Según el Dr. Zain Hasan, anestesista de Los Ángeles, Estados Unidos, los medicamentos de uso común, tanto recetados como de venta libre, podrían estar aumentando el riesgo de demencia sin que muchas personas lo sepan. Este trastorno afecta a millones de personas en todo el mundo, privándolas de sus recuerdos y autonomía.
Aunque factores como fumar o beber en exceso son conocidos por elevar este riesgo, el profesional señala que ciertos medicamentos también pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de esta enfermedad.
Entre los medicamentos relacionados con la demencia se encuentran los antihistamínicos y anticolinérgicos, utilizados para tratar alergias, fiebre del heno y otras afecciones.
Según el medio Daily Mail, un estudio de 2015 que siguió a más de 3400 personas durante 18 años encontró un vínculo entre dosis altas de anticolinérgicos y un mayor riesgo de demencia. Un análisis posterior de 2024, basado en datos de más de 700 mil pacientes, confirmó que el uso prolongado de antihistamínicos aumenta este riesgo de forma proporcional a la dosis.
Los opiáceos, ampliamente utilizados como analgésicos para el dolor crónico o tras cirugías, también se han asociado con la demencia. El Dr. Hasan destacó que su efecto sedante prolongado puede tener consecuencias negativas en el cerebro.
Un estudio de 2024, con más de un millón de participantes, encontró que quienes tomaban opiáceos tenían un 15% más de probabilidades de desarrollar demencia.
El omeprazol, un inhibidor comúnmente recetado para tratar la acidez estomacal, es otro fármaco cuestionado por Hasan.
Los especialistas sugieren que su consumo prolongado puede aumentar la acumulación de proteínas dañinas en el cerebro y dificultar la absorción de nutrientes esenciales como la vitamina B12, vital para la salud cerebral.
Por otra parte, una investigación de 2023 publicada en Neurology, las personas que usaron estos medicamentos durante más de cuatro años presentaron un 33% más de riesgo de desarrollar demencia.
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Las benzodiazepinas, medicamentos utilizados para tratar la ansiedad, el insomnio y las convulsiones, también podrían ser peligrosos si se toman por períodos prolongados.
Investigaciones han demostrado que su uso durante más de seis meses aumenta el riesgo de Alzheimer hasta en un 84%. Estos fármacos adormecen el sistema nervioso central. El Dr. Hasan, por su parte, advierte que pueden tener efectos perjudiciales en el cerebro a largo plazo.
Finalmente, los antidepresivos tricíclicos (ATC), aunque menos comunes que los ISRS, también han sido vinculados a la demencia.
El Dr. Hasan explicó que la mayoría de los medicamentos relacionados con esta enfermedad tienen en común que afectan directamente al cerebro, ya sea cruzando la barrera hematoencefálica o induciendo sedación prolongada.
Asimismo, aconsejó a quienes toman estos medicamentos hablar con un médico antes de interrumpirlos, ya que suspenderlos abruptamente puede ser peligroso. También alentó a las personas preocupadas por el riesgo de demencia a consultar con profesionales de la salud para evaluar sus opciones y minimizar los riesgos.
