Algunos jóvenes con enfermedades raras o pocas conocidas se ven imposibilitados de llevar una vida normal, ya sea por temor, complicaciones con su salud, entre otros factores. Katie Harpur, una mujer que necesitaba ir al baño por lo menos 30 veces al día, es una de estas personas. Tras ser diagnosticada con la enfermedad de Crohn, se sometió a una operación para que le coloquen una bolsa de ostomía y hoy su vida cambió para bien.
Cuando tenía 14 años, Katie Harpur, natural de Belfast, Irlanda del Norte, empezó a experimentar náuseas y dólares cada vez que comía. Estos recurrentes episodios le provocaban vómitos y llegó a pesar poco más de 30 kilos.
“Al principio, sospecharon que yo era bulímica porque mi peso bajó”, dijo la joven enfermera en declaraciones que recoge Independent.
Durante sus primeras citas médicas, los doctores atribuyeron esos síntomas a un trastorno alimenticio y hasta la llamaron “hipocondriaca”. Sin embargo, la joven sabía que algo andaba mal.
Con el transcurrir de los meses, la salud de Katie se vio seriamente afectada, al punto que debía ir 30 veces al baño diariamente, pese a sus dificultades para caminar.
“Solía necesitar ir al baño hasta 30 veces al día y no podía salir y socializar por temor a que no hubiera instalaciones cerca”, recordó la joven, que actualmente tiene 25 años.
Diagnosticada con la enfermedad de Crohn
En el 2014, cuando tenía 16 años, fue ingresada a un hospital local de urgencia y allí estuvo durante dos semanas. Tras practicarle una colonoscopia y otras pruebas, los médicos le diagnosticaron la enfermedad de Crohn, una afección por la cual resultan inflamadas partes del tubo digestivo, según explica Medline Plus.
Esta afección es controlable, pero no curable y sus principales síntomas son dolor abdominal con cólicos, fiebre, fatiga, falta de apetito y pérdida de peso, entre otras.
Cuando tenía 21 años, en junio del 2019, se sometió a un procedimiento para que los médicos le coloquen una bolsa de ostomía temporal. Sin embargo, meses después, en enero del 2020, este dispositivo -que actúa como medio de recolección de desechos- le provocó algunas complicaciones.
Finalmente, en junio del 2022 decidió colocarse esta bolsa de forma permanente y, desde entonces, su vida “ha cambiado”, según asegura.
“Espero que la gente pueda ver mi experiencia y saber que las bolsas de estoma no dan miedo, la mía ha mejorado mucho mi vida y me ha permitido comenzar a disfrutar de la vida nuevamente”, reveló.
La joven enfermera ha vuelto a sociabilizar con amigos y piensa viajar en los próximos meses. Por lo pronto, ya tiene planificado visitar en septiembre de este año a Japón.