Hablar de Ignacio López Tarso es referirse a una de las figuras más emblemáticas de la Época de Oro del cine mexicano. El artista que está cerca de llegar al centenario de vida se volvió un ícono de la pantalla grande tras protagonizar Macario, galardonada película basada en la novela del escritor B. Traven. No obstante, como toda persona, tiene una historia de lucha y esfuerzo detrás del éxito que vemos en pantallas.
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Desde muy pequeño, López Tarso quedó prendado del mundo de la interpretación, el cine y el teatro. Sin embargo, no podía disfrutarlo plenamente pues durante su infancia cambió varias veces de residencia a causa del trabajo de su padre, quien laboraba en el servicio de correos tras abandonar su carrera como militar.
Ya durante su juventud el actor tuvo que unirse a un seminario para continuar sus estudios, pues su familia enfrentaba serios problemas económicos como para enviarlo a un internado. Fue allí que tuvo contacto y una relación directa con la religión y el sacerdocio.
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¿IGNACIO LÓPEZ DE TARSO SE PREPARÓ EN UN SEMINARIO PARA SER SACERDOTE?
En el programa “El minuto que cambió mi destino”, don Ignacio, que en la actualidad tiene 97 años, expresó cómo fue la experiencia de llegar a un seminario no precisamente por vocación, sino por necesidad. Asegura que guarda los mejores recuerdos de aquella época.
“Cuando busqué seguir mis estudios, mi padre no tenía la suficiente libertad economía como para mandarme a un internado ni siquiera a Toluca”, le contó Ignacio López Tarso al periodista Gustavo Adolfo Infante, conductor del programa.
Afortunadamente, el padre del actor era amigo del sacerdote del pueblo y fue el párroco quien convenció a la familia para que el joven Ignacio ingresara al seminario para continuar estudiando. “Dijo: ‘Que vaya al seminario, yo le abro la puerta del seminario, ahí hay magníficos maestros. Va a estudiar mucho, hacen mucho deporte’, en un pueblo en Temascalcingo, en el Estado de México y me fui. Fueron días maravillosos en el seminario”, aseveró.
¿IGNACIO LÓPEZ DEJÓ EL SACERDOCIO PARA SER ACTOR?
Más allá de la aleccionadora experiencia, López Tarso nunca tuvo la vocación para dedicarse al sacerdocio, por lo que llegado un tiempo en el seminario le pidieron que abandonase los estudios que cursaba allí, pues le estaba quitando una plaza a un verdadero postulante a cura.
“Ahí estudié latín, estudié griego, humanidades, filosofía (...) Entonces, ya dije no, ya no porque yo no tenía vocación para ser sacerdote. Yo nunca pensé ser sacerdote. Un día el padre, el rector me dijo: ‘Mira, tú estás ocupando un sitio que la iglesia necesita para un joven que esté realmente interesado en ser sacerdote y tú no lo serás nunca’”, puntualizó.
A continuación la entrevista completa en el programa “El minuto que cambió mi destino”.