Esto está que arde. La quinta temporada de ‘The Crown’, la popular serie de Netflix sobre la realeza británica, se estrenó esta semana. Son los primeros episodios que se emitan tras la muerte de la reina Isabel II que abordan los años más complicados a los que la difunta soberana tuvo que enfrentarse: la década de los 90. Entre estos escándalos, los más sonados y mediáticos fueron los divorcios de tres de sus hijos que hicieron tambalear a la familia real británica.
- La princesa Ana del Reino Unido se casó con el capitán Mark Phillips en la Abadía de Westminster el 14 de noviembre de 1973 y se divorciaron 19 años después. Tuvieron dos hijos: Mark y Zara. Pese a ello, la única hija de Isabel II volvió a casarse solo unos meses después con el vicealmirante sir Tim Larurence. Se volvió a casar el 12 de diciembre de 1992.
- También en 1992, el príncipe Andrés de York se separó de Sarah Ferguson para luego divorciarse de ella en 1996. El tercer hijo de la reina Isabel II se casó en 1986 y tuvo dos hijas: las princesas Beatriz y Eugenia. Unas fotos de Sarah con un ejecutivo estadounidense diezmaron en un inicio la relación de ésta con la familia real británica. Pese a estar separados más de 25 años, Sarah vive en Royal Lodge, la propiedad en Windsor en la que reside su exesposo.
- Pero si hay una separación que marcó a la realeza británica fue la de Carlos y Diana de Gales. Ambos protagonizaron una boda de fantasía el 29 de julio de 1981, pero en menos de una década, el matrimonio empezó a desmoronarse hasta que en 1992 se anunció su separación. En 1996, un año antes de la muerte de Lady Di en un accidente de tránsito en París, la pareja se divorció. El rey Carlos se casó en 2005 con Camila, que también estaba divorciada.