Cuando el príncipe Carlos de Gales se convierta en rey su esposa también llevará una corona. Durante años se ha creído que Camila de Cornualles, por respeto a la memoria de la princesa Diana de Gales, tendría que resignarse con el título de princesa consorte. Pero fue la propia reina Isabel II del Reino Unido que dejó claro que quiere que su nuera tenga el título de reina cuando Carlos sea coronado.
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No pasó lo mismo con su esposo, el difunto príncipe Felipe de Edimburgo, que tuvo que renunciar a los títulos de príncipe de Grecia y de Dinamarca para casarse con ella. Asimismo, no fue proclamado rey cuando Isabel II fue coronada en 1953. En 1957, la reina le concedió únicamente el título de príncipe y él lo conservó hasta el último día de su vida. Pero, ¿cómo se explica esta aparente injusticia?
Por qué Camila será reina y Felipe no lo fue
La razón por la que Felipe nunca fue proclamado rey consorte se debe a una antigua tradición: desde siempre, en la familia real británica “la esposa del rey se llama reina consorte, pero el esposo de una reina se denomina príncipe consorte y no rey consorte”, explica un experto para Harper’s Bazaar.
Tampoco fue rey el esposo de la reina Victoria, Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha. Lo cierto es que nunca ha habido un rey consorte en la realeza británica y ese hecho se debe a una costumbre. Se trata sencillamente de una norma no escrita según la cual únicamente puede ser rey el heredero del trono al que se transmite la corona, mientras que una esposa de un soberano sí que puede ser reina.
De hecho, en lo que a su equivalente del género femenino se refiere, siempre se ha preferido utilizar el título de reina consorte en lugar del de princesa consorte. Esta viene a ser la regla general en la mayoría de realezas europeas.