para que todos sean iguales. Por otra parte hay que cultivar la ciudadanía, es decir cuando el Estado me da mis derechos, yo también le debo el respeto, es reciproco. Es un trabajo que necesita todo un proceso.

¿Qué opina sobre el pacto de paz que ha iniciado el gobierno de Colombia y la FARC?

Es una muy buena acción, porque va a parar una violencia que duró demasiado tiempo. Ahora hay que poner en práctica ese acuerdo, no tiene que solo quedar en papel, las dos partes deben respetarlo y aplicarlo. Implementar herramientas que preserva la paz por mucho tiempo y que no sea flor de un solo día.

Acerca del presidente electo de Estados Unidos. ¿Considera que Donald Trump es una amenaza por el mundo?

Eso creo, porque antes de su elección ha dicho muchas cosas peligrosas, anunció que iba a levantar un muro entre pueblos que tienen que reconocerse, ha declarado que está en contra del aborto y de la mujer. Pertenece a una esfera financiera que por su propio interés puede poner el mundo en peligro.

Es un tipo de persona que no promete la paz, si no hay una presión interna en EEUU y un peso internacional de las Naciones Unidas podrá convertir al mundo como lo tenía el ex presidente Bush. Porque nosotros los árabes tenemos aún en mente las acciones de Bush y no podemos pensar en Trump sin pensar en Bush antes, quien acusó a Irak de poseer el arma nuclear para agrupar a muchos países e ir a destruir Irak. Tememos eso.

Cuando escucho al presidente electo Donald Trump que quiere poner un muro en su frontera, que quiere parar la migración, le dio que no se puede, lo único que va a lograr es que las personas sigan luchando por entrar al país y lo único que va a encontrar la muerte. Lo mismo sucedió en Europa, cuando la gente de Siria quiso escapar y pasar por el mar y murieron más de 20 mil personas.

¿Qué debería hacer el mundo para proteger a las víctimas de las guerras, a los inmigrantes?

La psicología humana va hacia la paz hacia la comunicación. En psicología, recuerdo una vieja lección que me enseñaron, a las personas les gusta escuchar las buenas palabras y filtran las malas palabras. Por ejemplo, cuando das una gota de lejía a un animal huye pero si le das una gota de miel se acerca. Entonces el hombre igual, es propenso a las buenas cosas, es propenso a la paz, a la amistad, las busca. El hombre por naturaleza es bueno. Quiere hacer buenas cosas. Entonces las personas van a desarrollar amor por la paz; amor por las relaciones con la personas, o sea con los vecinos, con los amigos de la escuela, etc. ¿Con quién nos volvemos malos? nos volvemos malos con los que no son buenos con nosotros. Entonces, las personas deben rechazar la guerra y combatirla. Tenemos que actuar para aislar las personas que hacen la guerra y hacer más grande a las personas que buscan la paz.

La inmigración es un problema internacional, que demuestra la hipocresía de los países ricos que cierran sus puertas a las personas que vienen de otros países a buscar un mundo mejor. No se puede parar la migración porque el hombre siempre ha buscado cosas mejores, ya sea personas, una mujer o trabajo.

Su país tuvo que luchar por 24 años para derrocar la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali ¿Cuál fue el rol del Cuarteto para el Diálogo Nacional de Túnez, organización a la que usted integra?

Hay que poner el contexto, había un bloqueo político enorme, muchas personas murieron, no había parlamento, no había constitución, no había elecciones, el país estaba en totalmente desorganizado. Entonces había esa idea del diálogo nacional integrado por cuatro organizaciones: la Liga de Derechos Humanos de Túnez, el Sindicato General de Trabajo de Túnez, la Confederación de Industria, Comercio y Artesanías y la Orden de Abogados de Túnez. (En el 2011) hicimos un mapa de ruta con tres ejes. Un eje electoral para restablecer las elecciones, un eje constitucional para reescribir la constitución y un eje gubernamental. Y eso salvó el país de la guerra civil, ese fue el rol del cuarteto, es decir que hemos puesto de lado los políticos para establecer la constitución, realizar las elecciones y conseguir un nuevo gobierno. Ha sido muy difícil porque tuvimos que negociar con todos los partidos políticos y llegar a compromisos. Lo hemos logrado y fue lo que nos permitió obtener el Premio Nobel de la Paz.

El régimen de Ben Ali fue el más violento y nos primó de nuestros derechos. Mi organización tuvo que luchar contra la opresión por mucho tiempo, sufrimos la represión del gobierno, de la policía, pero nunca nos callamos.

El vicepresidente de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos dijo que si bien acabaron con la dictadura, en Túnez tienen otros problemas que afrontar: el terrorismo y la  crisis económica.

Al final de su conferencia magistral ofrecida en la feria, Ahmed Galai fue asediado por jóvenes y adultos; ellos querían conversar y tomarse fotos. Muchos de ellos decían “no todos los días ves a un Premio Nobel en Trujillo”.

Ahmed Galí asegura que después de haber sido homenajeados, siguen siendo los mismos, con las ganas de seguir luchando por los menos favorecidos.

“Después de ser premiados no hemos cambiado, seguimos siendo los mismos, seguimos ayudando a los más necesitados, a las mujeres maltratadas y a los desnutridos. El Premio de la Paz es un reconocimiento mundial que demuestra que cuando el pueblo quiere algo lo puede obtener”.

El domingo regresa a Túnez pero vino para decirnos que sí es posible luchar por un nuevo mundo.

*Agradecimiento por la traducción a Mathieu Medina y Álvaro Lasso.

DATO

Este viernes 9 de diciembre de 4:00 p.m. a 5:00 p.m. Ahmed Galai conversará sobre inmigración con el periodista Arturo Wallace en el Teatro Municipal de Arequipa (Calle Mercaderes N° 239). 

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