Gislayne Silva de Deus, de 36 años, ayudó a arrestar al asesino de su padre Givaldo José Vicente de Deus. (PCRR)
Gislayne Silva de Deus, de 36 años, ayudó a arrestar al asesino de su padre Givaldo José Vicente de Deus. (PCRR)
Oscar Guerrero Tello

La historia de Gislayne Silva de Deus es una de determinación, dolor y justicia. A la edad de nueve años, presenció el asesinato de su padre, Givaldo José Vicente de Deus, a manos de Raimundo Alves Gomes, un hombre que lo asesinó a sangre fría por una deuda de tan solo 25 dólares en Boa Vista, Brasil. Aquel fatídico día de febrero de 1999 marcó la vida de Gislayne para siempre, pero también encendió en ella una promesa que cumpliría 25 años después: llevar ante la justicia al hombre que le arrebató a su padre.

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El asesinato que cambió todo

Givaldo, de 35 años, se encontraba en su barrio de Asa Branca jugando al billar cuando Raimundo Alves Gomes apareció exigiendo el pago de una deuda. Según los informes, Givaldo intentó resolver el problema ofreciéndole a Alves Gomes un congelador en lugar del dinero, pero el asesino rechazó la oferta y abandonó el lugar, solo para regresar 30 minutos después armado con una pistola.

Lo que siguió fue una confrontación física entre ambos hombres, que culminó en un disparo fatal que acabó con la vida de Givaldo. A pesar de ser trasladado rápidamente al hospital, Givaldo murió a causa de sus heridas. Ese día, Gislayne, junto a sus tres hermanas y un hermano menor de solo dos años, quedaron huérfanos de padre.

Una promesa de justicia

El brutal asesinato no solo dejó una cicatriz profunda en la familia, sino que también encendió en Gislayne un sentido de justicia inquebrantable. Con solo nueve años, prometió que algún día atraparía al hombre que le quitó la vida a su padre. Esta promesa sería el motor que impulsaría toda su vida. Aunque inicialmente comenzó a estudiar para ser abogada, más adelante decidió tomar el examen de ingreso a la policía. Su objetivo no era otro que cumplir con la promesa que se había hecho a sí misma y a su padre.

Con el tiempo, Gislayne se unió a las fuerzas policiales como oficial penitenciaria. Mientras desempeñaba ese rol, no podía dejar de imaginarse el día en que vería al asesino de su padre llegar a prisión para cumplir su condena. Ese pensamiento, esa esperanza, fue su compañera durante años.

La captura del asesino

Aunque Raimundo Alves Gomes fue condenado por el asesinato en 2013, no fue hasta 2016 que un mandato de arresto fue emitido contra él. El criminal había estado prófugo durante varios años, evadiendo la justicia y prolongando el dolor de la familia de Gislayne. Sin embargo, ella no dejó que el tiempo ni las dificultades la detuvieran. Trabajando incansablemente en la División General de Homicidios (DGH), Gislayne reunió información crucial sobre el paradero de Alves Gomes, rastreándolo hasta finalmente lograr su arresto el 25 de septiembre de 2024.

Cuando finalmente se encontró cara a cara con el hombre que había destruido a su familia, Gislayne le dijo con firmeza: “Es por mí que estás aquí, y pagarás, aunque sea mínimo, vas a pagar.” Esas palabras no solo representaban la culminación de su misión de justicia, sino también el cierre de un ciclo de dolor que había durado más de dos décadas.

El impacto en su vida y en su familia

Tras la captura de Alves Gomes, Gislayne expresó lo que significaba este momento para ella y su familia: “Con su arresto, limpié mi alma y la de toda mi familia. Fue el fin de un ciclo. Hoy tenemos paz y la sensación de que se hizo justicia.” Aunque sabía que nada podría traer de vuelta a su padre, el hecho de que su asesino finalmente cumpliera la condena que había eludido durante tantos años era un alivio para todos.

Gislayne de Deus (en la foto, segunda desde la izquierda) dijo que arrestar al asesino de su padre había "limpiado su alma". (Balanço Geral)
Gislayne de Deus (en la foto, segunda desde la izquierda) dijo que arrestar al asesino de su padre había "limpiado su alma". (Balanço Geral)

Un sistema de justicia fallido

El caso de Givaldo y Gislayne no solo pone en evidencia la resiliencia de una familia, sino también las fallas del sistema judicial brasileño. A pesar de ser condenado en 2013, Alves Gomes logró evadir la justicia por varios años debido a errores y retrasos inexplicables en el proceso judicial. Fue liberado de la custodia antes de su juicio y la corte de Roraima no emitió un mandato de arresto hasta tres años después de la condena.

Este tipo de demoras prolongó innecesariamente el sufrimiento de la familia, quienes esperaron casi 25 años para ver justicia. Sin embargo, Gislayne nunca perdió la esperanza ni su convicción de que algún día vería a Alves Gomes tras las rejas.

Las imágenes mostraron a Gislayne finalmente enfrentándose cara a cara con el asesino de su padre en la estación de policía después de que ella ayudó a arrestarlo. (Balanço Geral)
Las imágenes mostraron a Gislayne finalmente enfrentándose cara a cara con el asesino de su padre en la estación de policía después de que ella ayudó a arrestarlo. (Balanço Geral)

Finalmente, el 26 de septiembre de 2024, Raimundo Alves Gomes fue presentado ante un juez, quien confirmó su condena y ordenó su traslado a prisión para cumplir su sentencia. Aunque la captura de su padre no puede revertirse, la determinación de Gislayne le permitió cerrar un ciclo de dolor y hacer que el asesino pague por su crimen.

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SOBRE EL AUTOR

Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.

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