Desde el instante en que Netflix anunció que tomaría las riendas de la adaptación del aclamado manga de Eiichirou Oda, un aura de pesimismo se apoderó de las redes sociales. Sin embargo, la sorpresa llegó en forma de live-action que desafía las expectativas y supera cualquier preconcepción. La serie “One Piece” no solo convencerá a los fanáticos leales y a los conocedores del anime, sino también a aquellos que buscan un soplo de aire fresco y se encuentran con este título en el buscador de la plataforma de streaming. Bienvenidos a esta reseña SIN SPOILERS.
¿De qué trata “One Piece”? La trama sigue los pasos de Monkey D. Luffy, un joven que adquiere habilidades elásticas tras consumir una Fruta del Diablo, y se siente inspirado por el legendario pirata Shanks para navegar los océanos y descubrir el One Piece, el colosal tesoro del fallecido rey de los piratas, Gold Roger.
Confieso que, al igual que muchos, mis expectativas hacia esta serie eran bastante bajas, esperando algo en la línea de los decepcionantes live-actions de “Caballeros del Zodiaco” o “Avatar: el último maestro aire”. Sin embargo, me encontré sin palabras. Por lo menos sin palabras negativas.
Solo me queda afirmar que he quedado gratamente sorprendida, que la serie trasciende a los fanáticos del anime, llegando incluso a aquellos que no están familiarizados con la historia. A continuación, les explicaré por qué.
ANTES DE EMPEZAR, MIRA AQUÍ EL TRÁILER DE “ONE PIECE”
SI NO HAS VISTO EL ANIME, MEJOR MIRA EL LIVE-ACTION DE “ONE PIECE”
Para aquellos que están dando sus primeros pasos en el mundo de “One Piece”, el live-action se presenta como una invitación para sumergirse en una historia tan vasta como el mismo océano. Este universo complejo y estrafalario, repleto de personajes principales que irán revelándose a lo largo de los ocho episodios que conforman esta primera temporada, aguarda ser explorado.
Si tuviera que pintar su estilo con palabras, podría describirse como una amalgama entre “Piratas del Caribe” y “Alicia en el país de las maravillas”. Les prometo que es como si vieran por primera vez “Harry Potter” y quedaran enamorados con el Mundo Mágico.
Además, es la mejor forma de introducir a la historia de “One Piece”, porque el live-action logra todo lo que el anime no pudo alcanzar: una secuencia más resumida de los arcos (motivo por el cual siguen publicándose tomos incluso 26 años después) y un mejor hilado con los eventos posteriores (mediante la presentación más temprana de ciertos personajes y detalles que cobran importancia en el futuro).
Presentar un mundo tan complejo y tantas líneas narrativas puede llegar a confundir al espectador (como me sentí con la primera temporada de “The Witcher”), pero en este caso, han sabido realizarlo de forma paulatina y utilizando los flashbacks en paralelo. Lo que también genera más impacto cuando ciertos personajes toman determinadas decisiones.
Finalmente, el ritmo se mantiene dinámico a lo largo de la serie, con una excepción en el cuarto episodio titulado “The Pirates Are Coming”, donde se ralentiza de manera reminiscente a la distensión característica del anime.
Al final, esta primera temporada del live-action sirve como una perfecta introducción de los personajes (la tripulación de los sombreros de paja, la marina y los villanos), así como un pequeño vistazo del universo.
LOS FANÁTICOS DEL ANIME TAMBIÉN ESTARÁN SATISFECHOS
Para aquellos que ya están familiarizados con la travesía de “One Piece”, esta adaptación logra no solo capturar la esencia de los ambientes y las secuencias de acción, sino, lo más crucial, los mismos personajes.
Aunque en los avances iniciales se levantaron dudas sobre si las llamativas pelucas de colores concordarían con los actores que dan vida a figuras icónicas como Nami, Shanks o Zoro, la serie ha demostrado un compromiso destacable al capturar a la perfección la esencia de cada individuo: sus gestos, motivaciones y particularidades.
Personalmente, contemplar a Mackenyu en pantalla durante sus escenas me llevaban a exclamar: “Ese es exactamente Zoro Roronoa”.
Algo similar sintió Eiichirou Oda con la interpretación de Iñaki Godoy, quien dio vida al capitán de la tripulación y así se lo dejó saber cuando lo conoció por primera vez.
“Mi mayor preocupación era si podríamos encontrar a alguien como Luffy. Pero vi muchos videos de audiciones, y cuando te vi, empecé a reírme. Eres como el personaje que dibujé en mi manga. Intuitivamente pensé, ‘Ese es Luffy’. No me imagino a nadie más interpretando este papel”, le comentó a Godoy, lo que generó que se emocionara.
Esta aseveración es, de hecho, precisa. No solo debido a su aspecto larguirucho (en perfecta sintonía con el diseño del portador de la Fruta Gomu Gomu), sino también por su personalidad despreocupada, optimista, ingenua y, sin embargo, resuelta. Es evidente que los actores han invertido horas en sumergirse en los episodios del anime, estudiando minuciosamente a sus respectivos personajes.
Asimismo, el nivel de fidelidad y cuidado también se observa en la labor de los creadores y guionistas, quienes evidencian un profundo entendimiento del material original, incluso en sus momentos más recientes.
Este fenómeno se vuelve particularmente evidente en el arco de Arlong Park y la problemática de las Personas-Pez. Si bien esta historia forma parte del manga, se integra de manera más cohesiva en esta versión. Ahora, las acciones de la tripulación de Arlong cobran un sentido más profundo y trascendental, desplegando un trasfondo enriquecedor que va más allá de la etiqueta “malvados”.
En conclusión, esta adaptación del mundo de “One Piece” no solo reafirma el compromiso con la fidelidad a la fuente original, sino que también explora y enriquece aspectos previamente insinuados.
El resultado es un live-action que no solo aplacará las inquietudes de los seguidores acérrimos, sino que también los sorprenderá con matices y profundidad, contribuyendo a la construcción de un universo aún más vívido y completo.
Una invitación a todos los amantes del anime, y una oportunidad para aquellos que están por descubrirlo, a zarpar en una travesía que fusiona la nostalgia con la novedad, y la pasión por la historia original con una experiencia revitalizada.
Periodista de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Interesada en temas culturales como el cine y series. Actualmente se desempeña como redactora del Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio.