A veces, la vida nos sorprende de maneras que ni en nuestros sueños más locos podríamos imaginar. Esta es la historia de una trabajadora de supermercado en California que, con solo hacer un turno extra, terminó convirtiéndose en millonaria. Aunque podría sonar a una historia de película, lo cierto es que a veces, una decisión pequeña puede cambiarlo todo.
Rebeca González recibió la llamada que a nadie le gusta recibir en un fin de semana libre: la tienda estaba corta de personal y su jefe le pidió que fuera a echar una mano por unas horas. Ese turno extra sería el que le cambiaría la vida.
Con todo el ajetreo de clientes durante el fin de semana del Labor Day, González no pudo cumplir con su plan de comprar un raspadito de lotería en su hora de almuerzo, como le contó a The Times en una entrevista. Al final, casi se olvida de hacerlo, pero terminó comprando uno justo antes de salir del trabajo.
Cuando lo rasca, descubre que había ganado un millón de dólares. “Solo se lo conté a una persona en el trabajo, y fue al gerente, que quería que me quedara hasta tarde en un día festivo”, comentó. “No lo podía creer”, añadió al citado medio.
González solía comprar Scratchers dos veces al mes, y lo más que había ganado en su vida eran 50 dólares. Era una tradición que su padre había seguido siempre, y ella lo hacía más por la emoción de pensar “qué hubiera pasado si...”. Nunca imaginó que un día terminaría ganando un millón de dólares.
Y pensar que casi no compró un raspadito ese día. “Quería, obviamente, estar en casa con mi familia porque planeamos hacer una barbacoa”, dijo González a la Lotería de California.
De hecho, la única razón por la que González se animó a comprar un raspadito ese día fue porque encontró un billete de US$10 en su bolsillo, el cambio que le había sobrado de un raspado que su hija había comprado. Después de encontrar el billete, decidió aprovecharlo y comprar un raspadito durante su hora de almuerzo.
Pero como la tienda estaba tan llena, casi olvida su plan hasta que, al final del día, sintió los 10 dólares quemándole el bolsillo mientras caminaba de regreso a su auto. Decidió regresar a la tienda, compró el Scratcher y empezó a rascar los espacios del juego. Fue entonces cuando descubrió que había ganado un millón de dólares.
Antes de su victoria, la vida de González como madre trabajadora era una rutina que consistía en levantarse temprano para llevar a sus dos hijos a la escuela, luego ir a trabajar durante el día y, por la noche, asistir a clases en el Mt. San Antonio College para convertirse en radióloga.
Ahora, su familia tiene una oferta para una casa de cinco habitaciones, gran parte de su deuda está saldada, y González ha presentado su renuncia con dos semanas de antelación para poder concentrarse en sus estudios. Es un cambio radical respecto a su infancia, cuando su familia luchaba por llegar a fin de mes, como ella misma recordó.
Cuando compartió la noticia de su victoria con su familia, González dijo que todos lloraron de la emoción. Después, pasó por un proceso de verificación, y según contó, el personal de la Lotería de California le dijo que había una grabación en video de ella saltando de alegría afuera de la licorería local, donde verificó su tarjeta rasca y gana.
Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.