Una excursionista quedó atrapada boca abajo después de intentar recuperar el teléfono que se le cayó. (NSW Ambulance/Facebook)
Una excursionista quedó atrapada boca abajo después de intentar recuperar el teléfono que se le cayó. (NSW Ambulance/Facebook)
Oscar Guerrero Tello

Un paseo por la naturaleza puede convertirse en una vivencia inolvidable por motivos imprevistos, y eso fue lo que experimentó Matilda Campbell, una chica de 23 años que, en un instante de descuido, quedó atrapada boca abajo entre piedras, provocando una operación de rescate que se prolongó durante 7 horas. Esta historia, sucedida en el Hunter Valley de Nueva Gales del Sur, Australia, nos hace conscientes de cómo un pequeño fallo puede acarrear repercusiones más graves. Sin embargo, también resalta el coraje y la colaboración grupal de los rescatistas que, a pesar de todo pronóstico, consiguieron rescatarla.

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El accidente: un teléfono perdido y una caída peligrosa

Matilda Campbell se encontraba disfrutando de una caminata con amigos cuando su teléfono se le escapó de las manos y cayó en una grieta de casi 3 metros de profundidad. En su intento por recuperar el dispositivo, Campbell perdió el equilibrio y resbaló, quedando atrapada entre dos rocas, con la cabeza hacia abajo. Este desafortunado incidente fue un golpe de realidad para ella y sus acompañantes, quienes, tras varios intentos fallidos de liberarla, decidieron llamar a los servicios de emergencia.

La situación no era nada sencilla: la joven estaba completamente atrapada, inmovilizada por el peso de las rocas y la estrechez del espacio en el que había quedado encajada. A partir de ese momento, comenzaron 7 horas de angustia mientras equipos de rescate luchaban por liberar a Campbell.

Equipo trabaja para rescatar a excursionista. (NSW Ambulance/Facebook)
Equipo trabaja para rescatar a excursionista. (NSW Ambulance/Facebook)

El rescate: colaboración entre múltiples agencias

El rescate de Matilda Campbell no fue una tarea fácil. Equipos de emergencia de varias agencias acudieron al lugar, incluyendo el Servicio de Ambulancias de Nueva Gales del Sur, equipos de rescate especializados y bomberos. Según Peter Watts, un paramédico con 10 años de experiencia en rescates, la operación fue una de las más complejas que había presenciado. “En mis 10 años como paramédico de rescate, nunca había enfrentado un trabajo como este”, comentó en una declaración oficial. La naturaleza del terreno y la posición de la joven hacían que cualquier movimiento fuera arriesgado, lo que requería una precisión absoluta por parte de los rescatistas.

Uno de los mayores desafíos fue mover las rocas que mantenían atrapada a Matilda. Entre ellas, había una roca que pesaba casi 500 kilogramos, y su extracción era esencial para permitir el acceso a la joven sin poner en riesgo su vida. Además, los equipos de rescate instalaron un marco de madera alrededor de ella para asegurarse de que las rocas no se movieran durante la operación, lo que podría haber empeorado la situación.

Cada segundo contaba. Los equipos trabajaron con una sincronización perfecta, donde cada agencia tuvo un rol crucial en el desenlace exitoso del rescate. La coordinación fue clave para evitar que los esfuerzos de rescate se convirtieran en un peligro adicional. La tensión era palpable, pero el equipo de rescate mantuvo la calma y la determinación para liberar a la joven.

El desenlace: una historia de éxito

Finalmente, después de 7 agotadoras horas de trabajo, Matilda fue liberada de su prisión de rocas. Afortunadamente, la joven salió con solo algunos moretones y rasguños menores, una verdadera hazaña considerando la magnitud del incidente. “Fue un desafío, pero increíblemente gratificante”, declaró Watts, orgulloso del resultado.

El final feliz del rescate dejó a Matilda enormemente agradecida. En los comentarios de una publicación del Servicio de Ambulancias de Nueva Gales del Sur, la joven expresó su gratitud: “Gracias al equipo que me salvó. Ustedes son literalmente salvavidas... aunque lamentablemente, el teléfono no corrió con la misma suerte”. El dispositivo que había provocado todo el incidente fue el único “perdido” en esta historia, pero su recuperación ya no parecía tan importante comparado con la vida salvada.

SOBRE EL AUTOR

Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.

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