Cuando estamos en nuestro automóvil y pensamos cómo llegar a nuestro destino es común apoyarnos en Google Maps, Waze o Apple Maps, las famosas aplicaciones de navegación GPS. Ellas nos indicarán el camino para llegar al otro punto, el cual seguiremos al pie de la letra con confianza. Sin embargo, ello también generaría caos vehicular, porque es posible que estás apps estén usando rutas poco conocidas, casi vacías, que luego terminan abarrotadas.
Se estima que mil millones de conductores en el mundo utilizan estas aplicaciones y ello ha empezado a crear problemas de tráfico en zonas donde nunca había existido, las cuales incluso no están preparadas para recibir una buena cantidad de vehículos. Por ejemplo, Google Maps te recomienda un atajo con el fin de evitar tráfico en una avenida principal, pero varios usuarios siguen este aviso congestionando la vía. Lo mismo con Waze.
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Estos problemas han afectado grandes urbes como Los Ángeles, San Francisco en Estados Unidos, Valencia en España, entre otras. La situación está siendo estudiado por expertos como Jane Macfarlane, directora del Centro de Investigación de Ciudades Inteligentes de la Universidad de Berkeley, California. La investigadora a través de un artículo publicado en la revista Spectrum, del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Estados Unidos explica la problemática y cómo los expertos en urbanismo todavía no encuentran una solución.
“Estas aplicaciones son totalmente independientes. Adoptan una visión egoísta en la que cada vehículo compite por la ruta más rápida hacia su destino. Esto puede hacer que el programa, creyendo que te está haciendo un favor, acabe por crear una nueva congestión de tráfico en lugares inesperados”, sostiene Macfarlane.
“Cada proveedor recibe datos transmitidos a sus servidores solo desde los dispositivos de sus usuarios, lo que significa que la penetración de su aplicación influye en la comprensión de la realidad del sistema. Si la penetración de la aplicación es baja, el sistema puede tener una idea del tráfico muy sesgada al no obtener una buena representación de la congestión existente. Por lo tanto, tenemos varios jugadores que trabajan de forma independiente con información imperfecta y esperan que toda la red de carreteras esté disponible para absorber a sus usuarios en tiempo real”, argumenta.
La experta en Smart cities señala que estas aplicaciones no tienen en cuenta las características de las calles, salvo cosas básicas como límites de velocidad o cantidad de carriles que posee.
¿Es bueno seguir usando Google Maps y las otras apps para guiarnos ?
Macfarlane dice que el beneficio es a corto plazo, pero es necesario pensar en el sistema en conjunto, incluso, considerar el consumo de combustible y emisiones. Solo así se podrá utilizar de forma más eficiente estas aplicaciones.
"Debemos formar asociaciones público-privadas entre los proveedores de aplicaciones de navegación, las organizaciones de ingeniería de tráfico de la ciudad e incluso compañías de transporte como Uber. Compartir toda esta información nos ayudaría a descubrir la mejor manera de reducir la congestión y administrar nuestra movilidad”, sentenció.