“Yo soy Betty, la fea” marcó un antes y un después en la industria de las telenovelas. La historia de Beatriz Pinzón Solano y su lucha por demostrar que todas las mujeres son más que belleza y buena presencia se ha convertido en uno de los melodramas más icónicos en la historia de la televisión.
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Ya han pasado 20 años desde que se emitió esta telenovela y sus personajes siguen siendo recordados como es el caso de Betty, Don Armando, La peliteñida y doña Marcela, que se convirtió en la antagonistas de la historia original de Fernando Gaitán.
El personaje de la novia celosa y controladora de Don Armando fue protagonizado por Natalia Ramírez. En 1999, la actriz colombiana tenía 33 años y hoy con 53 años, luce tan bella como aquella época de gloria.
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Aunque hayan pasado 20 años del éxito de “Yo soy Betty, la fea”, Ramírez continúa luciendo regia y en algún momento ha tenido un poco de ayuda del bisturí y sin duda, la recordada ‘Marcela’ no tiene reparos en hablar de su cirugías.
Pero si existe una de los arreglos y tratamientos estéticos del cual se arrepiente y es del botox. La colombiana ha contado la mala experiencia que vivió por esta decisión que tomo.
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LOS RETOQUES Y TRATAMIENTOS DE BOTOX
Hace un tiempo y en medio de una entrevista con el programa ‘La Red’ de Colombia, la actriz confesó que se operó la nariz, pues prácticamente se podía tocar la punta de esta con la lengua y, además, cuando estaba en el colegio se la fracturó al recibir un balonazo.
Además, mencionó que hace más o menos 4 años cayó en la tentación de inyectarse bótox. “Horrible, además de que es carísimo. Me dejó tiesa y quedé fatal”, confesó la actriz.
Sin embargo, volvió a intentarlo después con otro médico, aunque siguió sin estar convencida porque”termina siendo una cosa rara”, que no es cómoda tenerla en la piel; prefiere sus “arrugas” y tomar vitaminas.
¿CÓMO MANTIENE SU ESBELTA FIGURA?
Natalia siempre fue fanática del ejercicio. “Como a los 20 años estaba super obasesionada con el gimnasio. Hacía clases de aerobicos y muchas horas en el gimnasio… ya no”.
Antes de la emergencia sanitaria, la actriz contaba con una agenda recargada de eventos y no tenía tiempo para seguir un dieta, así que era cero fritos, cero azucar, sal o harina y comía seis veces al día.
Ahora que se encuentra trabajando desde casa ha retomado la dieta y el deporte en la comodidad de su hogar.
LA ESCENA QUE MARCÓ A NATALIA RAMÍREZ EN LA NOVELA
Ramírez, quien interpretó a la celosa prometida de Armando Mendoza, contó en una entrevista cuál fue la escena de “Yo soy Betty, la fea” que la marcó.
“Tengo varias, pero fue en la que me despido del personaje y es la escena, que dura casi 14 minutos, que es cuando Marcela le entrega Armando a Betty”, manifestó en el programa La Movida.
¿A QUÉ ESCENA SE REFIERE?
La actriz se refiere al instante en el que Betty y Marcela se reúnen. La accionista de Ecomoda decide contarle “una historia” que las involucra a ambas.
“Es una historia donde usted fue la protagonista, pero que desconoce. Una historia que pasó en el lapso de tiempo cuando se fue de Ecomoda y regresó de Cartagena. Empezó cuando usted me entregó la bolsa negra con todos recuerdos de Armando. Tan desesperante y dolorosa fue esa carta para usted como para mí, tanto así que que yo perdí el control”, empieza diciendo Marcela.
“Estaba ofendida por la falta de escrúpulos, por la aventura que había tenido con usted. Para mí era claro q todo se trataba de un juego, pero cuando lo enfrenté [a Armando], él me dijo algo que no creía y que para mí fue difícil de asimilar: ‘Que estaba perdidamente enamorado de usted’. Que en medio de ese juego había quedado atrapado y que la amaba y estaba dispuesto a enfrentarlo todo y a todos, pero usted ya no estaba, se había ido herida. Ni siquiera sabía dónde localizarla. Él enloqueció y quería morir y ser castigado, tanto que fui a rescatarlo a un bar donde casi lo matan”, prosiguió ante la atónita mirada de Betty.
Le dijo que, tras llevarlo a su casa herido, lo curó pensando que podía recuperarlo, pero todo fue inútil, pues a pesar de que durmió con ella, él pensaba en Pinzón. “Ese momento comprendí que lo había perdido desde hace mucho tiempo. Desde que había estado con esa mujer, no tenía nada que hacer y me obsesioné tanto de encontrarla, pero jamás pensé que la mujer que lo había apartado de mi lado era usted”.
“Me costó mucho aceptar que perdí a Armando por usted, pero la noche que terminamos, él fue claro en decirme que cuando había estado con usted, yo ya no estaba ahí, que él hacía mucho tiempo había dejado de amarme y que a la única mujer que amaba era usted”, siguió.
Al final ella, le pide que haga lo correcto y siga sus sentimientos. “Hasta hace dos horas lo perdí y dejé ir (…). Yo amo a Armando Mendoza, pero también entiendo que el amor no puede ser egoísta, que amar es desear el bien: conmigo o sin mí”.