El coronavirus ha trastocado la vida de millones de personas en el mundo. Un caso es la historia de Mary y Steve Daniel, una pareja en Florida, Estados Unidos, que no pudieron verse durante mucho tiempo debido a la expansión del COVID-19.
Steve está en la primera fase del Alzheimer. Se encuentra en una unidad especializada para la memoria en un asilo de ancianos y desde que se desató la pandemia no se permiten las visitas de familiares, siguiendo las indicaciones del gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Su esposa Mary, sin embargo, está determinada cumplir una promesa que le hizo. “Le dije que estaré allí, tomando su mano”, contó de cuerdo a FirstCoast News. “Intentamos una visita. Él solo lloró. No puedes explicárselo”, agregó la mujer.
Otras familias enfrentan el mismo desafío, ver cómo la salud física y mental de sus seres queridos, con demencia, se ve afectada por el confinamiento y la falta de contacto.
Un nuevo trabajo
Después de que su historia se difundiera a través de los medios de comunicación, el asilo le dio una facilidad para poder mantener contacto con su esposo. “Aprecio la oportunidad”, comenta sobre su nuevo trabajo como lavadora de platos.
Y es que finalmente, después de 114 días sin ver a su esposo, pudo estar cerca de él. “Estaba lloroso. Tocó mi rostro, incluso con la máscara puesta”, contó la mujer al medio estadounidense.
Mary Daniel está preocupada por la orden ejecutiva que agrega otros 60 días a la prohibición de visitas a los asilos, que serían que en total, seis meses de separación. En tal sentido, ha convocado a través de Facebook, a un grupo “Caregivers for Compromise- because isolation kills too”.
Su objetivo es convencer al gobernador de Florida que es posible realizar visitas seguras, es decir, sin posibilidad de contagio de Covid-19, a los asilos de ancianos.