1 de 9Mario Broncano. Foto: GEC Archivo Histórico
Mario Broncano
Mario Martín Broncano Gómez creció en el populoso barrio obrero de La Victoria, desde muy pequeño se ganaba la vida cuidando autos en el Mercado Municipal, cargaba las bolsas de las compras y con eso lograba llevar un poco de monedas a casa, donde las carencias, eran pan de cada día. Su destino, ya parecía estar escrito.
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Mario Broncano. Foto: GEC Archivo Histórico
Mario Broncano
Ya en la adolescencia el deseo de tener más dinero hizo que tome decisiones equivocadas y se apoderara de lo ajeno, hasta que a los 12 años fue capturado por la Policía Nacional e internado en el Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima, popularmente conocido como ‘Maranguita’. Pero el boxeo lo llevaba en las venas, el chico de Magdalena se proyectaba como la gran promesa del boxeo en el Perú.
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Mario Broncano. Foto: GEC Archivo Histórico
Mario Broncano
Inicialmente participó con mucho éxito en el Campeonato Guantes de Oro. Posteriormente en 1985 fue llamado a la preselección nacional para participar en los Juegos Bolivarianos, pero fue separado por estar implicado en actos contra la moral. A los 19 años llegó a ser campeón sudamericano amateur de la categoría peso gallo y en 1998 estuvo a poco de viajar a las Olimpiadas de Seúl, pero los fantasmas del vicio lo traicionaron y terminó en el penal de Lurigancho.
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Mario Broncano. Foto: GEC Archivo Histórico
Mario Broncano
Tras su salida Mario Broncano buscó rehacer su vida. La llegada de sus hijos Ernesto y Carmen, parecía hacerle reconsiderar su existencia de otra manera, pero cuando buscaba ganarse el sustento lejos de la delincuencia y el mal vivir, se enfrascó en una pelea con un vendedor de frutas el los alrededores del mercado, quien hizo que perdiera el ojo izquierdo y toda posibilidad de retomar su carrera deportiva, a causa de un golpe en la cara con un palo.
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Mario Broncano. Foto: GEC Archivo Histórico
Mario Broncano
Estuvo mucho años interno en la cárcel, pero salió ya con otra mira, la de la vida fácil y tormentosa a la vez. En el 2012, el ídolo en desgracia, puso de manifiesto que hay momentos en que se puede caer más profundo, y fue capturado nuevamente por la Policía Nacional, inculpado esta vez, de asalto a la dueña de una bodega en el distrito de La Victoria. La Segunda Sala Penal condenó al boxeador a nueve años de prisión.
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Mario Broncano. Foto: GEC Archivo Histórico
Mario Broncano
Luego de aquella pesadilla, Mario deseaba recuperar el tiempo perdido y soñaba con volver a subirse a un ring; aseguraba haber dejado las drogas. Estaba comprometido a compartir los secretos del deportes del box a los más pequeños, para que no sigan el mal ejemplo que lo llevó a el, a pasar momentos muy difíciles; y del mismo modo poder sacar adelante a su familia; pero la vida nuevamente lo golpeó.
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Mario Broncano. Foto: GEC Archivo
Mario Broncano
Broncano marcó un antes y un después en el box peruano, ya que se consagró campeón sudamericano amateur en 1987, pero debido a los malos pasos, no pudo llegar a la fama deportiva. Su delgada figura no pasa desapercibida por las calles de Magdalena, su imagen temerosa, resalta en el barrio; es Mario Broncano, el que pudo ser un grande del boxeo peruano y terminó siendo un celebre delincuente.
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Mario Broncano y Jonathan Maicelo. Foto: Reproducción Panamericana TV
Mario Broncano
El año pasado tuvo un altercado con Jonathan Maicelo, ambos personajes aparecieron en la escena pública y sucedió lo menos pensado. El ex boxeador Mario Broncano visitó a Jonathan Maicelo en su gimnasio para discutir algunos temas. Sin embargo, ambos protagonistas casi terminan peleándose frente a las cámaras, no sin antes cruzar palabras de grueso calibre, como si se tratasen de jabs, directos o ganchos a la vida.
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Mario Broncano. Foto: GEC Archivo Histórico
Mario Broncano
El tiempo ha transcurrido, se acabaron los días encerrado en un penal, las cicatrices han quedado como marcas en su piel y él no se inmuta por ocultarlas; como si ellas le recordaran los lugares por donde transitó, aquellos malos pasos que dio. Hoy a sus 55 años, Mario sigue deambulando por las calles de Magdalena, ocasionalmente se dedica a lavar y cuidar autos. La promesa que un día fue para el boxeo peruano, hoy esta al borde de knock out, esperando tan solo, que alguien le tire la toalla.