La disminución de la diversidad de las especies es una crisis global que implica una reorganización a gran escala que afecta con más rapidez el hábitat de los océanos tropicales que en tierra firme, según un estudio que publica este jueves la revista Science.
Para elaborar este análisis global, los investigadores han empleados datos sobre la biodiversidad de más de 200 estudios, donde están representados los biomas principales. Un bioma es una zona geográfica donde hay grupos de animales y plantas que permanecen allí por la capacidad que tienen de adaptarse al entorno.
El autor principal del estudio, Shane A. Blowes, del Centro Alemán para la Investigación de Biodiversidad Integrante, y sus colegas encontraron patrones claros en la riqueza y la composición del cambio, donde los taxones marinos muestran índices mayores de modificación.
En particular, las zonas tropicales de los océanos se perfilaron como centros de pérdida de variedad de especies.
El análisis señala que, dado que la actividad humana está afectando la biodiversidad de una manera que diferente dependiendo de la parte del mundo, estos descubrimientos proporcionan una entendimiento biogeográfico de esos cambios que pueden contribuir a la establecer prioridades de conservación.
En un comentario sobre el estudio, Britas Klemens Eriksson , de la Universidad de Groningen, en Holanda, y Helmut Hillebrand, de la Universidad de Oldenberg, en Alemania, señalaron que “ha sido sorprendentemente difícil y controvertido encontrar señales de tendencias globales de la biodiversidad en el contexto de ecosistemas locales”.
Las proyecciones sobre la biodiversidad global a menudo difieren o incluso contradicen las tendencias más volubles que se observan a nivel local, explicaron los investigadores.
El análisis de estudios llevado a cabo por Blowes y su equipo no identificó una tendencia general de pérdida global de especies, sino que mostró que la composición del conjunto de especies se está reorganizando en escala global.
Esta reestructuración podría tener consecuencias graves para el funcionamiento de los ecosistemas, y las conclusiones indican que el estudio de la pérdida de biodiversidad y los esfuerzos para contrarrestarla deben adaptarse al contexto y la ubicación geográfica.
“Blowes y sus colaboradores enfatizan que la crisis global de biodiversidad, al menos por ahora, no es primordialmente acerca de una declinación sino acerca de una reorganización en gran escala”, apuntaron Eriksson y Hillebrand.